“CovidAr IgG”, el test serológico desarrollado por el Instituto Leloir y el Conicet, alcanzó una producción de cien mil determinaciones y se distribuye en forma gratuita en centros de salud de todo el país. Este sábado fueron entregados los primeros cinco mil kits de Ela-Chemstrip, el test de diagnóstico molecular fabricado por las universidades naciones de San Martín y de Quilmes. Gracias al trabajo conjunto con el Ministerio de Salud bonaerense, fueron recibidos por los hospitales Mariano y Luciano de la Vega de Moreno (500); San juan de Dios de La Plata (2000); Luisa Cravenna de Gandulfo de Lomas de Zamora (500); Presidente Perón de Avellaneda (500); Néstor Carlos Kirchner de Escobar (1500). Durante junio produjeron cuarenta mil unidades, para julio estarán en cien mil y para agosto distribuirán trescientas mil. Por su parte, los expertos y las expertas del Instituto de Ciencia y Tecnología Dr. César Milstein (Conicet-Fundación Pablo Cassará), que desarrollaron Neokit Covid-19, realizaron capacitaciones al personal en los hospitales Fiorito (Avellaneda) y Muñiz (CABA), Malvinas (Merlo, provincia de Buenos Aires) y en el Rossi (La Plata). Se proponen como meta inicial la producción de 1500 kits, solo resta ultimar detalles.

“Nuestro laboratorio se convirtió en una fábrica, estamos a full ofreciendo un servicio, abiertos a ayudar a las autoridades gubernamentales en sus múltiples niveles. Todo nuestro conocimiento y toda nuestra experiencia están abocados a esta emergencia. Tengo decenas y decenas de emails diciéndome que hemos realizado el mejor kit serológico que existe en el mercado y ello me enorgullece”, dice con entusiasmo Andrea Gamarnik, Investigadora del Conicet en el Instituto Leloir y creadora de “CovidAr IgG”, el primer test serológico para coronavirus desarrollado en el país y en la región.

En medio de tantas incertezas, solo un aspecto ha quedado claro desde el comienzo: para combatir la pandemia, hasta que no haya vacuna, no queda otra opción que aislamiento y testeo. Y esta no constituye la estrategia sanitaria que Argentina decidió por mero capricho, sino que se trata del abordaje que, con algunos matices, todas las naciones del mundo han establecido fronteras adentro. En este marco, la ciencia y la tecnología locales han sido de mucha ayuda. Desde hace meses, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), el Conicet y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación crearon la Unidad Covid-19. Un espacio cuyo objetivo es desarrollar conocimientos y tecnologías que, a todos los niveles, contribuyeran a combatir esta realidad de excepción.

Cuando el 3 de marzo se detectó el primer caso en el país, solo el Instituto Malbrán contaba con las capacidades necesarias para realizar la identificación del Sars CoV-2. A partir de allí, la institución fue noticia por sus diagnósticos moleculares con tecnología PCR: aquella que detecta el material genético del virus y demora algunas horas en entregar los resultados. En los meses sucesivos, fue el Malbrán –con Claudia Perandones y Elsa Baumeister a la cabeza– el que coordinó la estrategia federal de descentralización de laboratorios y capacitación del personal a nivel nacional para que todos aquellos centros que contarán con una máquina de reacción en cadena de la polimerasa pudieran procesar muestras e identificar contagios. De esta forma, se plegaron diversos espacios que –previamente a ser capacitados– tenían los conocimientos y la técnica necesaria para realizar la actividad. La Universidad Nacional de Quilmes se ubica como un ejemplo al respecto, al alistar a sus científicos y técnicos con velocidad para cumplir con el plan que iniciaba a desplegarse.

A comienzos de mayo, expertos y expertas del Instituto Leloir y del Conicet comandados por la viróloga molecular Andrea Gamarnik presentaron “CovidAr IgG”: el primer test serológico hecho en el país. Identifica anticuerpos, es decir, registra la reacción inmunológica del organismo frente al virus, incluso en casos asintomáticos. Puede emplearse para estudios epidemiológicos de poblaciones, es decir, para ver cómo se expandió el SARS CoV-2 en la sociedad. Se trata de una tecnología sensible cuyas muestras –a diferencia de los testeos rápidos que se realizaban en las estaciones de Retiro y Constitución– deben procesarse en laboratorios y demoran un par de horas en entregar los resultados. Demandan baja infraestructura –ya que con un lector de ELISA alcanza y sobra– y se destaca por su bajo costo de producción y, gracias a ello, podría reemplazar a los importados.

