“En nuestros barrios priman los comercios donde se venden productos o servicios realizados a partir del desarrollo de oficios: relojero, carpintero, dibujante técnico, restaurador de cacerolas y cuchillos, zapatero, peluquera, peinadora, marquero, pintoras artesanas, modista, jardinero, ceramista, cerrajero y tatuador –se enumera en el prólogo de Poética de los oficios (A Capela Ediciones), de las poetas Selva Dispaquale y Tamara Domenech, y la artista Sonia Neuburger–. Es así como sentimos la necesidad de indagar sobre estos saberes, herramientas, formas de moldear la materia, el tiempo. Y dárnoslo, en medio de obligaciones diarias para entrar, preguntar, escuchar y escribir poemas”. Los barrios porteños son Villa Luro y Santa Rita, y los trabajadores que prestaron sus voces para las “notas de campo” de Dipasquale y Domenech aparecen retratados en los dibujos de Neuburger, hechos a partir de fotos.

Domenech describe el método compositivo de Poética de los oficios como un trabajo colaborativo. “La que hacía la entrevista le enviaba la transcripción y el comienzo del poema a la otra, que lo culminaba –dice–. Fue un modo de trabajar en contacto con múltiples voces, muchas de las cuales escuchamos a diario, pero sólo a partir de intercambios comerciales”. El poema compuesto a tres voces con la ceramista Gabriela Ermel, de 54 años, caracteriza el plan de acción: “La clave es el diálogo/ la transmisión/ hay voces en cada material”.

“Voces oídas, remixadas, recompuestas, trasmisiones reinterpretadas a cuatro manos”, define Roxana Páez este repertorio en un epílogo que incluye, además, un poema suyo. El volumen tiene otros dos epílogos (de los poetas Carlos Battilana y Eduardo Mileo) y un glosario con acepciones de las palabras usadas por los entrevistados; ahí también se advierten las manos de las poetas: “Cabezas: 1. Telgopor, cera, goma, silicona, plástico, yeso, bronce, mármol, animal, humana. 2. Abejas borrachas de amor. 3. Portasueños”. Haciendo honor a una de las metas del proyecto, el libro se asemeja a una caja de herramientas provista de conceptos, versos e imágenes. Como se lee en el poema-entrevista a Jorge Ríos, un dibujante técnico de 93 años, “un poema contacta al cuerpo/ sobre papel manteca la técnica deja su pulso”.

En Tallar te obliga a pensar en las cosas, segundo trabajo colaborativo de las escritoras, los poemas fueron escritos a partir de la edición de entrevistas realizadas a artesanxs de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de Buenos Aires. “Tuvimos en cuenta las respiraciones, las pausas, los silencios para la conformación de versos –dice Domenech-. Una vez transcripta la entrevista, escribimos juntas un poema sobre un objeto que nos llamó la atención”.

El libro presenta una serie de trípticos donde aparecen las voces de los artesanxs, un dibujo de Romina Ger y el poema a dúo de Dipasquale y Domenech, en ese orden. Lo cierran epílogos de Cristina Schiavi y David Wapner. “Pienso en la palabra palabra/ ¿Será consciente de que transmite algo más que información?/ Nunca te dejaría al cuidado de una de ellas/ acostadas las letras/ en fila india/ tan dependientes de la mente/ cómo harían para cuidarte”, se lee en uno de los poemas. “Utilizamos este procedimiento para dejarnos llevar por la impresión de que todxs escribimos poesía –concluye Domenech, editora y artista además de poeta–. Unos lo hacen en talleres literarios, otros lo hacen en sus trabajos, otras lo hacemos a partir de una conversación”. Originales y repletos de ideas sobre la poesía, el diálogo, el trabajo y la ética de la escritura, ambos libros se pueden adquirir en formato digital a través de la página de Ediciones A Capela (www.edicionesacapela.wordpress.com) o descargar en forma gratuita de la página de Facebook de Biblioteca Virtual. Cuando la pandemia haya quedado atrás, está previsto que se publiquen en papel.