La cotidianeidad de su trabajo los barrios de La Matanza hizo que el padre Bachi fuera tan popular que pocos conocían su nombre completo. Basilicio Brítez, se llamaba. Durante casi tres meses estuvo internado en terapia intensiva, luchando contra un coronavirus que lo atacó en pleno trabajo con los vecinos, con los más pobres. Fue tratado con plasma, atendido con todo lo que se pudo pero esta mañana murió tras una descompensación que se veía venir. El intendente Fernando Espinoza declaró tres días de duelo en todo el distrito. 

Bachi tenía solo 52 años y se desempeñaba como párroco en el Barrio Almafuerte, en La Matanza. Su contagio de Covid-19 data de mediados de junio y luego de ello fue internado en la clínica porteña San Camilo, pero la diabetes y sus problemas renales no facilitaron las cosas.

Es el partido que yo decidí jugar, que fue estar del lado de la gente, acompañándola en estos momentos tan particulares, y no estar en la comodidad de mi casa. Pero, bueno, la voluntad de Dios es que, en estos momentos, yo esté en el banco de suplentes”, había dicho entonces.

Su trabajo, su apostolado, fue reconocido por muchos. Hasta el papa Francisco lo recordó como “el pionero de Villa Palito”, durante un mensaje enviado a los curas villeros. Les habló de la difícil tarea de enfrentar la pandemia en los barrios más pobres y dijo estar enterado de la internación de Bachi. “La está peleando y no está bien”, reconoció y lo elogió por sus trabajos en “San Petersburgo, Puerta de Hierro y todos esos barrios a los que él dedica su vida” en la localidad bonaerense de La Matanza.

“Bachi para todos. Bachi y su poncho. Bachi y su sonrisa. Amigable y amigazo”, lo describieron sus compañeros del equipo de curas de villas en Capital Federal y el Conurbano, y de la Comisión de Pastoral de Adicciones. También destacaron “su vida compartida y entregada en su entrañable Villa Palito, su compromiso personal y comunitario”, y le agradecieron “por unirnos hasta el final en este mundo que, para vos, ya es eternidad junto al Padre”.

En tanto, Fernado Espinoza, intendente de La Matanza señaló: "Nuestro amado padre Bachi nos deja el ejemplo de la auténtica caridad cristiana, esa que lo hizo amar al prójimo incluso sobre sí mismo, y la demostración de cómo se lucha para que todas y todos tengan igualdad de oportunidades y justicia social".

La noticia de la muerte de Bachi fue confirmada esta mañana por el obispo de San Justo, Eduardo García. "Rezamos por su familia, por la iglesia de San Justo a la que tanto bien hizo y damos gracias por el don de su vida", escribió.

Bachi había nacido en Villa Rica, Paraguay, en 1968. Hijo de un zapatero y de una empleada doméstica, vino a la Argentina en 1971 y vivió en una villa cercana a Barrancas de Belgrano. Durante la última dictadura militar, ese barrio fue desalojado y por ello la familia se fue a vivir a Villa Palito. Una vez allí, Basilico hizo el seminario y fue ordenado sacerdote en 1997. Dos años más tarde lo nombraron párroco de la iglesia San Roque González, de su barrio matancero.

El presidente Alberto Fernández lamentó el fallecimiento del cura de los pobres. Lo evocó como “un hombre que dedicó su vida a servir a los más humildes bajo la enseñanza de Carlos Mugica”. Y luego de lamentar que había contraído Covid-19 pidió: “Cuidemos la vida. La nuestra y la del otro. Cuidémonos entre todos y todas”.

Bachi también fue uno de los sacerdotes que se reunió con Fernández, antes de que asumiera como presidente, en la iglesia de San Cayetano, de Liniers. Destacó que “Alberto nos escuchó” y que conversaron sobre “el hambre y la preocupación que tenemos por lo que está viviendo nuestra gente: la desocupación, la falta de poder proyectar algo para mañana, la falta de comida en la mesa de nuestras familias y la expansión de la droga en nuestros barrios”.

Foto Télam

También a través de las redes sociales, no fueron pocas las personalidades públicas que recordaron el compromiso de Bachi con los más pobres. La vicepresidenta Cristina Kirchner publicó una fotografía en que se lo ve entre la multitud que en 2004 recibió al entonces presidente Néstor Kirchner, en Villa Palito.

Él se conocía con CFK. De hecho, había integrado el grupo de sacerdotes que en 2012 la acompañó a la provincia de Corrientes cuando su gobierno llevó a la localidad de Itatí una de las banderas argentinas que flameó en las Islas Malvinas en 1966, durante el recordado Operativo Cóndor.

“El cielo de La Matanza llora”, escribió el intendente Espinoza, quien conocía desde hace años la militancia pastoral del cura villero. A través de un mensaje público le agradeció “su vida ejemplo de amor, pasión, entrega, fe, fuerza y solidaridad”.

Tambíén recogió su legado: “Nos deja el ejemplo de la auténtica caridad cristiana, esa que lo hizo amar al prójimo incluso sobre sí mismo, y la demostración de cómo se lucha para que todas y todos tengan igualdad de oportunidades y justicia social. Fue ejemplo de entrega por el otro en toda La Matanza”. Y lo despidió con la promesa de que siempre “vas vivir siempre en el corazón de tu pueblo, porque los grandes como vos nunca se van”.

Desde el gobierno nacional también lo recordó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien en su cuenta de Twitter elogió a Bachi por haber luchado “incansablemente por la dignidad de los y las humildes”.

Lo mismo hizo el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, quien destacó una de las labores de su cartera en conjunto con el trabajo del cura en Villa Palito. También lo homenajearon organizaciones de derechos humanos, como la APDH de La Matanza y gremios.


Hoy a las 19 se hará una misa por él. La encabezará Pepe Di Paola y ante la imposibilidad de realizar celebraciones comunitarias por el aislamiento social para prevenir contagios de Covid-19 se transmitirá por las redes sociales de los Curas en la Opción por los Pobres.