En La Carbonilla, el asentamiento ubicado en La Paternal, junto a las vías del ferrocarril, ya son 24 los casos de coronavirus confirmados y 11 los sospechosos, entre las 6 mil personas que viven en el barrio

“Aún sabiendo lo que pasó en los demás barrios, acá no se hizo nada para prevenir”, advirtió Gabriel Salomón, vecino del barrio y parte de la Asociación Civil Late Paternal, de la que depende uno de los seis comedores que funcionan dentro de La Carbonilla.

Cada día, a eso de las diez de la mañana, las mujeres que trabajan en la cooperativa de recolección de residuos recorren el barrio. A la misma hora empiezan su turno las encargadas de los comedores, que para evitar la aglomeración diseñaron un cronograma y le avisan a los vecinos por chat cuando su ración de comida está lista. “Hay días que igualmente se juntan filas largas de gente afuera de los comedores, y no hay suficiente alcohol en gel para ponerse ni tampoco lugar para cumplir con el distanciamiento”, relató Salomón. "Ahí es donde las autoridades de la Ciudad deberían poner el ojo, en los lugares del barrio donde inevitablemente la gente se concentra”, agregó.

Hacia fines de 2001, cuando La Carbonilla era un asentamiento de familias cartoneras , vivían cerca de 40 familias. Ahora es un barrio de más de 6 mil personas, que atraviesa las mismas problemáticas que otros barrios populares de la Ciudad. Sin embargo, en las diapositivas que el Ministerio de Salud porteño presentó este viernes en el reporte diario, La Carbonilla brilló por su ausencia

“No está instalado el puesto de testeo pero iniciamos la búsqueda activa y trasladamos los casos a las Unidades Febriles (UFU) más cercanas”, afirmó durante la presentación Gabriel Battistella, Subsecretario de Atención primaria, ambulatoria y comunitaria de la Ciudad. “Sabemos que el virus ya circula por el barrio. Si tomaran medidas más contundentes, podríamos evitar una situación como la que existe en la villa 31”, señaló Salomón.

Entre los casos confirmados que hay en el barrio, una de las trabajadoras de la cooperativa de recolección dio positivo y está aislada. “Con un barbijo no alcanza para protegerse, menos para ellas que están ahí todos los días, en contacto con la calle y los residuos de las personas”, advirtió Salomón y aseguró que, desde el comienzo de la cuarentena, “no llegaron máscaras ni elementos de protección facial”. A través de un sistema de donaciones, la asociación consiguió termómetros, guantes, barbijos, máscaras de acetato y alcohol en gel para entregar a las trabajadoras del barrio.

Este sábado, a más de un mes de los primeros contagios en los barrios populares de la Ciudad, se registraron los primeros cuatro casos en La Carbonilla. “Los trabajadores del centro de salud del barrio visitan casa por casa, con conocimiento de la situación de cada vecino, pero el problema es el Hospital, donde el trato no es para nada bueno”, relató Salómón. "Cuando la primera familia contagiada llegó a la UFU, al hombre lo dejaron internado y a ella la mandaron a la casa, a cuidar a los hijos”, detalló. Más tarde, con el diagnóstico positivo, a ella la trasladaron a un hotel de aislamiento, junto a dos de sus hijos que también dieron positivo, mientras que el resto de los hijos quedaron en el barrio, con un diagnóstico negativo. Si bien el rol del Cesac 22, el centro de salud comunitario del barrio, es central, por protocolo los vecinos y vecinas son trasladados al Hospital Tornú o bien al Álvarez, los más cercanos con Unidades Febriles disponibles. 

Esta semana el Gobierno de la Ciudad, instaló en el barrio una posta donde se toma la fiebre y se hacen las encuestas sobre los síntomas. Allí,  vecinos y vecinas tuvieron que esperar su turno afuera, en una fila a la vista de todos. “Había gente que pasaba y sacaba fotos. Hay un estigma que se va creando y una discriminación muy fuerte por el miedo al contagio, lo que hace que las personas no quieran hacerse los testeos ni avisar cuando se sienten mal”, explicó Salomón.

"En una semana se multiplicaron los casos, eso habla de que no se están haciendo las cosas como deberían hacerse”, advirtió.

Informe: Lorena Bermejo