La filial argentina de Latam se va de la Argentina. Promueve Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante el Ministerio de Trabajo. El presidente Alberto Fernández, en diálogo informal con este diario, afirmó que dicho pedido solo sería válido si la empresa se mantuviera activa, en caso contrario se lo debe rechazar. “Si cierra debe pagar todo lo que debe o someterse a un proceso de quiebra.”

El PPC es una herramienta concebida para preservar las fuentes de trabajo y la paz social. Usarlo para licuar deudas y fugarse subvierte esa institución.

El Gobierno cuenta con medios para hacer valer las leyes laborales vigentes. No inventa nada, le alcanza con aplicarlas.

Trató de sostener la fuente de trabajo, inscribió a Latam entre las grandes corpos que cobraron ATP en abril y mayo.

La oposición política pide un salvataje económico. Disparate desde cualquier ángulo. Primero porque la decisión de Latam está tomada. Segundo porque la caja estatal no da para todo y, a la hora de resguardar empresas aéreas, Aerolíneas Argentinas está primero. Bueno es recordar quién repatrió a miles de argentinos que estaban en el exterior cuando amanecieron las cuarentenas globales. Un esfuerzo combinado de Aerolíneas y la Cancillería que llamó la atención periodística… mayormente para restarle mérito.

En el pedido de PPC la empresa acusa a los sindicatos, a la falta de cooperación estatal. Omite contar cómo le fue en la etapa kirchnerista (nada mal), cómo se vino a pique en la macrista, por qué su casa matriz afronta un proceso de bancarrota en Nueva York. Memoria selectiva, especialidad de la crema del empresariado autóctono o del importado que aterriza en estas pampas.