La mifepristona es un medicamento cuyo mecanismo de acción es bloquear el efecto de la progesterona en el útero. La progesterona es la hormona que sostiene el embarazo por su efecto sedante sobre la contractilidad del útero y porque provee la nutrición del embrión hasta que la placenta toma el mando. A través del bloqueo de estas acciones, se produce el desprendimiento del huevo y sensibiliza a la musculatura uterina, incluido el cuello del útero, a la acción de las prostaglandinas (sobre las que actúa el ya conocido Misoprostol). La mifepristona debe usarse siempre en dupla con Misoprostol ya que de otra manera la expulsión del producto de la concepción es tardía o no se produce. Tiene una efectividad en la producción del aborto del 98 por ciento y menos de uno por ciento de complicaciones en el primer trimestre de la gestación. Las ventajas del uso concomitante de Mifepristona y Misoprostol en el aborto médico están dadas por su alta efectividad, seguridad y los menores tiempos necesarios en el proceso.

Después de cuatro años de trabajo intenso, Bolivia aprobó su uso en el sistema público de salud. Fue Ipas (International Plan Assistance Service) fundada en 1973 en Estados Unidos la organización no gubernamental que trabajó en fuerte alianza con organizaciones feministas para que el Registro Sanitario pueda proveer mifepristona a todas las personas que lo necesiten. Ipas está en Bolivia desde 1999, y Malena Morales Lara está a cargo de la dirección desde 2012. Han trabajado en la sentencia constitucional que permite el aborto bajo tres causales -violación, incesto, estupro; riesgo de vida o salud para la mujer; y malformaciones congénitas-. En 2009, introdujeron en el país el misoprostol y poco más de diez años después la mifespristona. “La empresa con la que se ha trabajado para el Registro Sanitario va a traer el medicamento al país para que sean los mismos hospitales del sistema de salud público quienes puedan adquirirlo”, puntúa Malena.

En noviembre del año pasado, el contexto político y social de Bolivia cambió de un día para el otro. “Nadie pensó que iba a suceder lo que pasó”, cuenta a Las12. “No puedo decir si hubo fraude o no cuando fueron las elecciones, pero eso causó una conmoción social terrible que provocó que el ex presidente Evo Morales salga de Bolivia. Asumió el poder Jeanine Áñez, que para algunos fue un golpe de estado y para otros no, entonces desde ahí también tenemos diferentes perspectivas. La población está dividida. Pero cuando hablamos del área de salud vemos que a través de todos estos años, en los diferentes contextos políticos hemos ido introduciendo tecnología para reducir la mortalidad materna. El aborto es la tercera causa de mortalidad materna según un estudio del año 2014. Entonces, en ese sentido, preocupadas por eso, trabajamos haciendo un apoyo técnico muy fuerte al Ministerio de Salud durante todos estos años.

--¿Cuáles fueron las alianzas que se tejieron para producir un logro de estas características para la salud de las mujeres?

--Creo que una de las lecciones que hemos aprendido a través del tiempo es que es muy importante que el área técnica del Ministerio pueda comprender la importancia de contar con cierta tecnología médica basada en la evidencia científica. Ha sido un trabajo fuerte con todos los gobiernos que han pasado en estos veintiún años, para demostrar como este medicamento reduce la morbimortalidad materna, que también está amparada por la Organización Mundial de la Salud; sumado a los beneficios que trae a las mujeres, a sus familias y a toda la sociedad en su conjunto. El aborto es un tema polémico y hemos visto que es por ahí por donde había que abordarlo: que una mujer ya no muera por un aborto inseguro es una ganancia.

El aborto en Bolivia

En 2009 introdujeron el misoprostol que tiene las normas nacionales de implementación, “ese ha sido un paso, pero es solo un paso”, señala Malena. “Porque otra cosa es la implementación en los servicios de salud y ahí hay otras barreras como los objetores de conciencia que, independientemente de lo que diga la ley, hacen prevalecer su posición. Entonces, implementar y equipar los servicios es otra tarea, y que aprendan las nuevas técnicas. Es muy importante la sensibilización y la transformación de actitudes en el personal de salud, no solo de los médicos, porque además de los médicos, hay un gran porcentaje del personal de salud no médico que tiene muchas barreras en cuanto a este tema”.

Malena subraya que el mejor protocolo para realizar una interrupción legal del embarazo es la asociación de misoprostol y mifepristona pero en casi la mayoría de los países se está utilizando solo el misoprostol, que aunque tiene una tasa de efectividad alta, no es tan alta como la efectividad de la mifepristona, que es del 99 por ciento. Fueron de a poco, pero la meta era que las mujeres puedan acceder al protocolo completo, “porque el mecanismo de acción de ambos medicamentos es totalmente complementario, por eso su gran efectividad. Y tiene también otros usos gineco-obstétricos, minimiza el riesgo de la intervención quirúrgica y también es un beneficio para las mujeres que pueden utilizarla -con la debida orientación médica- en forma ambulatoria. Son dos medicamentos que tienen muchas bondades. Conforman una dupla perfecta”.

--¿Cómo abortan las mujeres en Bolivia?

