El presidente Alberto Fernández recibió en Olivos al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, para hacer un repaso de los números que viene arrojando la vuelta a una cuarentena más estricta en el AMBA. En general, existe conformidad sobre el nivel de cumplimiento de las nuevas restricciones y un moderado optimismo respecto a si se conseguirá frenar la curva de contagios, que ayer se volvieron a acercar a la línea de los 3 mil diarios, con un récord de 52 fallecidos. Desde la Ciudad dejaron trascender que ya evalúan la vuelta a una cuarentena flexibilizada para después del 17 de julio. En la Provincia, el ministro de Salud, Daniel Gollán, hizo declaraciones en el mismo sentido, pero en general hay cautela acerca de que todavía hay que esperar unos días para hacer una evaluación certera de la situación.

En Presidencia explicaban que la invitación a Olivos se había dado de manera casual durante una charla, por lo que no se debía especular respecto a las razones de ese encuentro a solas. El jefe de gobierno se mostró más que satisfecho respecto a la baja de la circulación de esta semana, que ubicó en un tercio de vehículos menos entre Provincia y Capital. Es el efecto de los estrictos controles policiales que se implementaron en los ingresos, que hace volver a su casa a quienes no cuentan con el permiso de circulación correspondiente. Respecto a estos permisos, se tramitaron dos millones menos que los cinco millones que existían hasta el fin de semana pasado.

Desde la Ciudad dejaron trascender planes ambiciosos para luego del 17, con la vuelta de las actividades ya habilitadas en la última fase más algunas nuevas como gimnasios y peluquerías. En base a los últimos datos, que marcan un crecimiento mayor de los casos en Provincia que en Capital, algunos funcionarios porteños se largaron a hablar sobre el supuesto carácter “solidario” que tendría la cuarentena estricta en Capital, dando a entender que lo hacen más por buena vecindad con el conurbano que por necesidad. En el Gobierno desmentían esa idea, explicando que la decisión de volver atrás con las flexibilizaciones se había tomado en base a una suma de variables, no únicamente por el número de contagios. De hecho, si se tiene en cuenta la mortalidad por millón de habitantes,de CABA es el distrito que va a la cabeza por amplia diferencia. Lo mismo ocurre si se mira la antidad de casos cada 100 mil habitantes.

Pero no fue el tono del diálogo entre Fernández y Rodríguez Larreta, que coincidieron en la necesidad de seguir de cerca la evolución de los números que surjan a partir de la nueva fase de la cuarentena antes de resolver los próximos pasos. El viernes que viene, coincidieron, van a tener un panorama más definido acerca del efecto que se consiguió con la baja de la circulación.

Los ministros de Salud de ambos distritos hablaron por la mañana. El porteño, Fernán Quirós, habló de “desandar” las últimas restricciones en caso de que el índice de contagios baje del 1. Por ahora, está en el 1,1. El bonaerense, Daniel Gollán, dijo algo parecido. “Lo más probable es que pasemos a una similar a la que teníamos el 30 de junio. La expectativa es que la curva de contagios desacelere su crecimiento”, afirmó.Más allá de la suba de casos de los últimos días, en la Provincia también están conformes con el comportamiento de la gente ante las nuevas exigencias. “El acatamiento de este nuevo período de aislamiento preventivo está siendo alto, hubo un gran avance de los y las bonaerenses en la comprensión de la gravedad de la situación y el avance de los contagios”, manifestó el gobernador Axel Kicillof en una videoconferencia con intendentes del GBA. El viceministro de Salud, Nicolás Kreplak, informó que trabajan para conseguir duplicar la capacidad de respuesta en los centros de testeos.