Desde Milán.

Giorgio Rainieri cerró la conferencia de prensa con su pregunta.

—Señor Presidente, ¿es cierto lo que informó hoy un cable de una agencia privada, en el sentido de que dio la orden de que su esposa fuera desalojada esta misma noche?

Carlos Menem sonrió. El vocero presidencial Humberto Toledo hizo un gesto inexplicable y Diego Maradona torció la boca para expresar su incomodidad. La respuesta fue un latigazo. que de todos modos satisfizo al periodista italiano del diario II Giornale. Dijo el presidente de los argentinos: "Si usted me cuenta cómo anda con su esposa yo le digo como me va con la mía". Explosión en el recinto del Centro Stampa. Se confundían las carcajadas con los aplausos y así se cerró un dia inolvidable para el Presidente en el San Siro.

Un poco después de las 18, la hora fijada, apareció por una puerta lateral el presidente argentino acompañado de su vocero, Fernando Niembro, el embalador en Italia, Carlos Ruckauf, todos los dirigentes del fútbol argentino que están aquí —que casi son todos tos dirigentes— y el empresario periodístico Constancio Vigil más un sinnúmero de funcionarios, amigos de funcionarios, colados y curiosos que eludieron a los fastidiados carabinieri por tener que trabajar tanto. A paso lento, "caminando" la cancha como un volante antiguo, el Presidente avanzó saludando a las despobladas tribunas del imponente estadio, una especie de calco del de Vélez pero mucho más cerrado, más alto y con techo de acrílico. Un guía le mostraba las ampliaciones, refacciones, modificaciones y nuevas construcciones que padeció la cancha y que aún no terminaron, porque mientras la cincuentena de argentinos recorría el césped, afuera, los obreros continuaban ajustando el sistema que impulsa a los ascensores que llevan a la tribuna de prensa.

Como en Vélez, un foso recorre las dos tribunas laterales. El foso está cubierto por un piso de madera poco resistente forrado de alfombra verde y que hoy servirá de pasarela para el desfile de modelos que incluirá la ceremonia inaugural. Carlos Menem, lentamente, sin dejar de sonreír y acomodándose las solapas del traje verde, llegó al punto medio entre ambos bancos de suplentes y sucedió lo que lodos los argentinos esperaban y ningún carabinero quería. Un periodista, grabador en mano, trepó a la pasarela y como el presidente Menem accedió al diálogo el tropel de prensa casi destruye la plataforma.

Cuando terminó de decir dos o tres frases de circunstancia, respondió a preguntas tales como "¿quiénes son sus candidatos?" —respondió obviamente que Argentina— o ¿Se quedará toda la primera fase?" —a lo que contestó, obviamente, que "ojalá pudiera"— apareció en el campo el equipo de Bilardo para reconocer el terreno.

La Selección llegaba. Menem emprendía la retirada. Maradona cruzó un breve saludo y se fue caminando, solito, hacia uno de los arcos. Diego cantaba, miraba la imponencia del San Siro, presionaba el césped, medía el arco, se persignaba al cruzar la línea de mediocampo y quedó en la otra punta de donde el Presidente estrechaba manos de los futbolistas.

Los periodistas rompieron las vallas y los más rápidos penetraron al terreno para hablar muy brevemente con los jugadores. Burruchaga dijo que "estuve probando, pateando fuerte y no sentí nada. Este es un Mundial y creo que vale la pena arriesgar". Claudio Caniggía. el oiro buscado, atinó a disculparse: "No me gusta ir al banco. No es momento para decir lo que siento. Tal vez después, cuando pase el tiempo, me largue a hablar. Para mí era titular y podía jugar".

Al rato comenzó la conferencia de prensa para que el presidente Menem le entregara el pasaporte de "embajador deportivo" a Diego Maradona. Reunión en la que tampoco falló la pregunta de un colega mexicano para marcar el primer momento tenso y la respuesta más "política" de la noche.

—¿Cómo puede ser que con los problemas de la Argentina, de su crisis económica, usted esté aquí, en el Mundial?

—No sé de qué crisis me habla. La pregunta planteada así es una frivolidad, porque usted sabe que aquí hay otros presidentes con situaciones difíciles en sus países.

* Nota publicada en Página/90, durante el Mundial de Italia 90.