En junio de este año el legislador Ricardo Bussi, hijo de genocida tucumano Antonio Domingo Bussi, fue denunciado por abuso sexual y robo de identidad. Su denunciante, bajo el seudónimo de “Lupe”, que trabajaba con el funcionario en su entorno, sufre desde entonces hostigamiento, amenazas y hasta el saqueo de su casa. Frente a ese panorama el movimiento Ni Una Menos de Tucumán realiza una campaña para juntar fondos para poder sostener económicamente a la víctima mientras dure el proceso.

Pocos días después de presentada la denuncia por abuso sexual, se sumó otra más: los datos personales de la víctima habrían sido usados para abrir una cuenta bancaria donde se giraron grandes sumas de dinero. La joven fue dos veces al banco a cobrar las asignaciones familiares que le paga la ANSES y se encontró con que le habían depositado 600 mil pesos. Según la denuncia, cuando ella, que trabajaba en el partido de Bussi, fue a pedirle ayuda y asesoramiento, el hijo del represor la encerró y abusó de ella.

Desde que realizó la denuncia Lupe es perseguida por “personas misteriosas, personal policial, y miembros del partido al que pertenece el legislador”, los cuales la amenazan y la han trataron de amedrentar para que no contara lo sucedido. Tras su presentación en la Justicia, Lupe estuvo refugiada por 60 días, pero al volver a su casa la encontró desmantelada: se habían llevado su cama, un sillón, el televisor, la garrafa, la ropa de sus hijas, el secarropa, entre otros muebles. En el fondo de su vivienda encontró un mensaje: “Akí estoy”, decía un grafiti. Este fin de semana, el movimiento Ni Una Menos lanzó una campaña para que pueda reponer las cosas indispensables y brindarle ayuda económica para que la joven de 26 años pueda seguir llevando adelante la denuncia, en un marco de gran asimetría de poder. 

Se reciben donaciones a una cuesta del Banco Nación, cuyos datos NUM publicó en sus redes sociales.

Las intimidaciones son casi constantes. Hace pocos días, dos mujeres visitaron a su hermana, se presentaron como maestras de sus hijas e insistieron en conseguir el teléfono de Lupe. Su hermana logró filmarlas y Lupe pudo reconocerlas por haberlas visto previamente en una sede de Fuerza Republicana, el espacio político que preside el legislador Bussi.