En un mundo como el que vivimos, tanto los que manejamos lo digital como los que no lo hacemos, vemos que lo que llamamos realidad termina sumergida y conformada por ese mundo digital. La pandemia que padecemos no sería lo que es si no estuviésemos justamente viviendo este momento de la civilización que podemos caracterizar como digital y del movimiento. Las noticias hubiesen llegado con mucha mayor lentitud, de manera que la epidemia hubiese sido más zonal. Es decir, el hecho de que las noticias hoy día, como se dice, se transmitan en “tiempo real”, hace que en el mismo momento que sucedían las cosas en Oriente estemos al tanto en Occidente, inmediatamente, incluso en el mismo momento. Se ha dicho también que este virus viaja en avión, en barco, de país en país, se transporta de manera horizontal en más de un sentido, tanto por las características del virus, como por su desplazamiento, al cual contribuimos los seres humanos que somos sus transportadores. Este es un mundo inmediato, instantáneo, la epidemia en China la tememos en América, y es así, nos enteramos inmediatamente que corremos ese peligro.

Por eso se toma esta medida de la cuarentena casi global, porque se trata de “detener” esta civilización del movimiento, como bien dice Alessandro Baricco en el reportaje que le hace vía internet, uno en Italia y el otro en España, Jorge Cuarón, vía online. Para detener el virus, o contenerlo, o lentificarlo, se detiene el movimiento. Sigue funcionando Internet, es decir lo que llamamos tiempo real, sigue operando.

Es notable ver cómo ante una emergencia aguda, la democracia, por otra parte, comienza a funcionar, nos vemos todos de pronto respetando la obligación de estar juntos y recluidos, y también disciplinados. En situaciones normales lo que prima en la democracia es la crisis, indisciplina y la negación de la obediencia, contrariamente a lo que ocurre en el Oriente Lejano, con pueblos disciplinados y obedientes, como se ha destacado en numerosos artículos de la actualidad.

Como dice Baricco, estamos ante un nuevo paradigma: un mundo digital. Ante una epidemia – pandemia en tiempos del Game, del juego digital. Lo digital entra en nuestros cuerpos, esos cuerpos que los psicoanalistas, ahora ponemos en primer plano, desde que Lacan habló del parlêtre, ese nuevo nombre para el inconsciente, ese Otro que es cuerpo, no sólo palabras ni imagen, sino cuerpo misterioso. Tan misterioso como el virus que causa esta emergencia.

Estuve investigando, el virus es una molécula de ARN, que tiene una sola cadena de aminoácidos, y tiene la particularidad de que no tiene carga genética, aunque parezca mentira. No es un ser vivo. Sólo las moléculas de ADN tienen carga genética, porque son dobles cadenas, y porque tienen esa carga se trasmiten de generación en generación. Pero el coronavirus y los virus en general al no tener un montante genético, pues son una sola cadena, no se transmiten de generacionalmente sino que se replican, más correctamente dicho se clonan, se autoclonan, para lo cual deben parasitariamente instalarse en un huésped, lo cual hace que se transmitan en forma sólo horizontal, justamente porque no tienen carga genética, se clona el sistema de transporte y de clonado que se activa con la energía celular del huésped. Las vacunas sólo los atenúan, no los eliminan. Por lo demás, por eso es pandémico, porque no detiene su horizontalidad, pero los biólogos creen que su emergencia de tanto en tanto, (existen desde hace 3200 millones de años, luego aparecieron las bacterias y otros organismos unicelulares que compitieron con los virus, como hasta ahora), producen o pueden producir “diversidad genética”, es decir estamos ante posibles mutaciones, no del virus, sino de las cargas genéticas celulares en los huéspedes, o sea de nosotros. Como se transfieren horizontalmente no se detiene su transmisión, o un grupo queda por fuera de esa posible novedad genética. Conviven en paralelo con seres vivos, con nosotros desde el principio de los tiempos, y llevan ese nombre que significa veneno, tóxico.

Volviendo… si hay una transformación en el mundo y en nuestras sociedades no será a causa del virus, que sólo podría transformarnos como humanos, si hay una transformación en el mundo que nos hace creer que la causa es el virus, es la transformación que ya está en marcha, que es el mundo digital que se mete en nuestros cuerpos, nos extiende lejanamente, e instala y produce lo que se podría llamar una piel digital, con la que entramos en contacto con el mundo.

Véase los niños pequeñitos, casi bebés que manejan los celulares y descubren funciones que a nosotros nos lleva años si alguna vez las descubrimos. Una nueva generación digital, que hace que se constituyan con otro lenguaje y otras imágenes, otro real en sus cuerpos.

*Psicoanalista. Participante EOL Rosario. Coordinador Psicología en Rosario12