--Como Ipas Bolivia hemos hecho dos investigaciones: “Las cifran hablan I” y “Las cifras hablan II”. La primera en 2011 y la otra en 2016, para comparar qué había pasado. En la primera vimos que por día se realizaban 185 abortos. En la segunda investigación había habido una discreta disminución a 163 abortos por día. Estas son investigaciones indirectas porque hasta el año 2014, estaban estas causales pero se necesitaba autorización judicial. Cuando se eliminó este requisito de la autorización judicial vimos en nuestro análisis que muy pocos casos iban a los servicios públicos de salud. Entrar al sistema público es exponerse muchas veces al maltrato, a tener que escuchar reflexiones de algunos médicos como ¿Por qué no lo das en adopción? Entonces muchas veces, las mujeres prefieren resolverlo por el ámbito privado. El sistema privado sigue siendo una opción. Y las mujeres pobres venden hasta lo que no tienen para acceder. También vemos que hay un auto uso. Por eso hay tantas mujeres que llegan al hospital con un sangrado cuando toman la medicación por ellas mismas porque no saben que pueden terminar el aborto en sus casas. Existen redes de mujeres activistas que apoyan fuertemente y desde Ipas damos información para reducción de daños e informamos para el auto uso de medicamentos pero son cosas que igual suceden.

La historia de la mifepristona

Desde Neuquén y en charla con Las 12, la ginecóloga Gabriela Luchetti, trae la historia de la mifepristona: cómo nace, cómo la descubren y cómo se autorizaría su uso en nuestro país. Subraya que “la sociedad tiene que estar enterada de cómo se aprueba un medicamento para su comercialización”. Gabriela trabajó treinta años como médica full time en el Hospital Castro Rendón y es además Profesora Adjunta a cargo de la Cátedra de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Comahue. “La mifepristona es un medicamento cuya molécula activa fue descubierta a principios de los años 80, en Francia. El laboratorio Roussel-Uclaf se encontraba investigando moléculas de nuevos progestágenos para anticonceptivos orales. Los anticonceptivos orales siempre fueron un buen plan de negocios para un laboratorio porque los progestágenos son muy baratos y asociados a etinil-estradiol (también muy barato) convertidos en medicamento, se venden muy caros y son de consumo masivo”.

En 1981, aquel laboratorio francés patentó la molécula como RU-486 e iniciaron pruebas clínicas para usarla como droga abortiva y de anticoncepción de emergencia. De esas pruebas se concluyó que su efectividad en esos usos era alta pero que para el aborto debía agregarse a su uso una prostaglandina (misoprostol) para estimular la expulsión del producto de la gestación.

--¿Qué rescatás de la historia del descubrimiento de la mifepristona?

--Esta historia, como todas las relacionadas con el derecho al aborto, tiene avances y retrocesos. En 1988 los antiabortistas franceses y el dueño de la mayoría de las acciones de la empresa productora se oponían a la distribución y venta de la droga para este uso, y los ejecutivos de Roussel-Uclaf perdieron la votación sobre este tema en la junta ejecutiva. Pocos días después de este episodio en la empresa, el gobierno de Francia ordena a Roussel-Uclaf comenzar la distribución y comercialización de la droga por el interés superior de la salud pública de Francia. El ministro de Salud de aquel entonces, Claude Evin explicó que “No podía permitir que el debate sobre el aborto privara a las mujeres de un producto que representa un avance médico. Desde el momento que el gobierno aprobó el medicamento, el RU-486 se convirtió en propiedad moral de las mujeres, no sólo en propiedad de una compañía farmacéutica”. Hacia fines de los ´90, el RU-486 se había transformado en una droga llamada mifepristona y era comercializada en la mayoría de los países de Europa y Canadá.

La mifepristona fue incluida junto al misoprostol en el listado modelo de medicamentos esenciales de la OMS en el año 2005, con un cartel recuadrado que decía: “Siempre que la legislación nacional lo permita y sea aceptable culturalmente”, y un asterisco que aclaraba: “Exige una estrecha supervisión médica”. En el año 2019 -edición número 21- mifepristona y misoprostol figuran en un pack combinado de cinco comprimidos, uno de mifepristona y cuatro de misoprostol. Y ya no existe el asterisco que aclaraba que solo podría utilizarse bajo supervisión médica.

El listado modelo de medicamentos esenciales es un inventario de medicamentos que cubren las necesidades mínimas de cualquier sistema de salud. Cubre la mayoría de las enfermedades prevalentes en el mundo. La primera lista se generó en 1977 con alrededor de 200 medicamentos. Hoy la última lista es de 2019 y contiene 460 medicamentos esenciales.

--¿Qué sucede en nuestro país respecto de la mifepristona?

--En Argentina, la mifepristona aún no ha sido autorizada para su comercialización por el simple hecho de que nadie ha solicitado, al menos públicamente, autorización para su comercialización, aunque la existencia del ILE justifica plenamente que los equipos de salud cuenten con este recurso.

--La OMS recomienda la mifepristona, entonces ¿quién debería empujar para que en Argentina se la utilice para promover abortos más seguros, rápidos y efectivos?

--La Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) es el organismo encargado de esto. El proceso de registro de especialidades medicinales habitualmente lo inicia un laboratorio farmacéutico, local o extranjero, qué quiere comercializarlo en el país. Aparentemente ningún laboratorio ha solicitado la autorización para comercializar mifepristona en Argentina, o si esto ocurrió, la información no es de dominio público, por lo que un próximo paso sería entrevistar a algún/a funcionaria/o relevante de este organismo, para que clarifique. Otra vía de autorización para acceder a mifepristona en el país, sería la autorización para importar un medicamento que podría iniciar un ministerio como el de salud y por último también podría producirse localmente en algún laboratorio público tal como sucedió con el misoprostol y su producción por el LIF.