El Concejo Deliberante de Santa María, ciudad de 25 mil habitantes, a 300 kilómetros de la capital de Catamarca, se convirtió en un circo romano a la hora de tratar un proyecto de cupo laboral trans local. La semana pasada, la mayoría de los concejales, sin importar el color político, actuaron en bloque para ajusticiar a la edil Lorena Monroy, que presentó la iniciativa, y a la activista Mariana Chaile, que la acompañó.

“Es difícil salir a la calle en un pueblo como este, donde se reciben todo tipo de violencias, imagínate, ir a presentar un proyecto de ley en el Concejo”, cuenta Mariana a SOY desde los Valles Calchaquíes. También cuenta que al día que se preparó para ir a defender el cupo trans en su ciudad no se lo olvida nunca más porque en lugar de debatir cuestiones específicas de la normativa, los concejales se dedicaron a inquirir en otros asuntos: “¿Usted se llama Mariana o cómo se llama?”, “¿Y por qué no se ponen a estudiar como cualquier persona?”, “Yo conozco a una chica trans que es de Catamarca y triunfó en Brasil, es Reina de la Belleza allá”, “Se justifican con lo de la prostitución pero yo conozco a otra que estudió en enfermería y ahora le va muy bien en Buenos Aires”, “Dígame cuántas son exactamente las que ejercen la prostitución en Santa María y cómo se llaman”.

Hace tiempo, cuenta Lorena, que tanto ella como la presidenta del bloque del Frente de Todos, Soledad Codorí, sufren agresiones de parte de los concejales, incluso de los de su misma fuerza. “Nos venimos callando. Pero el nivel de agresividad que se dio en este caso fue fuertísimo. La idea es que, como en general se hace, Mariana iba a ingresar al recinto y a leer el proyecto. Y el resto de los concejales acompañan con la firma para que ingrese el proyecto y tome estado parlamentario y vaya a alguna de las comisiones. Pero esta vez al terminar la lectura, nadie acompañó con la firma. Entonces a empezamos a hacer una defensa del proyecto. Dije que había pensado que ése iba a ser un día histórico, pero no lo era y que lo lamentaba. Le pedí a Mariana que por favor siguiera explicando en qué condiciones vive la comunidad trans y por qué un proyecto así es necesario. Pero nuevamente, silencio mortal”, le contó la funcionaria a este suplemento.

Luego vinieron ataques dirigidos a la edil: que en qué había estado pensando para hacer lo que hizo, que el proyecto era demasiado básico, que no era el momento, que tendría que haber consultado antes si había presupuesto para algo así, que no fuera histérica, que estaba muy agresiva, ¡que por qué se ponía así! Y la perla de la jornada: el concejal que como argumento para negar la transfobia de la escena esgrimió que él “a los gays los trato como personas”. Otro concejal, cuenta Lorena, le preguntó a la activista trans si era ella la que ejercía la prostitución de la que tanto hablaban y si el proyecto había sido pensado a medida, para que ella ingresara a trabajar en ese espacio.

Mariana y Lorena no están solas. Las integrantes de la Red Provincial de Concejalas de Catamarca, 24 funcionarias del Frente de Todos de la provincia, repudiaron el hecho y solicitaron a los representantes del pueblo de Santa María que se retracten en sus dichos. Y pidieron que el proyecto, que finalmente pasó a la Comisión de Gobierno bajo presión, sea tratado y aprobado como cualquier otra iniciativa parlamentaria.