¿Se imaginan una Ferrari celeste y blanca? Bueno, eso, de alguna manera, ocurrió: en 1949, Juan Manuel Fangio, corrió con una Ferrari 166 F2 que le había comprado el gobierno de Juan Domingo Perón y ganó una competencia sin puntos en Monza, Italia, con una máquina que llevaba tonos similares al de la bandera argentina. Allí está el modelo, con su celeste opaco, su amarillo pastel y el viejo logo de YPF, en la vitrina virtual del museo del balcarceño. La perlita curiosa invita a volar la imaginación y los recuerdos inolvidables para los y las amantes de los fierros, este domingo en el que la escudería del Cavallino Rampante cumplió sus 1.000 Grandes Premios en Fórmula Uno: pasen y lean (recuerden y revivan) todo lo que hay de celeste y blanco, de Argentina, en la larga y mítica historia de Ferrari, la escudería más emblemática y ganadora del Gran Circo.

Es muy grande la historia que une a nuestro país con el imperio automovilístico que creó Enzo Ferrari allá por 1929; por eso es posible encontrar múltiples momentos de protagonismo argentino en sus páginas gloriosas. Uno de ellos, claro, ha sido la huella de Fangio, que se convirtió en uno de los nueve campeones de la escudería de Maranello.

Pero empecemos por el principio, y allí encontrarán a un argentino, el primero que llevó a Ferrari a lo más alto: José Froilán González, compadre de Fangio en su incursión europea, le dio la primera gran alegría a Il Commendatore y el 14 de julio de 1951 triunfó en el circuito inglés de Silverstone y firmó con su nombre la primera victoria de la escudería italiana en la historia de la Fórmula Uno.

Aquel fue el primero de los 238 triunfos que la escudería ícono de las carreras acumula en su registro histórico. Sebastian Vettel, quien junto a Charles Leclerc atraviesa el aniversario en un momento calamitoso para la escudería -que incluyó abandonos en tres de las nueve fechas del actual calendario-, fue el último ganador para la escudería de Maranello: venció, el año pasado, en el GP de Singapur.

El arrecifeño Froilán González volvió a ganar en Silverstone en 1954 -año en el que salió subcampeón de Fangio, entonces piloto de Mercedes- y selló sus dos alegrías en los 17 Grandes Premios con Ferrari. El histórico piloto argentino recordó más de una vez que el dueño de la escudería lo recibió, en su casa, con un abrazo fuerte y una enorme sonrisa unos días después de ese primer triunfo.

Aquella victoria se inscribe en la era de los primeros días de una categoría que este 2020 cumplió sus 70 años de vida, junto a millones de fanáticos y fanáticas desperdigados por todo el mundo. Eran otros tiempos, muy distintos. González contó alguna vez que entonces no había ninguna medida de seguridad, que se corría “sin cinturones, con ruedas altas y angostas, con el público cerca, y en autos que a pesar de su tamaño desarrollaban, en recta, 325 kilómetros por hora”. Por eso, parecía un viaje en el tiempo eso que ocurrió hace nueve años, también en Silverstone, cuando el español Fernando Alonso condujo la F375 de Froilán para celebrar los 60 años de su inolvidable victoria.

Si Froilán fue uno de los pilotos más queridos por el propio Enzo Ferrari, con Fangio las cosas no parecen haber sido igual. El propio sitio oficial de la escudería italiana asegura que “Fangio nunca alcanzó el corazón de Enzo”. Y, sin embargo, también lo resalta en el sitial más alto de sus más finos conductores: “No hay dudas de que es y sigue siendo el mejor piloto de la historia”.

Es que Fangio ganó el título de 1956 con numerosos problemas en su monoplaza durante aquella temporada, que lo llevaron a perder valiosos puntos. A falta de cuatro carreras era tal la situación que el argentino amenazó con retirarse del equipo. De hecho, también tuvo un inconveniente de gravedad en el último Gran Premio, en Monza, cuando estuvo cerca de perder la lucha al título por una falla grave en su auto. Peter Collins, en un gesto atesorado por el Chueco, fue quien lo salvó. “Siga usted maestro, yo soy joven y tendré tiempo de pelear otros campeonatos”, le dijo el británico, según detallan los registros de la notable web J. M. Fangio, Un tributo al Chueco. El argentino hizo valer el gesto: finalizó segundo y conquistó su entonces cuarto título, el único con Ferrari.