“Hemos entregado kits a setenta hospitales de todo el país. En mi celular tengo el número de cada uno de los directores de laboratorio, están en contacto permanente conmigo y con mis becarios. Hasta ahora realizamos cien mil tests y distribuimos unos sesenta mil. En este momento, estoy yendo al auto y estoy cargando 1200 determinaciones en mi baúl para entregarlas al Hospital Gutiérrez. Mañana enviaremos la segunda entrega de diez mil determinaciones a la provincia de Buenos Aires. En general, se están utilizando para hacer seroprevalencia (determinar quién tiene anticuerpos contra el patógeno) en barrios vulnerables y también para hacer seguimiento de pacientes”, detalla Gamarnik. En los últimos días, junto a su equipo del Instituto Leloir, pusieron a punto un kit adicional que permite extraer sangre a partir de la punción del dedo (digitopunción). Esa gotita es colocada en un nuevo serokit y llevada al laboratorio para ser procesada en los ELISAS. Esta modalidad habilita a la recolección de muchas muestras de una manera muy veloz. “Parte de los kits los estamos entregando para evaluar la situación de los distintos grupos de riesgo. Dentro de ello, por supuesto, está el personal de salud. Existe una iniciativa de la Región Sanitaria VIII de Buenos Aires –con centro en Mar del Plata– para examinar miles de muestras de estos sectores que, como sabemos, son los más expuestos”, plantea.

El Laboratorio de Virología Molecular liderado por Gamarnik concentra sus esfuerzos en en varios frentes. “Más de la mitad de mi equipo está trabajando fuertemente en titular los plasmas. Ya hemos concluido la titulación de 200 y también ofrecimos nuestros kits –como en el Instituto Maiztegui (Pergamino)– para que sus especialistas puedan hacerlo por su cuenta. Ello es vital para determinar qué cantidad de anticuerpos hay. En simultáneo, más allá del número necesitamos saber cuáles neutralizan al virus y efectivamente nos protegen”, señala. Para poder realizar estos estudios (que requieren de condiciones de bioseguridad muy elevadas) adaptaron un sistema de pseudovirus (patógenos prestados por colegas de Nueva York) que cuentan con la proteína “S” (Spike) del coronavirus, pero son más fáciles de manipular y menos peligrosos. Es bueno recordar que la terapia de plasma radica en un esquema muy sencillo: el propósito es que los anticuerpos de los pacientes recuperados sea donada a las personas en estado delicado de salud. El intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, recibió este tratamiento y denota una evolución en su estado de salud. En Argentina, hay dos ensayos clínicos relacionados con la terapia del plasma del convaleciente en fases avanzadas: uno en el Hospital Italiano y el otro de la Fundación Infant.

Neokit y Ela-chemstrip: las otras dos buenas noticias de la ciencia argentina

A mediados de mayo se presentó “Neokit-Covid-19”, el primer test molecular argentino para identificar SARS-CoV-2. Fue desarrollado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Dr. César Milstein (Conicet-Fundación Pablo Cassará). El proyecto, liderado entre otros por el biólogo del Conicet Adrián Vojnov, permite un diagnóstico de base molecular más rápido y más barato que el PCR (aproximadamente en una hora entrega los resultados). Utiliza la técnica de amplificación molecular isotérmica y su característica más importante es la simplicidad operativa. Luego de reconocer zonas específicas del genoma viral, el ARN purificado es colocado en tubos de reacción. A diferencia de las PCR –que realizan ciclos de procesamiento a diferentes temperaturas– la muestra se procesa a una constante de 65 grados, con lo cual, simplifica muchísimo el uso de equipamiento. Para lograr ese calor puede emplearse cualquier tipo de dispositivo, como una estufa, o bien, un baño de agua. Consiste en la generación in vitro de millones de copias de segmentos específicos del genoma del virus, en caso de que esté presente. El viraje de color obtenido es lo que indica si el resultado del test es positivo (más azulado) o negativo (más violeta).

