El cantautor uruguayo presenta su disco "Basta de música"
La consagración de Martín Buscaglia
Sostiene que su trayectoria no es impredecible y que su trabajo no es ecléctico, sino que todo lo que le gusta convive en una armonía compleja, filtrada por su gusto y su búsqueda estética, que es pura exploración y disfrute. Una búsqueda que puede desviarse pero nunca demasiado: el cantautor Martín Buscaglia es uruguayo e hijo de un linaje imperial. Su padre es Horacio Buscaglia, activista, poeta, músico, un personaje clave de la cultura de los 60 y 70 en Montevideo que acuñó el "candombe beat" y marcó a su hijo con las orgullosas cicatrices de la bohemia, la literatura y la experimentación; su madre es Nancy Guguich, líder del colectivo musical Canciones Para No Dormir La Siesta. De aquella casa entraban y salían Eduardo Mateo y Rubén Rada; en la música de Martín Buscaglia se pasean esos nombres y también los de Joni Mitchell, Stevie Wonder, Charly García, Spinetta. En movimiento entre Uruguay, España –donde lo tomó bajo su ala Kiko Veneno-- y Buenos Aires, acaba de editar Basta de música, su primer disco en diez años, un abanico asombroso entre la novedad y el homenaje, el ejercicio de estilo y la mueca pueril, la tradición de su país y las búsquedas rítmicas globales, es decir, canción popular sofisticada. Todavía conserva, a pesar de una obra ya robusta, la condición de secreto a voces. Quizá sea el momento de gritar su nombre a los cuatro vientos. Y en esta entrevista, Buscaglia habla de su formación familiar y musical, de su relación con El Príncipe y Mateo, de la marca indeleble de infancia y adolescencia entre cortes de luz, artistas legendarios y poesía en servilletas, y hasta de cómo una vez se encontró en la calle con Gene Anthony Ray o Leroy el actor-bailarín de Fama, y le dedicó una canción.
