Símbolo mayor de la pasión boquense, monumento histórico del fútbol argentino y mundial, la Bombonera cumple 80 años de pie. Abierto al público un día como hoy de 1940, con un partido amistoso ante San Lorenzo, el estadio que late y que ruge, que agranda y que achica, la sede del Jugador número 12, aguanta con los duendes de su leyenda el avance de lo moderno. Nadie se atreve a tocarla. Para millones de hinchas de Boca, cambiar la Bombonera es como querer cambiar el azul y el oro del escudo. La esencia misma de un sentimiento.

A lo largo de ocho décadas, la Bombonera ha sido escenario de grandísimos partidos. Y en el álbum de los recuerdos hay fotos de todos los colores. Desde el sepia de los años '40 y el blanco y negro de los '50 y los '60 hasta el color de nuestros días.

Los Superclásicos: En 1942, la "Máquina" necesitaba empatar para salir campeón y al término del primer tiempo, perdía 2-0 con dos goles de Bernardo Gandulla. En el segundo, River salió hecho una furia, empató con dos tantos de Pedernera y logró el punto que le faltaba para dar una vuelta olímpica que no quiso dar por respeto a la hinchada boquense. Eran otros tiempos, otro país.

Tampoco quiso dar la vuelta River una mañana de 1955, cuando también perdía 1-0, otra vez dio vuelta el resultado con dos goles en un minuto de Angel Labruna y Roberto Zárate y se consagró campeón de ese año. En 1986, solo se dio medio gusto: había conseguido el título 1985/86 la fecha anterior y en la Bombonera, los jugadores votaron pasar por delante de los palcos, la tribuna visitante y la platea local y terminar la vuelta un poco más allá de la mitad de la cancha. En medio de miles de insultos boquenses. Después ganó 2-0- Fue la tarde de la pelota naranja y de los dos goles de Alonso.

Pero muchas otras veces fue Boca el que dio el último grito en la Bombonera. En 1962, el que ganaba salía campeón. Y ganó Boca 1-0 un partido en el que el aire se cortaba con un cuchillo. El brasileño Valentim adelantó a Boca en la carrera con un gol de penal y a cinco minutos del cierre, se detuvieron los corazones: el árbitro Carlos Nai Foino interpretó como penal un roce entre Simeone y Luis Artime, remató Delem y Roma, adelantándose groseramente, manoteó el tiro al córner. La frase del árbitro Carlos Nai Foino a los jugadores de River que protestaban por el adelantamiento de Roma (“Aire, aire, penal bien pateado es gol”) está incorporada a las celebridades de todos los tiempos del fútbol argentino. Veteranos xeneizes juran que pocos triunfos se celebraron más que este.

Tres años más tarde, en 1965, volvió a pasar lo mismo. A falta de tres fechas, los dos llegaron punteros al partido en la Bombonera. El que ganaba era el campeón, Luis Artime puso en ventaja a River en el primer tiempo. Pero el árbitro Luis Ventre expulsó a Juan Carlos Lallana, River se quedó con uno menos y en el complemento, Boca fue una tromba y las tribunas, unas calderas. Pianetti empató con un bombazo desde 35 metros y a tres minutos del cierre, Menéndez remató, la pelota se desvió en Ramos Delgado, Carrizo se descolocó y Boca terminó ganando 2-1. Esa tarde del 8 de diciembre, se vendieron 45.107 entradas, la mayor cantidad de toda la historia en Brandsen 805.

Una tarde de febrero de 1974, debutó Carlos María García Cambón. Y fue una conmoción: hizo 4 de los 5 goles con los que Boca goleó 5-2 a River (Enzo Ferrero, de penal, anotó el restante). Y en un viernes lluvioso de 1981, Boca con dos de Miguel Brindisi y uno de Diego Maradona, aplastó 3-0 a un River en el que se codeaban las estrellas (Fillol, Passarella, Kempes entre tantos otros).

La Copa Libertadores. Pero este sobrevuelo estaría incompleto si no se rememoraran las grandes jornadas coperas. En 1963, el Santos de Pelé le ganó 2-1 a Boca en la Bombonera su primera final de Copa Libertadores. El equipo que por entonces dirigía Adolfo Pedernera había perdido 3-2 el partido de ida en el Maracaná de Río de Janeiro y necesitaba ganar para forzar un tercer partido en Montevideo. Sanfilippo hizo el primer gol boquense. Pero Coutinho y Pelé anotaron para los brasileños y la Copa volvió a quedarse con ellos.

NA

Una noche de marzo de 1971 sucedió en la Bombonera, acaso el mayor escándalo de la historia de la Libertadores. Jugaban Boca y Sporting Cristal de Perú y a un minuto del final, los 22 jugadores, los suplentes y los auxiliares y hasta los cuerpos técnicos se trenzaron en una feroz gresca a patadas y puñetazos. El árbitro uruguayo Alejandro Otero cortó por lo sano: expulsó a 19 de los 22 jugadores (sólo se salvaron los arqueros Sánchez y Rubiños y el defensor boquense Julio Meléndez) y la Conmebol hizo el resto: le dio por perdidos a Boca los dos partidos que le quedaban por la fase de grupos (ante Universitario de Lima y Rosario Central) y lo eliminó de la Copa.

De las 6 copas Libertadores que Boca conquistó, sólo dos se lograron en la Bombonera: la de 1978 (goleó 4-0 al Deportivo Cali con dos de Hugo Perotti, uno de Ernesto Mastrángelo y otro de Carlos Salinas) y la de 2001 (por penales ante el Cruz Azul de México). Y es imposible cerrar esta reseña dejando de lado dos Superclásicos coperos que dejaron sabores amargos en la Boca: la noche del gas pimienta de 2015, tal vez una de las tristes de todos los tiempos de la Bombonera y la primera final de 2018: aquel empate 2-2 que fue el presagio de la vergüenza del Monumental y de la final histórica de Madrid.