Secreto, el nuevo disco de Isla Mujeres, oscila entre dos tipos de momentos: uno rockero y otro electropop. Son diez canciones que van alternando esos lapsos musicales unidos por melodías bailables y arreglos vocales pegadizos. "Este disco expresa nuestro propio proceso; lo venimos haciendo hace un montón y refleja el crecimiento de la banda. Veo esa heterogeneidad como algo bueno", dice Elena Radiciotti, bajista y cantante del cuarteto platense.

El álbum empieza con Mi nombre, que deja ver lo que vendrá: una pista de baile imaginaria donde los temas danzan magnetizados por un equilibrio sonoro. Y el último track es Problema, nacido en un encuentro de mujeres, del que están estrenando una reversión en video.

 

Indie y trap, ambient y post-jazz, voces souleras y electropop refieren a este álbum, compuesto hace más de un año y terminado luego de tocar por el sur argentino el último verano. "Me me acuerdo de la gira del verano y siento que estoy en otra vida, porque fue muy hermoso. Viajar, conocer gente, tocar, todas las cosas buenas en una sola experiencia", recuerda la bajista. Inmediatamente después de esa gira hubo que suspender presentaciones en vivo, ensayos y todo lo que represente contacto con gente.

Declaradas "cuarentennials ortodoxas", al momento de esta entrevista aún no se habían juntado durante el aislamiento. Dice Julia Barreña, cantante y tecladista de Isla Mujeres, que estar en la casa no la motiva tanto para hacer cosas. Pueden compartir ideas musicales, una maqueta, pero acuerdan en que no hay nada como estar en el ensayo poniendo el cuerpo.

"De repente estamos tocando y sale algo. Esa experiencia es parte del encuentro, del calor humano y la energía que hay en ese momento. Extraño tocar en vivo, un poco me deprime el streaming. Es otra cosa, entiendo que es una estrategia para seguir haciendo cosas y es lo que podemos hacer ahora. Pero me entristece un montón pensar en no poder tocar", dice Elena.

Mientras tanto Javiera Mena, Chita, Little Dragon, Alex Anwandter y Nathy Peluso forman un perfecto random en el día a día de estas chicas platenses. Julia, por ejemplo, estaba escuchando mucha música referida a lo electrónico con voces souleras, como Santigold. "Es medio minimalista, tiene cosas de los souleros, cosas laburadas desde el sonido, como más enrarecidas", cuenta.

Un grito cargado de música

El año pasado habían publicado dos singles, Yo me perderé y Desordenar, que podrían representar esos dos tipos de momentos que aúna Secreto, el electropop y el rockero. "Yo me perderé fue un trabajo en conjunto con Antu La Banca, de Nunca fui a un parque de diversiones, que a partir de una maqueta que le habíamos dado hizo una cosa totalmente diferente que nos encantó, porque tiene su vuelo y el estilo de ella. Después nosotras terminamos de dar otra devolución. Fue algo nuevo y generó más impacto; otra búsqueda sonora", dice Julia.

El otro single, Desordenar, en cambio, es más hitero. Se acerca más a las canciones de Otras, su disco anterior, publicado en 2017. "Desordenar no es tan electrónico o no tiene tanto tratamiento sonoro, pero sí esa cosa nuestra de las letras pegadizas, los juegos vocales, las frases contundentes tipo 'no voy a ser como a vos te guste'", reseña la tecladista.

"El disco tiene mucho de cada una de nosotras desnudándose en las letras, cosas muy íntimas de cada una. Están naturalmente expuestas y también tiene cosas que son 'secretos', como laburar cosas que nos incomodan, que no nos gustan. En el lenguaje de la música, es como que las gritamos", reconoce Julia.

Masterizado por Juan Stewart y producido por Nicolás Carlino (Un Planeta) y Antu La Banca (Nunca Fui a un Parque de Diversiones), Secreto resulta, por el contrario, una perla destinada a contarse a todos los vientos.