En Twitter se lo puede encontrar como @jokin4318 aunque su verdadero nombre es Joaquín Carmona. Desde el absoluto anonimato, su cuenta en la red social se transformó en una referencia del atletismo español y del mundo por la cantidad de datos que publicaba: resultados, récords, historias de vida, videos, efemérides. Desde allí creció hasta llegar a tener casi 19 mil seguidores -superó los 20 mil después de que se viralizara su historia-, sólo escribiendo sobre un único tema. Sin embargo, desde el 15 de marzo, cuando publicó un link con el documental sobre Mariano Haro, el León de Becerril, uno de los atletas más importantes del deporte español, su cuenta se quedó en blanco, sin más publicaciones. 

"El último tuit lo puse en la estación de Atocha el día que empezó el Estado de Alarma y la policía me ordenó que me fuese antes de cerrar todo. Desde entonces, no tengo donde encender el ordenador ni donde cargar la batería", le contó Carmona al periodista Alfredo Varona, del diario español Sport, que unos días antes se había preguntado sobre el paradero del enigmático tuitero.

Y allí se resuelve gran parte del misterio: el anónimo Joaquín Carmona y el tuitstar @jokin4318 son la misma persona, que vive entre cartones, un colchón y una vieja notebook en un parque de Madrid, con libros que tomó prestados de una biblioteca.

Por ese motivo, cuando se desató la pandemia en la capital española, Carmona ya no pudo continuar con su pasión, informar sobre las últimas novedades del atletismo. Con todos los lugares públicos donde podía conectarse a internet y recargar su computadora cerrados, la cuenta en la red social dejó de publicar. 

A los 46 años y después de haber tenido un puesto de helados, Carmona quedó fuera del circuito laboral, más allá de algunas changas que pudo hacer. No quiere ir a albergues porque le contaron historias terribles y prefiere mantener su libertad, tuiteando sobre atletismo. "He cogido comida de los cubos de basura e, incluso, el colchón en el que duermo lo he encontrado en la calle", le relató al periodista que rescató su historia.

"Para mí Twitter es una terapia que me desahoga de todo esto y que me permite escribir de una de mis grandes pasiones como es el atletismo desde que vi ganar a (la checa Jarmila) Kratochvilova en el 800 en el Mundial de Helsinki 83 en unas vacaciones en Los Alcázares. Me gustaba todo pero esa carrera se me quedó grabada", cuenta sobre su pasión. Y añade sobre la otra parte de la historia: "Y el hecho de saber que en Twitter entretengo a la gente me lleva a pensar que por lo menos estoy haciendo algo bien".

Más allá de su conocimiento de atletismo, nunca pudo sacarle ningún provecho, salvo el de conseguir atención de miles de cientos de seguidores en su cuenta de Twitter. "Sólo me llamaron una vez en el maratón de Logroño para hablar en una mesa redonda. Pero, al final, se suspendió".

A pesar de relatar su historia, Carmona no quiso que se divulgara demasiado sobre ello, e incluso le pidió a Varona que no difundiera donde pasa sus noches. Sin embargo, la historia movilizó a gente allegada al atletismo, que ya recaudó casi 3000 euros en una campaña para ayudar a Joaquín . Así que es probable que @jokin4318 encuentre un lugar para contar sus historias y vivir dignamente de ello. "Quiero volver a Twitter pero es que no puedo", le confesó a Varona.