Está considerado uno de los clásicos más importantes en la historia de River y Boca, ya que gracias al empate 2-2 en el estadio Monumental, el conjunto xeneize, dirigido por Alfredo Di Stefano, se consagró campeón del Torneo Nacional de 1969. Y una de las figuras de aquel equipo era Silvio Marzolini, que terminó dando la vuelta olímpica todo mojado, mientras los empleados de mantenimiento del estadio abrían las canillas para evitar que los futbolistas visitantes celebraran el título.

Marzolini, con su fina estampa, en el Monumental colmado.

Aquel partido disputado el 14 de diciembre de 1969, Boca comenzó ganándo con dos goles del Muñeco Norberto Madurga, pero River llegó al empate por intermedio de Oscar Pinino Mas y Víctor Marchetti. La remontada no fue suficiente para el conjunto local, que necesitaba ganar para quedarse con aquel torneo. Más allá de la tensión de lo que se jugaba, en el compacto del juego se puede observar la prestancia de Marzolini para cortar, levantar la cabeza y salir jugando en cualquier lugar de la cancha. Y sin escatimar pierna fuerte, un símbolo de esa época en el fútbol argentino.


Al finalizar el partido y con Boca consagrado como campeón, el público local aplaudió a los jugadores visitantes, pero desde la interna del club quisieron evitar el festejo y la vuelta olímpica. Por eso, prendieron las canillas del riego, pero no lograron su objetivo. "Cuando nos prendieron los grifos que usaban para regar pensé '¿así que abren las canillas? Voy a dar la vuelta con más ganas', y agarramos por la pista olímpica para dar la vuelta completa", recordó años después el propio Marzolini en una entrevista con La Nación.