“Durante esta semana, iniciamos con la producción de un lote pequeño que nos permitirá avanzar hacia un escalado más importante en el corto plazo. Hoy en día nos encontramos cumpliendo una fase muy importante vinculada con la capacitación de personal en distintas instituciones de salud para que puedan realizar por su cuenta el procesamiento de las muestras. Estuvimos en hospitales como Fiorito (Avellaneda) y Muñiz (CABA), Malvinas (Merlo, provincia de Buenos Aires) y en el Rossi (La Plata). En una segunda etapa avanzaremos hacia la producción de 150.000 tests por semana. Tenemos los insumos como para hacerlo”, afirma Vojnov. Y luego continúa con su explicación: “El desafío es que el desarrollo, el escalado y la producción la hagamos al mismo tiempo. La meta de la primera etapa es producir 1500 kits, es decir, 150,000 determinaciones (que equivalen a 150.000 diagnósticos aproximadamente). Para ello, también pusimos a punto el robot de pipeteo para funcionar a buen ritmo”. El especialista se refiere a la estación “Biomek FX”, un robot fantástico que en menos de diez minutos llena trescientos tubos con los reactivos. La máquina es clave para el fraccionamiento preciso de los insumos (enzimas, polimerasas, etc.) con los cuales trabajan.

Si algo ha aprendido la ciencia de esta pandemia es que la realidad manda, por ello, en muchos casos es necesario orientar los esfuerzos según las necesidades que el contexto demande. “Si bien hemos validado el kit a partir de ARN purificado (genoma del virus), también estamos pensando en saltearnos este paso porque lleva tiempo y es muy costoso. De modo que a partir de una colaboración con el Instituto Malbrán, esperamos avanzar en ese sentido: en vez de hacer la purificación, vamos a inactivar al coronavirus a través de algún mecanismo (con el aumento de temperatura, agregando algún detergente) y la muestra del hisopo se colocará directamente en el kit. Se amplificará o no en relación a la presencia del Sars CoV-2. Será muchísimo más rápido el asunto”, advierte Vojnov.

A los tests de los Institutos Leloir y Milstein se sumó el tercero. Ela-chemstrip fue presentado hace diez días como un desarrollo de investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad Nacional de San Martín, gracias a la participación de sus empresas de base tecnológica, Productos Bio-Lógicos y Chemtest, respectivamente. Este sábado comenzaron con la entrega de sus primeros cinco mil kits. Como fruto del trabajo conjunto con el Ministerio de Salud bonaerense, fueron recibidos por los hospitales Mariano y Luciano de la Vega de Moreno (500); San juan de Dios de La Plata (2000); Luisa Cravenna de Gandulfo de Lomas de Zamora (500); Presidente Perón de Avellaneda (500); Néstor Carlos Kirchner de Escobar (1500).

Es un nuevo test molecular argentino para identificar Sars-CoV-2 que –al igual que el anterior– tiene una sensibilidad superior a la técnica PCR, entrega el resultado en 45 minutos y permitirá la realización de cien mil testeos al mes. ¿Cómo es el proceso? Tras el hisopado nasofaríngeo, el resultado se procesa en tan solo 45 minutos y se visibiliza en una tira reactiva, similar al popular Evatest. A diferencia de otros métodos de testeo, permite el diagnóstico de personas infectadas con síntomas y sin ellos, no utiliza un equipamiento costoso ni muy sofisticado y la gran mayoría de sus insumos (más de un 80%) son de industria argentina. De manera reciente recibió el visto bueno de Anmat y su aplicación podría ser masiva: “Durante junio sacamos cuarenta mil unidades y para julio ya estaremos en cien mil. Si tenemos suerte y va bien el proceso de escalado llegaremos a trescientos mil en agosto. Estamos atendiendo a tanto a la demanda del sector público como a la del privado. Tengo entendido que el Gobierno Nacional centralizará la compra y será el encargado de la distribución a las provincias. Ya cerramos una partida de miles de kits que irán a Santiago del Estero, ya que es el gobernador que primero se interesó por adquirir nuestro producto”, relata Diego Comerci, referente del proyecto del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad Nacional de San Martín.

Las solicitudes, según asegura, no solo provienen del sector público doméstico pues los grupos privados también desean contar con la tecnología, al tiempo que los gobiernos de países de la región manifiestan interés en obtener Ela-chemstrip. “Estuvimos en contacto con la Cámara Argentina de Laboratorios de Análisis, porque hay muchos laboratorios grandes del AMBA que quieren migrar a nuestra tecnología. Por otra parte, también exportaremos a países vecinos. Precisamente por estos días, estamos manteniendo conversaciones con el gobierno colombiano y tenemos solicitudes hechas de Perú y Bolivia”, narra Comerci. CovidAr IgG, Neokit y Ela-chemstrip son el fruto de la ciencia y la tecnología argentina. Un sector maltratado (material y simbólicamente) durante los últimos cuatro años y que ahora parece levantarse. A pesar de la crisis, se divisan mejores horizontes.

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