La kinesiología suele asociarse con la rehabilitación deportiva o neurológica, pero existe una especialidad de cuidados críticos y respiratorios y estos profesionales son ahora un eslabón clave en la atención de pacientes con coronavirus.  “En la terapia intensiva hay una tríada que atiende las 24 horas al paciente: el enfermero, el médico y el kinesiólogo”, señaló Nicolás Roux, kinesiólogo intensivista y Jefe de Rehabilitación y Cuidados Respiratorios del Hospital Italiano. Ante la emergencia sanitaria, los profesionales de esta especialidad se reorganizan y se preparan para enfrentar el pico de contagio. “No sólo manejamos los respiradores, sino que establecemos la estrategia para retrasar o evitar las complicaciones que tienen los pacientes en terapia intensiva”, aseguró Roux.

“El coronavirus tiene el punto de inicio en el sistema respiratorio pero impacta en todo el organismo”, detalló el kinesiólogo.

En el Hospital Italiano hay algunos casos confirmados de Covid-19. Dos de ellos superaron la terapia, es decir que ya no requieren respirador. “La recuperación implica desde la fuerza muscular, la autonomía para comer o sentarse, hasta las secuelas que pueden quedar en la garganta por el tubo del respirador. Es todo el arco de movilidad que cuando estamos sanos parece imposible que podamos perder”, señaló el especialista.

“El problema es que el virus se aloja en la hemoglobina, que es el componente de la sangre que lleva el oxígeno. Como se compromete el aparato respiratorio, tenemos que ayudar al paciente a que pueda aprovechar el aire lo máximo posible”, explicó Ernesto Conti, kinesiólogo de la ciudad de Resistencia. 

Conti fue, hasta fines del 2019, Jefe del Servicio de Kinesiología del Hospital Perrando, donde fundó la residencia en kinesiología intensivista en 2015. Desde que se dispuso la emergencia sanitaria por el coronavirus, regresó al establecimiento para colaborar con la atención y la coordinación frente a la pandemia. “Cuando el virus se mete en la sangre empieza a faltar oxígeno en los órganos y el paciente necesita asistencia respiratoria”, señaló Conti. 

En esos casos, explicó, el rol del kinesiólogo implica “desde colocar el respirador y pensar en la atención según la condición de cada paciente, hasta controlar que mantenga la orientación en tiempo y espacio, y asegurar que recupere el equilibrio y la movilidad de las articulaciones”.

En el Hospital Perrando hay tres equipos de kinesiología: 12 especialistas que se encargan de los pacientes con el virus, los residentes, que se encargarán de la terapia convencional, y otro grupo más pequeño, a quienes están capacitando, que ayudará con tareas de kinesiología en las que no estén involucrados los casos más críticos. “En todo el interior de Chaco solo hay dos o tres kinesiólogos especialistas en terapia intensiva”, señaló Conti. "Por suerte la mayoría de los casos confirmados están en Resistencia”, agregó.

Según la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) hay al menos 1.200 especialistas en kinesiología intensivista, de los cuales 700 son egresados de la carrera que dicta el organismo. “La kinesiología respiratoria existe desde que emergieron las terapias intensivas, durante los 50’, con la epidemia de la poliomielitis”, aseguró Roux. Por entonces, amplió, los kinesiólogos manejaban los pulmotores – o pulmón de acero -, unos cilindros del tamaño de una persona donde se ingresaba al paciente para que pudiera respirar de forma asistida.

“Estamos atravesando una situación de crisis pero de forma ordenada, dando capacitaciones a los kinesiólogos que no son especialistas para que puedan estar preparados cuando llegue el pico de contagios”, afirmó Marco Bezzi, director de Kinesiología Intensivista de la SATI. 

"En 2009 la epidemia de la influenza nos desbordó porque no estábamos preparados. Ahora no solo hay una prevención importante producto del aislamiento, sino que dentro de los hospitales se ve el trabajo en equipo, la solidaridad y compañerismo que en otras situaciones se aplaca por el estrés que vivimos cotidianamente”, añadió.

Por su parte, cada semana la SATI realiza un encuentro virtual para dar apoyo y resolver dudas de los profesionales que están atendiendo a pacientes que tienen covid-19.

“El trabajo frente a la pandemia tiene una carga superior porque implica mucha responsabilidad en cuanto al contagio. Las medidas de protección son extremas y la presión por la contagiosidad del virus genera un agotamiento físico y mental constante”, advirtió Bezzi, que también es coordinador del área de kinesiología en el Hospital Santojanni, de la Ciudad de Buenos Aires. 

En el Hospital Italiano, para reducir el riesgo de contagio hacen turnos más extensos y durante los cuales los profesionales no salen de la sala donde se encuentran los pacientes. “Son turnos de 12 horas continuadas que implican 36 o 48 horas posteriores de quedarse en casa, la idea es circular lo menos posible y asegurar las horas de descanso”, explicó Roux. "Estamos preparándonos para cuando llegue la ola fuerte y esto se llene de pacientes”, advirtió. 

Otra precaución para evitar el contagio es el atuendo de trabajo: camisolín impermeable hemorrepelente, gafas cerradas, barbijo de alta protección y un casco que sostiene una pantalla de plástico transparente. “Es incómodo y difícil de tolerar, pero son peores las consecuencias del contagio”, señaló Bezzi.

Informe: Lorena Bermejo.