El jefe de Gabinete del Ministerio de Hacienda, Guido Sandleris, se mostró optimista respecto al rumbo de la economía. “El PIB exhibirá una suba en el primer trimestre del año, parecida al 0,9 por ciento que mostró el último trimestre del año pasado”, indicó para respaldar las palabras del ministro acerca del fin de la recesión. También rechazó las quejas empresarias por las importaciones: “éstos no son los ‘90, no hay apertura indiscriminada y las importaciones en 2016 crecieron un 4 por ciento respecto de 2015”. Sostuvo que “la creación del empleo privado registrado en el segundo semestre del año pasado llegó a 70.000 puestos y en enero último esa cifra fue de 20.000 puestos”. Por último, intentó comparar el rumbo económico del gobierno de Macri: “es como ir armando al Boca de Bianchi”.

El optimismo de Sandleris sobre el rumbo económico parece poco justificado. El incremento de la actividad del 0,9 por ciento es una medición “desestacionalizada” que realizó el Indec cuya fórmula estadística puede resumirse en “creer o reventar”, especialmente si se considera que en el mismo período la actividad industrial disminuyó 4,8 por ciento, la construcción 12,3 por ciento y las ventas de los supermercados aumentaron 15 puntos por debajo de la inflación, de acuerdo al propio organismo. Más realista es pensar que disminuyó 2,0 por ciento interanual, como informa el indicador general de actividad del Indec sin el toqueteo estadístico para “desestacionalizarlo”.

Por otro lado, las importaciones crecieron un 4,0 por ciento en 2016 pero las que compiten con la producción nacional lo hicieron en forma más pronunciada. Las de bienes de consumo se incrementaron un 17 por ciento interanual en un mercado en franca contracción. La fundación ProTejer indicó que en un mercado textil que se contrajo un 15 por ciento, la importación incrementó su participación en 11 puntos porcentuales. Por su parte, las compras de automóviles del exterior creció un 38,5 por ciento, hecho que explica porque las automotrices cierran líneas de producción y despiden operarios, mientras anuncian un incremento de las ventas al mercado interno. 

Tampoco es para festejar los resultados del equipo económico en materia laboral. No sólo porque va en contra del discurso de su presidente, que cargaba contra el empleo público, la informalidad y los planes y prometía la creación de puestos formales en el sector privado. Los números del Ministerio de Trabajo señalan que en 2016 se perdieron 43.609 puestos en el sector privado formal que se compensaron por la creación de 28.862 empleos públicos, el registro de 27.666 monotributistas sociales, 52.656 monotributistas y autónomos independientes (muchos de los cuales se inscribieron para acceder a las asignaciones familiares) y 15.354 empleadas de servicio doméstico. Aun así, esos aparentes 80.929 puestos creados en 2016 no alcanzan para cubrir las 200.000 personas que anualmente se incorporan al mercado laboral. Así que parece que el Boca de Bianchi que están armando lo pusieron a jugar en contra de la economía nacional.

@AndresAsiain