Las medidas de aislamiento implementadas en distintos países para hacer frente a la pandemia del coronavirus provocaron pérdidas de numerosas actividades económicas que no pueden continuar con su regular funcionamiento. El último caso vino de Estados Unidos, donde los criadores de cerdo están sacrificando a miles de animales luego del cierre de las principales empacadoras de carne del país.

Al menos 20 plantas procesadoras pertenecientes a las empresas Tyson Foods, Cargill, Smithfield Foods y JBS tuvieron que dejar de funcionar debido a la cuarentena, lo que provocó un cuello de botella en el resto del sistema de la industria cárnica. Los criadores de cerdos disponen por lo general de plazos relativamente inflexibles para criar sus animales antes de enviarlos a las empacadoras, por lo que una vez transcurrido ese tiempo, el ejemplar alcanza un peso -136 kilos es el límite- que se vuelve un riesgo para los trabajadores del sector, según informó The New York Times.

Los criadores pueden tratar de mantener a los cerdos por debajo de ese peso por un poco más de tiempo reduciendo su dieta y agregando productos químicos a sus alimentos para que sean menos apetitosos, pero luego deciden sacrificarlos. Sólo en el estado de Minnesota se llegó a matar recientemente 90.000 cerdos. A su vez, la Asociación Nacional de Productores Porcino de los Estados Unidos (NPPC) estima que entre fines de abril y mediados de septiembre será necesario practicar la eutanasia a más de 10 millones de ejemplares, lo que resultará en una grave carga emocional y económica para los productores porcinos.

Ante esta situación, el gobernador del estado de Iowa, Kim Reynolds, solicitó al presidente Donald Trump apoyo financiero y asistencia para sacrificar a los animales con métodos humanitarios, ya que la cifra de los ejemplares que esperan la eutanasia asciende a 700.000.

En tanto, el precio de la carne porcina en los supermercados continúa en ascenso a pesar de que los agricultores bajan sus precios de venta para evitar la quiebra. Hasta mediados de abril, los valores al consumidor final presentaron un aumento de hasta 6,6%.