El presidente Alberto Fernández tendrá que resolver este sábado la cuestión más urticante en materia de transporte en la próxima etapa de la cuarentena: si se reempadrona a todos los que tienen permisos de tránsito (unos 8 millones de personas en todo el país) o si únicamente se reempadrona a los 2,5 millones que no tienen el código QR en sus permisos, los primeros que se emitieron al empezar la epidemia. En cualquiera de las dos alternativas --en una más y en otra menos-- se supone que va a bajar la cantidad de gente con permisos y por lo tanto habrá menos circulación. Lo acordado entre Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires (CABA) es justamente eso: reducir el tránsito para que el virus circule menos. No es que la gente se contagie en el transporte mismo, donde no hay aglomeraciones por ahora, sino que puede contagiarse en el lugar donde vive y difundirlo donde trabaja o viceversa. De todas maneras, está prevista una batería de medidas, no sólo el reempadronamiento.

Uno de los fantasmas que se expusieron en las últimas dos semanas es que las nuevas actividades permitidas por el gobierno porteño --sobre todo la apertura de comercios-- provocaron que empleados de esos negocios, que viven en el Gran Buenos Aires, viajen a la Capital y corran el riesgo de llevar el virus al conurbano.

Los números elaborados por el Ministerio de Transporte, a cargo de Mario Meoni, exhiben que antes de la epidemia viajaban del conurbano a CABA 624 mil personas en transporte público --tren o colectivo--, mientras que este jueves lo hicieron sólo 110 mil. Pero, además, se supone que los que trabajan en comercios reabiertos por el gobierno porteño viajan en combis o en sus propios autos, porque no está permitido que usen transporte público. El total no parece significativo, pero los tres gobiernos decidieron reducir todavía más el tránsito entre las dos jurisdicciones.

Una forma de hacerlo es el reempadronamiento, o sea que todos los permisos se vuelvan a pedir y se le asigne un código QR a cada nueva autorización, solicitando más datos en este nuevo pedido. Todo se haría por la web y la aplicación. Hacerlo con los 8 millones que hoy tienen permisos no será sencillo y, además, en el propio gobierno están los que consideran que pueden utilizarse los códigos QR ya asignados en los permisos que emitió la Nación, mientras que sólo habría que reempadronar a 2.500.000 que todavía tienen las primeras autorizaciones, emitidas por CABA y Provincia de Buenos Aires. La cuestión la definirá el Presidente, evaluando si el esfuerzo de volver a inscribir a todos vale la pena teniendo en cuenta la baja cantidad de pasajeros y, sobre todo, que el centro del virus está en los barrios humildes y en los geriátricos.

Una de las estrategias que se mencionó es la de cruzar los permisos con las tarjetas SUBE e inhabilitar ésta última para los viajes de una jurisdicción a otra en el caso de personas que no realizan trabajos esenciales. El cruce tiene innumerables complicaciones, como el hecho de que no todos usan tarjetas a su nombre y, sobre todo, que en ese caso habría que reempadronar a la totalidad de los que tienen permisos, que consignen que SUBE están usando y luego proceder a la habilitación o inhabilitación. Es otra cosa que deberá resolver Alberto Fernández.

A estas movidas se suma la implementación de las reservas en los trenes de la mañana, los que vienen del Gran Buenos Aires entre las 6 y las 10. La prueba en el Ferrocarril Mitre, ramal Tigre, se hará la semana próxima. Desde una nueva aplicación de Trenes Argentinos se pedirá un lugar, que no será un asiento numerado, pero que permitirá subir a la formación, con el cálculo hecho de que todas las personas irán sentadas salvo un pasajero parado por vagón en la zona de descanso. Sin la reserva no se podrá acceder al andén. Si el sistema funciona adecuadamente, se implementará en las dos líneas con más pasajeros: el Roca y el Sarmiento.

Las otras medidas tienen que ver con controles que se relajaron en los últimos diez días.

* Las fuerzas de seguridad estarán en las estaciones de tren, para evitar aglomeraciones.

* El control de quienes vienen en auto será más estricto.

* Las fuerzas de seguridad subirán a los colectivos que cruzan del conurbano a Capital y van a verificar que quienes viajan tengan la autorización.

El mayor movimiento --717 mil pasajeros por día-- es de personas que se mueven dentro del conurbano. Representa algo menos de un tercio que lo que había antes de la epidemia, 2.500.000. En cambio, los viajes del Gran Buenos Aires a Capital bajaron a un sexto, de 640 mil a 110 mil. Y los pasajeros dentro de CABA bajaron también lo mismo, de 1.157.000 a 196 mil. Eso evidenciaría que en los distritos del conurbano hay bastante actividad, un movimiento que bajó mucho menos que los viajes de una jurisdicción a otra o los viajes dentro de Capital. Son datos que respaldan la idea de quienes dicen que en el Gran Buenos Aires hay bastante actividad, aunque mucho menos que antes de la epidemia.

También es cierto que, tomado en valores absolutos, como la mayor cantidad de contagios está en CABA, el hecho de que ingresen 110 mil pasajeros, más los que vienen en combis y los que llegan en autos, valida la postura de que el cruce a Capital implica el mayor riesgo. Nuevamente, la objeción es que los casos en CABA están centrados en los barrios humildes más que en el movimiento general de pasajeros y que por lo tanto el esfuerzo tiene que estar puesto en cortar los brotes en las villas, sobre todo la 31 y la 1-11-14.

Un hecho que va en esa dirección es el pedido que le hizo Alberto Fernández al ministro de Transporte y en el que se está trabajando de manera acelerada. Se dispuso que la terminal de cruceros que hay en el puerto se prepare como un centro de atención y testeo de los habitantes de la Villa 31. Al principio se pensó en poner camas, pero finalmente será un lugar para evaluar los casos sospechosos. Muchos habitantes de ese barrio no quieren dejar sus viviendas --por temor a la intrusión--, de manera que se lleva a hoteles a posibles casos sospechosos y, respecto de quienes viven con esa persona, la prioridad es el seguimiento diario y el testeo, que se hará entonces desde la moderna terminal portuaria.