“Quiero decidir sobre mis relaciones sexuales sin que nadie me juzgue”, señaló Mariela Díaz, una de las dos mujeres que siguen esperando respuesta tras reclamar a su prepaga la cobertura gratuita de preservativos, uno de los métodos anticonceptivos que contempla la Ley 25.673 de Salud Sexual y Procreación Responsable. En octubre del año pasado, ambas iniciaron los trámites para pedir condones y, por las respuestas no satisfactorias, luego sumaron reclamos contra la empresa de salud. En febrero, la prepaga Sancor Salud les dio algo que ellas consideran una “solución parche” : a una le prometieron el reintegro, a la otra le dieron 4 cajitas. Después de dos meses, aún no tienen una respuesta clara. “No pueden imponernos la forma en que nos cuidamos ni con quien tenemos relaciones”, advirtió Díaz en diálogo con Página/12.

Seis meses pasaron desde que María Victoria Piazza y Mariela Díaz empezaron con el trámite que hoy va mucho más allá de lo burocrático. “Es importante que las mujeres sepamos que es importante prevenir las enfermedades, y no solo el embarazo”, señaló Díaz, que vive en Córdoba pero es formoseña. Hace unos años se mudó a la capital cordobesa para estudiar la carrera de Derecho, y actualmente contrata una empresa de medicina prepaga “para estar protegida”.

Sin embargo, aunque desde octubre del 2019, Díaz intenta que la empresa le otorgue gratuitamente 30 preservativos mensuales, pero hasta ahora obtuvo solamente un reintegro de 300 pesos, por dos cajas de tres unidades cada una, que compró en febrero. “Mi ginecólogo me recetó 30 y quiero que la empresa, a la que le pago una cuota de más de 5 mil pesos todos los meses, me los garantice”, señaló. 

En la última consulta, la prepaga le informó que le reintegrará la compra de preservativos hasta los 500 pesos, sin importar la cantidad que con ese monto ella pudiera adquirir, y que esa era “la decisión final”. Sin embargo, por ese dinero, no se llega a comprar más de 12 unidades. 

“Las obras sociales tienen que reaprender y adecuar sus lógicas”, afirmó a Página/12 la ginecóloga Vilma Rosciszewski, que trabaja en su consultorio privado y en el sistema de salud pública porteño. 

La respuesta que Piazza recibió fue distinta: al igual que ocurrió en febrero, en marzo le volvieron a ofrecer que pasara a buscar las cajas de preservativos que tenían para ella en la sucursal de la empresa de la ciudad de Villa María, donde vive. Piazza había solicitado preservativos por una situación puntual: como tiene trombosis, no puede recurrir a ningún método anticonceptivo con hormonas. 

Piazza rechazó las 4 cajas que la prepaga había dispuesto que ella retirara en la filial que le corresponde. "Soy alérgica al latex y necesito otro tipo de preservativo, lo quiero elegir yo”, señaló

La Superintendencia de Servicios de Salud, el organismo público nacional que lleva la regulación de las obras sociales y las entidades de medicina privada, le indicó que presentara via web la receta de su ginecóloga. Sin embargo, la web de la prepaga le rechaza la presentación, y le indica que la gestión ya está cumplida.

La situación se repite con otras empresas de salud. “la primera vez que pregunté por la cobertura de los métodos anticonceptivos, me indicaron todos los pasos para las pastillas, sin preguntarme qué era lo que quería o necesitaba, entonces le dije que necesitaba preservativos y me dejaron como 15 minutos esperando al teléfono”, relató Jimena Calderón, que vive en la Ciudad de Buenos Aires.

Como es alérgica al látex y tampoco utiliza pastillas anticonceptivas, consultó por la línea de preservativos especiales fabricados con poli isopreno. La respuesta fue laberíntica: “tenía que presentar una receta con mi diagnóstico, después esperar un mes, después pedir otra receta para ir a la farmacia a comprar los preservativos –no más de 30 unidade - y volver a la sucursal de la empresa para pedir el reintegro, que me harían un mes más adelante”, explicó Calderón.

A raíz de los reclamos que difundieron Díaz y Piazza, otras mujeres se acercaron a sus prepagas a reclamar la cobertura de este método anticonceptivo. Una de ellas, afiliada de la misma prestadora de salud  que Calderón, pudo hacer el trámite del reintegro, pero le informaron que, de elegir este producto, no tendría bonificados otros métodos anticonceptivos como las pastillas, que en su caso sí utilizaba.

"Los métodos de cuidado son casi tan variados como las personas: así como existe el preservativo o las pastillas, existe el campo de látex del que todavía hay profesionales que no tienen conocimiento”, señaló la ginecóloga Rosciszewski. Este método de cuidado actúa de barrera contra las enfermedades de transmisión sexual, y se puede utilizar, por ejemplo, tanto para las prácticas de sexo oral así como para relaciones sexuales entre personas con vulva. En febrero de este año, de hecho, las integrantes del “Proyecto Preservativo Vulva” se reunieron con autoridades del Ministerio de Salud para dar cuenta de la necesidad de este método, que actualmente se fabrica de forma artesanal, recortando el preservativo tradicional.

“No quiero ser la excepción de una prepaga, sino que todas las personas nos sintamos libres de elegir la forma de relacionarnos sexualmente que queramos, sabiendo que nos podemos cuidar”, señaló Díaz. Su objetivo es que su prepaga le cubra finalmente la cantidad de preservativos que ella, con el apoyo y la receta de su ginecólogo, solicitó.