“La vida es una oportunidad para hacer algo bueno”, decía el músico jujeño Ricardo Vilca, fallecido en junio de 2007. Vilca fue compositor, guitarrista y maestro rural de música; editó en vida cuatro discos y construyó una de las obras más originales no solo de su provincia, sino también de todo el país. Una obra que tenía una peculiaridad: era indisociable de su paisaje –la Quebrada de Humahuaca--, pero tenía carácter universal, sonaba a clásico. Sin embargo, el reconocimiento le llegó en los últimos años de vida, gracias al boca en boca y el empuje de artistas como León Gieco y Divididos, que grabaron algunas de sus canciones. Con dirección y guiones de Ulises de la Orden y Germán Cantore, Vilca, la magia del silencio (2020), es un documental que intenta retratar la belleza, el misterio, la sabiduría y la inmensidad que rodeaban a este artista.

Después de recorrer varios festivales, el film tenía planeado su estreno oficial en mayo en el Malba, pero la emergencia sanitaria lo impidió. Sin embargo, los realizadores están llevando adelante funciones virtuales a través de Vimeo (link privado) a modo de pre-estreno. “La idea nuestra es estrenar en sala, cuando se pueda. Veremos qué nos depara el destino, la película está terminada con una calidad de sonido e imagen impresionante, para ver en una sala. Pero por ahora esta es la forma que tenemos de mostrarla”, dice Ulises de la Orden. La información sobre los pre-estrenos –este sábado y domingo habrá funciones—se puede encontrar en el Facebook oficial (facebook/polosurcine) o en la página www.ulisesdelaorden.com .

De la Orden conoció a Vilca a comienzos de siglo, cuando estaba haciendo la película autobiográfica Río Arriba (2006), filmada en gran parte en Iruya, Salta, y musicalizada por Vilca. Uno de los protagonistas de la película le prestó al director un casete del músico. Nuevo día (1997). “Volví manejando desde Salta a Buenos Aires escuchando ese casete una y otra vez y ahí me convencí de que el músico para la banda de sonido era él”, recuerda el director. A partir de ahí, se conocieron y se hicieron amigos. “Me pareció un personaje fabuloso”, resalta De la Orden, quien luego fue a registrar estas músicas a su casa de Humahuaca. “Por eso, con el tiempo, con Germán Cantore (editor de Río Arriba) decidimos hacer una película entre los dos sobre Ricardo. Empezamos a filmar medio random: conciertos en Buenos Aires, juntadas, un asado, y así fuimos sumando como treinta horas de material”, dice.

La idea, en principio, era realizar un film con Vilca como protagonista vivo, pero el 19 de junio de 2007 murió a causa de un problema pulmonar, cuando apenas tenía 53 años. “Y ese proyecto quedó medio trunco. Tardamos más de diez años en retomar eso”, cuenta de la Orden. El documental es un retrato coral precioso y emotivo que reúne los testimonios de familiares, amigos, músicos (Fortunato Ramos, Bicho Díaz), todas personas que lo conocieron y compartieron momentos íntimos en su casa-peña de Humahuaca. “Vilca es uno de esos artistas que marcan un antes y un después, que no podés hacer algo igual”, lo define el periodista Gabriel Plaza en el film. Hay algunas escenas que reflejan esa peculiaridad artística: se lo puede ver tocando la introducción del Himno Nacional con las campanas de la iglesia de Humahuaca o componiendo una melodía con las piedras.