Unas 500 firmas sumó la carta que un grupo de investigadoras envió al Conicet para expresar su “profunda preocupación” ante la resolución tomada por la Fundación Alexander Von Humboldt de premiar al investigador rosarino Claudio O. Fernández. La noticia fue publicada el 24 de junio pasado por Infobae, y sostenía que la distinción era por “sus acciones conectando la investigación científica de excelencia con la comunicación pública y social de la ciencia”. Lo que se omitió en el acto de premiación, y en las comunicaciones de la Fundación, era justamente lo que se subraya en la carta, que el profesor de la Universidad Nacional de Rosario e investigador Principal del Conicet “ha recibido denuncias por violencia laboral y de género en Conicet y cuenta con un sumario abierto por esa razón” en Conicet y en la Universidad Nacional de Rosario. Los plazos del sumario en el organismo nacional están suspendidos por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. Les firmantes hacen un pedido claro: “Les llamamos a pronunciar palabras concretas en oposición al silencio que acompaña la impunidad en el abuso del poder”.

Fernández dirige el Instituto de Investigaciones para el Descubrimiento de Fármacos de Rosario (IIDEFAR) que actualmente cuenta con sólo tres investigadores, debido a la gran cantidad de investigadorxs y personal que pidieron cambio de lugar de trabajo. La web del IIDEFAR consigna que hay tres investigadores, cuatro becaries y un personal de apoyo que pertenece a Conicet y un investigador, tres becarios y 2 “de apoyo” que no son de ese organismo nacional, ya que el Instituto parte de un convenio entre Conicet y UNR. Fueron unos 40 al inicio del proyecto. Hay once denuncias en la UNR y 19 en Conicet. La carta enviada al organismo nacional indica que “El instituto dirigido por el Dr. Fernandez (IIDEFAR, Rosario) contaba con un personal numeroso tiempo atrás, y hoy se encuentra básicamente vacío, ya que la mayoría de les investigadores, becaries y miembros del personal de apoyo han renunciado a sus puestos en años recientes, o bien han solicitado cambios del lugar de trabajo, como consta en los registros de Conicet y en la nóminas de los institutos, accesibles incluso online”.

La carta considera que “premiar tales situaciones es perjudicial para la ciencia en sí misma y sumamente injusto para las personas que han sido víctimas de la violencia. Nos preocupa en particular, que no sólo no se limiten estas situaciones absolutamente inaceptables, sino que aparezcan promovidas por distinciones y premios. No es posible separar la producción científica de las prácticas que sustentan dicha producción. Por esto, les acercamos esta carta y les llamamos a pronunciar palabras concretas en oposición al silencio que acompaña la impunidad en el abuso del poder”, dicen les firmantes, quienes solicitaron a las autoridades del Conicet que “se expresen respecto a la premiación del Dr. Fernández y que comuniquen a la Fundación Alexander von Humboldt los hechos de gravedad denunciados, que figuran en los propios registros de la institución”.

La respuesta del Conicet llegó con firma de Mario Pecheny, y aludió a la presunción de inocencia, un derecho que no se encuentra vulnerado toda vez que el investigador sigue en su cargo de director del IIDEFAR. Lo que cuestionan las cientos de firmantes es otra cosa. “En la carrera científica el maltrato, la explotación y la intervención sobre la vida privada han sido entendidas muchas veces como parte de la formación. Esto se intensifica con el sesgo de género, pero es general. Las instituciones deben bregar por cambiar este paradigma”, escribió la ex ministra de Ciencia de Santa Fe y actual diputada provincial del Partido Socialista Erica Hynes, al retwittear la carta. “Hay una serie de situaciones que muchas veces son de mucha rigurosidad, otras veces pasan al terreno del abuso y del maltrato y se terminan naturalizando dentro del camino científico, y esto se acentúa con un sesgo de género. No es necesario, se puede hacer ciencia de buena calidad y alta rigurosidad, que se puede ser un jefe firme y exigente y no tiene nada que ver con el maltrato o las humillaciones”, abundó con Las12.

Para Hynes, la situación de Fernández se inscribe en esa realidad. “Cuando una institución externa como Von Humbolt premia a la persona, por más que la premie en otra cosa, la legitima en todas sus prácticas. Me parece que es una cuestión que tenemos que reflexionar, llamar a la ética de las instituciones científicas”. Y pone un ejemplo: así como les piden rendición de cuentas exhaustivas a quienes reciben subsidios económicos para sus investigaciones científicas, también deberían tomar en cuenta cuando un becario o una becaria no se doctora, o pide cambio de lugar de trabajo. “Las instituciones deberían encontrar una forma de poner en valor los recursos de las personas como se hace con los recursos monetarios”, consideró Hynes.

Que 500 personas –en su gran mayoría científicas—hayan firmado la carta implica también que existe otro umbral de tolerancia para que personas acusadas de vulnerar derechos sigan construyendo su prestigio como si nada pasara. Así se lo hacen saber en otra misiva, esta vez dirigida al presidente de la Fundación Alexander Von Humboldt, Hans Christian Pape. “La Fundación es ampliamente reconocida a nivel internacional por su trabajo de promoción de la ciencia de excelencia y de la cooperación internacional. A través de diferentes programas la fundación ha contribuido a la formación y mejora de grupos e individualidades en la ciencia, teniendo en cuenta los vínculos humanos y culturales”, comienza la carta, que recuerda las denuncias contra Fernández y adjunta notas periodísticas del diario La Capital de Rosario que las recogieron.

“El otorgamiento de premios y subsidios brinda prestigio, poder y legitimidad en el ejercicio de las posiciones. Tales distinciones en las circunstancias relacionadas al Dr. Fernández atentan contra la excelencia en la empresa científica”, dice la carta que está en proceso de obtener adhesiones para ser enviada a la Fundación, con sede en Berlín. El acto fue el mismo 24 de junio, de forma online. “Mientras duren los procesos iniciados por las instituciones receptoras de las denuncias en Argentina, el otorgamiento de reconocimientos puede sesgar la imparcialidad y la objetividad requeridas y podría influenciar, confundir o vulnerar a testigos, personas afectadas o personas involucradas en la toma de decisiones. Teniendo esto en cuenta, esperamos que se esclarezcan las situaciones denunciadas con celeridad, imparcialidad y en plena aplicación de las garantías previstas por el marco legal vigente”, expresan.