El presidente Mauricio Macri envió un mensaje a los docentes: “Para que un país pueda levantarse, la escuela nunca debe parar”. Lo hizo acompañado de una imagen de niños frente a un maestro en las ruinas de la ciudad japonesa de Hiroshima, poco tiempo después de que Estados Unidos arrojara allí la bomba que mató a más de 150 mil personas y que puso fin a la Segunda Guerra Mundial. Para el titular de Suteba, Roberto Baradel, lo publicado por el jefe de Estado “es una advertencia a los docentes y al conjunto de la sociedad de que están dispuestos a utilizar cualquier método para derrotarnos”.

El Presidente eligió las redes sociales para hacer circular la imagen tomada en un contexto de devastación. Primero lo hizo por Twitter con el título de lo que en Facebook se transformaría en una nota más extensa.

Allí explica lo que ya se ve. Después de la bomba, “los chicos continuaron estudiando en una escuela sin paredes, sentados en pupitres rotos” y “rodeados de su ciudad pulverizada”. Destaca que ese lugar quedó “completamente en ruinas” pero que, sin embargo, “al frente de todos ellos volvió a estar el maestro” dictando clases “como si nada hubiese cambiado” y “aunque los chicos no tuvieran ni libros ni cuadernos y muchos de ellos, tampoco padres”.

En diálogo con Página/12, Baradel consideró que “está claro” que, con esa publicación, el Presidente no solo “ve al conflicto que estamos teniendo como si fuera una guerra” sino que, además, “lo emparenta con una de las atrocidades más grandes de la humanidad”. 

“Y no solo eso –prosiguió el dirigente-. También tiene la misma actitud que Paul Tibbets (el piloto del Enola Gay que arrojó la bomba sobre el territorio nipón), que nunca se cuestionó lo que había hecho.”

La fotografía y el mensaje con contexto de destrucción total se da en el marco de la ofensiva del gobierno nacional hacia los gremios docentes, con epicentro en la provincia de Buenos Aires, donde los intentos de ponerle un techo a la paritaria es interpretada por el oficialismo como la “madre de todas las batallas”. "Intentan arrasar con la educación pública y con todo aquello que se le ponga en el camino", bajo la lógica de "un mundo sin sindicatos", criticó Baradel. 

De hecho ayer, y luego de anunciar un plus salarial para los maestros bonaerenses que no adhirieron a las huelgas concretadas durante las últimas dos semanas, la gobernadora María Eugenia Vidal le pidió al Ministerio de Trabajo nacional que inicie los trámites para quitarle la personería gremial a los sindicatos que impulsaron medidas de fuerza, a pesar de la cuestionada conciliación obligatoria dictada a principios de esta semana.

La foto fue publicada también en el marco del cuestionamiento hacia los dirigentes sindicales que impulsa Cambiemos con Macri a la cabeza, como cuando durante la inauguración del período de sesiones ordinarias en el Congreso relativizó las amenazas de muerte que recibió Baradel.

La principal demanda de los gremios de los maestros al Gobierno es que convoque a una paritaria federal, tal como lo establece la Ley de Financiamiento Educativo y como se hizo desde 2006, salvo este año. La legislación indica que el Consejo Federal de Educación deberá fijar allí el piso del salario de los docentes en todas las provincias, para que luego el Poder Ejecutivo nacional destine a los gobiernos locales la partida de fondos suficiente para cubrir esa demanda. Una vez fijado ese salario, la negociación continúa provincia por provincia.

Este año, el Ministerio de Educación no hizo esa convocatoria con un argumento que contradice la ley votada por el Congreso: "La negociación es provincia por provincia", repitieron el titular de la cartera educativa, Esteban Bullrich, y el jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun. En este contexto, en las provincias se discuten salarios pero con la exigencia vigente de la paritaria federal.