La admiración entre el creador de Ferrari y el balcarceño era mutua y significativa, más allá de los encontronazos que pudieron haber tenido quienes, además, son dos de los personajes más importantes de la historia de la Fórmula Uno. “Creo que difícilmente podremos ver un as capaz de tanta continuidad en el éxito”, lo describió Enzo en un párrafo de su libro Piloti, che gente.

El argentino, por su parte, le dedicó unas sentidas palabras a la escudería de Maranello y a su inventor, al presentar la edición argentina del libro Ferrari, el hombre y su leyenda, de Enzo Biagi. “Mirando hacia atrás creo que la personalidad más notable del ambiente de la Formula 1 es don Enzo Ferrari -reveló Fangio-. Desde el primer momento el nombre Ferrari ejerció sobre los pilotos argentinos lo mismo que sobre nuestro público aficionado, un atractivo especial. Si bien existen muchas otras marcas, Ferrari siempre tuvo -y en cierto modo sigue teniendo aún- un contenido casi mágico. Aunque yo haya hecho mis primeras armas en competencias internacionales a bordo de una modesta Simca-Gordini, no puedo olvidar que mi primer gran triunfo en un escenario mundial, en 1949 en Monza, lo conquisté precisamente con una Ferrari dos litros de 12 cilindros”. “Pienso que la Argentina le debe mucho a Ferrari”, dijo ese día el de Balcarce. Y el mandamás de la escudería, tiempo atrás, pensó lo mismo: “Le debo mucho a Fangio”.

El santafesino Carlos Alberto Reutemann fue el tercer argentino que corrió para Il Cavallino Rampante: llegó a la escudería luego de enviar una carta pidiendo correr allí y llegó para brillar en 1977 -la temporada que finalmente ganó el austríaco Niki Lauda- aunque también logró disputar el último GP del año anterior. El Lole finalizó cuarto aquel año y tercero el siguiente, con cinco triunfos en total.

Pero no sólo los pilotos, grandes pilotos, unen a la Argentina con Ferrari. También hay momentos históricos de la escudería más famosa del mundo, teñidos por detalles de color blanco y celeste. El equipo que ganó más títulos en la Fórmula Uno (suma 16) no podrá negar la presencia nacional en varias de las victorias más importantes de sus 91 años de vida.

Cuando Ferrari llegó a sus 100 victorias en el Gran Circo, allí también la alegría fue en parte albiceleste. En el campeonato de 1990 que pelearon cabeza a cabeza Alain Prost y el brasileño Ayrton Senna, el francés se subió al escalón más alto del podio en el GP de Francia arriba del F1-90 (también llamado 641), monoplaza diseñado por el argentino Enrique Scalabroni junto al estadounidense Steve Nichols.

Las huellas argentinas en Il Cavallino Rampante se esconden hasta en guiños coloridos de la era previa a la Fórmula Uno. Si el nacimiento de la República Argentina se remonta al 25 de mayo de 1810, la revolución de los autos alumbrados por Enzo Ferrari también empezó un 25 de mayo, pero de 1947. Aquel día, en el circuito italiano de Caracalla, Roma, Franco Cortese selló una fecha que quedó para la historia: conquistó la primera victoria de la escudería con un auto de su propia construcción, el 125 S.

Argentina fue escenario, también, de la primera victoria de la Casa de Maranello fuera de Europa, un hito que destaca The Argentine Temporada Motor Races 1950 to 1960: in 220 contemporary photos, obra de Hernán López Laiseca. Ocurrió el 13 de febrero de 1949 y aquel Gran Premio Automovilístico Internacional de la Ciudad de Rosario quedó marcado por una lluvia torrencial: la cobertura del diario El Litoral relata que cien mil personas se dieron el lujo de ver el histórico triunfo del italiano Nino Farina en el Parque Independencia.

La página que El Litoral le dedicó al primer triunfo de Ferrari fuera de Europa (Imagen: Hemeroteca Digital del Gobierno de Santa Fe).

“Mille Volte Ferrari”, se leía en una bandera este domingo mientras se disputaba el Gran Premio de la Toscana, la carrera aniversario para el equipo italiano que ganó el británico Lewis Hamilton y que tuvo duros accidentes que motivaron dos banderas rojas y ocho abandonos. Leclerc y Vettel finalizaron en octava y décima colocación, consiguiendo ambos puntos para su equipo, algo que no sucedía hace cuatro fechas. Está claro que el presente de Ferrari está lejos de ser el soñado por los tifosi que pueblan los distintos rincones del mundo... Pero las 1000 carreras se celebran igual, porque la historia de la Casa de Maranello es rica y está nutrida de hitos, alegrías y también huellas argentinas.