“El aceptar la desocupación, las habitaciones insalubres o la miseria, el permitir que los niños padezcan hambre y que los enfermos carezcan de atención médica, por el temor a aumentar la deuda nacional interna, no es otra cosa que perder todo el sentido de la proporción y de los valores sociales”. William Beveridge.

El Reino Unido es la nación europea con mayor cantidad de muertos por coronavirus. La errática política sanitaria del primer ministro Boris Johnson es una las causas del fracaso. Según los últimos sondeos de opinión, el 56 por ciento de la población cree que la estrategia gubernamental fue equivocada.

Sin perjuicio de eso, la historia reciente aporta otros insumos para entender el escenario actual. Como se sabe, el proyecto socialdemócrata europeo de posguerra se apoyó en los principios económicos keynesianos para construir un robusto “Estado de Bienestar”.

El denominado Plan Beveridge en Inglaterra fue uno de los primeros ensayos. Lord William Beveridge sostenía que el Estado debía garantizar un nivel de gasto compatible con la plena ocupación y, al mismo tiempo, construir un sistema de seguridad social que proteja a los ciudadanos “desde la cuna hasta la tumba”.

La creación del servicio público de salud (National Health Service, NHS), el 5 de julio de 1948, fue un hito en el armado del Estado de Bienestar británico.

Este sistema de salud universal y gratuito aún hoy es motivo de orgullo nacional. El que fuera ministro de Hacienda de Margaret Thatcher, Nigel Lawson, siempre lamentó que la sanidad pública fuera “lo más parecido que un inglés tiene a una religión”.

Sin embargo, los programas de ajustes conservadores fueron debilitando al NHS. En particular, los recortes presupuestarios aplicados por el gobierno de David Cameron (2010-2016). El que avisa no es traidor, podría haber dicho el líder conservador. En plena campaña electoral, prometió que la “era de la irresponsabilidad dará paso a la era de austeridad”.

En 2018 se cumplieron setenta años de la creación del servicio sanitario público. Los festejos incluyeron exposiciones, citas para tomar el té y emblemáticos monumentos (Westminster, la noria London Eye de Londres, entre otros) fueron iluminados con el color azul que identifican al NHS. En ese momento, el presidente del consejo del principal sindicato médico del país (BMA), Chaand Nagpaul, denunció que la falta de financiación en los últimos años había provocado un "déficit infraestructural" en el NHS.

"No tenemos los suficientes médicos, no tenemos las suficientes camas. Todo el sistema está en déficit en términos de infraestructura y eso significa que los médicos trabajan con una presión intolerable y no pueden ofrecer la atención adecuada", aseguró .

Las políticas de ajuste dejaron muy mal parado al Reino Unido para enfrentar la pandemia del Covid 19. En un reciente artículo publicado en The Guardian se comenta que “cuando el coronavirus se extendió a Europa a principios de este año, el Reino Unido ocupó el puesto 24 entre los países europeos por su número de camas de cuidados críticos, con 6,6 por cada 100.000 habitantes, en comparación con Alemania, que encabezó el ranking con 29,2 cada 100.000”. 

Los británicos salen a sus balcones para aplaudir a los empleados del NHS todos los jueves a las 20 horas. Reconocimiento tan saludable como insuficiente si continúan votando gobiernos ajustadores.

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