Estados Unidos volvió a cuestionar el origen del coronavirus disparando contra China. En concreto, el secretario de Estado Mike Pompeo acusó a Beijing de ocultar información y puso en duda la versión de que el virus saltó a humanos en un mercado de animales salvajes de la ciudad de Wuhan en octubre pasado. 

En una entrevista televisiva, Pompeo aseguró que su gobierno tiene una "enorme cantidad de pruebas" de que el nuevo coronavirus se originó en un laboratorio chino, algo que Beijing y la propia CIA niegan, y que la Organización Mundial de la Salud ya descartó de plano. El gobierno estadounidense debate una compensación financiera por los daños y perjuicios que China le causó a la población. Mientras tanto, el brote sigue creciendo de forma acelerada en Estados Unidos, epicentro mundial de la pandemia, con 1.154.621 infectados y 67.498 muertos.

El jefe de la diplomacia estadounidense dijo que al principio China trató de minimizar el coronavirus con "un clásico esfuerzo de desinformación comunista, y eso creó un enorme riesgo". Pompeo, exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), fue incluso más lejos que el presidente Donald Trump al citar la "enorme evidencia" de que el virus se esparció desde el laboratorio de Wuhan.

Pompeo sostuvo que "Los mejores expertos parecen pensar que el virus fue fabricado por el ser humano", una idea que la Oficina del Director Nacional de Inteligencia estadounidense descartó rotundamente el jueves pasado. "Creo que todo el mundo puede verlo ahora. Recuerden, China tiene un historial de infectar al mundo y administrar laboratorios de baja calidad", agregó.

Según informó esta semana el Washington Post , la Casa Blanca está debatiendo propuestas para castigar a China y exigirle una compensación financiera por su gestión de la pandemia, considerando los "daños y perjuicios" ocasionados a su población. "Castigar a China definitivamente está en la cabeza del presidente en este momento", dijo un asesor principal citado por el Post.  Una semana atrás, Trump sugirió en una conferencia de prensa desde la Casa Blanca que Estados Unidos buscaría cientos de miles de millones de dólares para castigar a China por su "actitud negligente".