El excomisario de San Martín, Roberto Álvarez, fue detenido e indagado por su participación en el centro clandestino que funcionó en Campo de Mayo durante la dictadura cívico militar. La identificación del expolicía surgió cuando declaró, en calidad de testigo, durante el juicio por la represión contra los militantes Montoneros que participaron de la Contraofensiva. En esa oportunidad fue reconocido por una víctima de la causa a quien Álvarez había trasladado desde Campo de Mayo, donde había estado secuestrada, hasta la Departamental de la localidad de San Martín.
La detención de Álvarez fue ordenada por la jueza federal N° 2 de San Martín, Alicia Vence, quien tiene a cargo la instrucción de la Megacausa que investiga los delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo del Ejército en Campo de Mayo, informaron los medios autogestivos La Retaguardia y El Diario del Juicio.
Según la información difundida, Álvarez quedó detenido el lunes pasado en su casa de Villa del Parque y posteriormente se negó a declarar en la indagatoria que Vence concretó de manera remota.
El jueves 6 de agosto, el Tribunal Oral Federal número 4 de San Martín anuló el testimonio que el expolicía de la Federal había brindado esa mañana en el juicio por los delitos cometidos contra militantes montoneros integrantes de lo que se conoció como Contraofensiva luego de que una sobreviviente de uno de los centros clandestinos que funcionaron en Campo de Mayo lo reconociera como quien la trasladó desde su primer lugar de encierro hasta la sede Departamental de la Federal en San Martín.
“Lo reconocí no bien lo vi, de algunas caras una no se olvida nunca”, aseguró Aixa Bona a este diario días después del episodio. Ella estaba en su casa, escuchando los testimonios de la jornada a través de la transmisión que posibilitan La Retaguardia y El Diario del Juicio, cuando tomó conciencia de quién era Álvarez. De inmediato dio aviso a su abogado, y éste advirtió al Tribunal, que decidió suspender el testimonio.
Las partes querellantes como la fiscalía del juicio, a cargo de la fiscal Gabriela Sosti, solicitaron a los jueces que enviaran el testimonio de Álvarez al juzgado a cargo de Vence para que investigara la posible comisión de delitos de lesa humanidad. Poco después, los jueces Rodríguez Eggers, Matías Mancini y María Claudia Morgese Martín accedieron al pedido y enviaron no solo los registros de lo dicho por el expolicía federal sino también el testimonio que Bona ofreció en el debate oral, en octubre pasado.
Bajo juramento de decir verdad, Álvarez testificó a principios de mes que “en una oportunidad” encontró en un camino a “una persona que decía que había estado en Campo de Mayo. Una persona femenina”. “Yo estaba circulando con el auto no identificable y ella estaba caminando por la ruta, con signos de extravío, y le pregunté como policía. La llevé a la delegación. Ella me dijo que debía haber estado en alguna dependencia de Campo de Mayo”, sostuvo. Días atrás, Bona confió a este diario que cuando oyó los dichos supuso que estaba hablando de ella.
La sobreviviente, que tiene a su compañero desaparecido, aseguró: “Fue este tipo el que me sacó desde adentro. Tuvo contacto con todos los que me secuestraron, con los que estaban a cargo” de Campo de Mayo. Dijo que Álvarez la subió al auto y que, al contrario de lo que ella suponía “en lugar de ordenarme que me tire al piso en la parte de atrás, me dijo que me sentara y que me iba a sacar la capucha en el camino”. El entonces policía cumplió: le sacó la capucha y le habló durante todo el trayecto entre Campo de Mayo y la Departamental de San Martín en donde la encerró “en un cuartucho de atrás, esposada de un pie” durante algunos días más. “Él quería saber qué opinaba yo de todo eso que estaban haciendo. Le pedí por mi compañero, me confirmó que estaba en Campo de Mayo ‘colgado’, es decir, sin una situación definida”, siguió recordando. La dejó en la Departamental de San Martín, donde estuvo secuestrada una semana casi sin comer y atada a una cama.