Argentina no fue el único país que llegó a un acuerdo con sus acreedores externos. También Ecuador anunció este martes que casi el 98 por ciento de sus tenedores de bonos decidieron acogerse a la reestructuración propuesta por el gobierno de Lenín Moreno. El mandatario festejó la noticia en redes sociales compartiendo un tweet de la presidenta del FMI Kristalina Georgieva. Allí anunció que empezarán a diseñar un nuevo paquete de ayuda con el organismo. Para Andrés Arauz, exdirector del Banco Central de Ecuador, la administración Moreno hizo una propuesta muy favorable para los acreedores “El gobierno negoció como sino estuviéramos en medio de una pandemia mundial”, sostuvo el economista.

Acuerdo en tiempo récord

Según las palabras del propio ministro de economía de Ecuador, Richard Martínez, el gobierno logró un acuerdo en tiempo récord. Estaban en juego 17.375 millones de dólares de deuda, que quedaron reducidos a 15.835 millones. Además se logró bajar la tasa de interés: pasó de un 9,2 por ciento a una tasa promedio de 5,3 por ciento. También se logró una prórroga en los plazos de pago de 6 a casi 13 años. Los bonos actuales vencerán en 2030, 2035 y 2040. Eso generará un importante alivio para las cuentas del país ya que hubiera tenido que pagar cerca de 11.000 millones de dólares hasta el 2025.

Tanto Argentina como Ecuador necesitaban que un piso de acreedores aceptaran su propuesta. El gobierno de Moreno lo logró ampliamente. Para Arauz el hecho de que el fondo de inversiones BlackRock, que fue extremadamente duro con la Argentina, haya pactado tan rápido con su país muestra a las claras quienes fueron los ganadores. “Fue una propuesta en exceso generosa. Por eso tuvo un nivel tan alto de aprobación y respaldo. En Ecuador la crisis se profundizó con la pandemia, por la contracción del PBI, la falta de recursos fiscales, etc. Esto generó que en marzo se desplome el precio de los bonos hasta ser de 20 centavos por dólar. Ahora el gobierno los pagó a 91 centavos por dólar. Ecuador partió reconociendo la totalidad de la deuda y negoció hacia abajo, en vez de empezar con el valor de mercado y negociar hacia arriba”, indicó el exdirector general del BC durante la presidencia de Rafael Correa. Para el economista se podrían haber ahorrado miles de millones de dólares.

Sin embargo, el ministro de Economía señaló que el acuerdo implicó para el país una quita de 1.540 millones de saldo capital. Arauz señaló que sólo se puede llegar a ese número tras una manipulación de los datos. “Hay intereses no pagados que se los está convirtiendo en otro bono llamado PDI. Es decir que esos intereses pasaron a formar parte del monto de capital, que se empezará a pagar de 2026 en adelante. Pero si los contaran como intereses, tal como originalmente fueron concebidos, la tasa quedaría al mismo nivel que estaba antes”, expuso el economista.

Lluvia de inversiones

El nexo entre el FMI y la administración Moreno toma un nuevo envión con este acuerdo. Así lo dejó en claro Martínez al anunciar el inicio de nuevas conversaciones con el organismo para concretar otro crédito. El año pasado ya habían arreglado uno por 1.200 millones. Según el ministro de esa manera el país se abrirá a la llegada de nuevos capitales. Ecuador tiene una economía dolarizada desde el año 2000. La moneda norteamericana es un recurso imprescindible para sostener su aparato productivo, más aún ante la imposibilidad de emitir dinero propio.

Si bien este nuevo préstamo con el FMI aparece como un paso posterior al cierre de negociaciones con los acreedores, Arauz explicó que fue una de las garantías que dio el gobierno a sus tenedores de bonos. “En la oferta de intercambio hecha a los acreedores el gobierno se autoimpuso como condición llegar a un acuerdo con el FMI antes del 7 de agosto. Fue una especie de aliciente para dar mayor credibilidad. Ahora estamos esperando ese acuerdo”, explicó el exdirector del BC. Lo que ya conoce el pueblo ecuatoriano es el resultado de esos arreglos con el organismo. Para el economista implicará un nuevo paso hacia el neoliberalismo. “Los contenidos del acuerdo con el FMI son perversos. Incluye la desregulación del sistema financiero; liberación de la tasa de interés; favorecer la salida de capitales. Además quieren cambiar la ley para que el BC tenga funcionarios designados por este presidente y que no pueda cambiarlos el próximo. Están dinamitando los instrumentos que podría usar un gobierno progresista”, sostuvo Arauz.

Por último, el economista explicó que tanto Ecuador como Argentina perdieron la oportunidad de apelar a organismos internacionales para lograr una negociación más favorable. “En los próximos meses va a haber más países cayendo en default y convenía apostar por un reordenamiento a escala multilateral. Argentina misma ya había empezado a crear este camino durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Por ejemplo en Naciones Unidas con el Tratado Internacional para la reestructuración de la deuda soberana en casos de crisis. Y también en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU donde hay una serie de principios sobre reestructuración de deuda. Los insumos están ahí. Pero se necesitaba esperar 3 o 4 meses más para reorganizar estos países”, señaló Arauz.