El amor y la comida son dos temas para Drew Barrymore, y en Santa Clarita Diet, la comedia gore que estrenó Netflix en enero, se cruzan de modo curioso. Su personaje es una agente inmobiliaria que vende casas en equipo con su esposo; Sheila y Joel (Timothy Olyphant de Duro de matar 4.0) son la pareja soñada: compinches y afectuosos, el uno para el otro. Se nota enseguida en el capítulo apertura cuando él la abraza en el piso del baño estallado en vómito. Y al otro día que la encuentra comiendo carne picada cruda y trata de comprender. Y en el resto de esta primera temporada donde la familia Hammond –Abby es la hija adolescente– debe afrontar que Sheila se convirtió en zombi y necesita alimentarse de seres humanos frescos. Para Drew Barrymore –la adorable niña de E.T. que nunca paró de actuar– fue de lo más oportuna la serie porque la distrajo de una dieta para bajar diez kilos el verano después de divorciarse de Will Kopelman, el consultor de arte padre de sus hijas Olive (4) y Frankie (2). Parece broma, un final absurdo de una de sus comedias románticas, que al poco tiempo de publicar su segunda autobiografía, la de una mujer de 40 años con una vida única que había cumplido el sueño de formar una familia, la pareja no haya soportado y se acabara de modo nada cinematográfico: sin conflicto. “Fue mi peor pesadilla”, dijo Drew en el programa de Ellen DeGeneres.

El libro de memorias, llamado Wildflower, sería el devenir satisfactorio de Little Girl Lost, el que escribió a los 14 años después de una internación por alcohol y drogas y un intento de suicidio. A esa edad consiguió la emancipación de la madre y se convirtió oficialmente en adulta. También en su filmografía, donde fue de personaje infantil de Stephen King (las adaptaciones de Ojos de fuego y Los ojos del gato) a lolita en peligro en el thriller indie Lejos de casa (1989), y peligrosa en Poison Ivy, Guncrazy (1992) y la biográfica The Amy Fisher Story (1993). Pintados llevó los looks de la época, los jeans altos, las botas tejanas, las cejas depiladas: una Marilyn actualizada que fue imagen de Guess?, posó para Playboy y le mostró los pechos a David Letterman en pleno show. La Drew Barrymore de la era de la televisión y el cigarrillo que jugaba a seducir pero no podía con su simpatía. Después volvió a parecerse más a la niña que tropieza cuando la presenta el mítico Johnny Carson durante la manía por E.T.. “Una incapacidad de ser cool”, le dice ella en el libro a cierta brutez por la que nunca aprendió ballet y sí karate. Algo que de este lado se percibe como un don de gracia y bondad a prueba de efectos de una madre incapaz y un padre ausente (el imposible John Barrymore de la dinastía de actores que arranca a fines de siglo XIX). Un ángel imposible de amargar.

Eligió películas juveniles y personajes heridos que buscan la felicidad. Fue una chica sola que sale adelante entre amigas en el western Cuatro mujeres y un destino (1994) y en la comedia dramática con Whoopi Goldberg Sólo ellas… Los chicos a un lado (1995). Una joven con trastorno maníaco depresivo en el drama romántico con Chris O’Donnell Amor loco. La asistente blanca de Dos Caras en Batman Forever, la víctima de la escena del comienzo de Scream. En 1998, a los 23 años, dio dos protagónicos característicos: la Cenicienta que enamora al príncipe por su coraje y valores en Ever after, y el objetivo de conquista de un plantado en el altar Adam Sandler en El cantante de bodas. También es íntima amiga de Cameron Diaz desde Los Ángeles de Charlie (2000), la mega producción que ganó con su propia compañía. Flower Films, la familia que fundó con una amiga, el lugar que la hizo una persona ordenada y responsable, inició en 1999 con la inolvidable Jamás Besada, siguió con la indie y hermosa Donnie Darko (2001), protagonizada por Jake Gyllenhaal, y la comedia macabra Duplex (2003), con Ben Stiller y dirección de Danny DeVito. Luego vinieron duplas con Hugh Grant, Jimmy Fallon, otra vez Adam Sandler, y para rematar la observación de las relaciones sentimentales, la coral y muy educativa Simplemente no te quiere (2009).

Sus interpretaciones menos lineales las hizo en películas biográficas. Los chicos de mi vida (2001), las peripecias de Beverly Donofrio, adolescente embarazada en los ‘60 que hace todo por estudiar y convertirse en escritora. Y sin duda su mejor trabajo, como Edith Bouvier Beale en Jardines grises (2009), un papel que luchó para obtener porque los realizadores no la veían elaborando un personaje tan delicado, una prima de Jackie Kennedy bailarina de cabaret con sueños de estrella y una madre cantante de salón abandonada por el esposo. Una producción de HBO basada en el documental de 1975 sobre las dos mujeres ya de vuelta de las ilusiones, encerradas en una casa llena de gatos. Su única actuación bien premiada con un Globo de Oro. También está Una aventura extraordinaria (2012), inspirada en el caso de 1988 sobre tres ballenas atrapadas en los hielos de Alaska, donde interpretó a una activista de Greenpeace. Una película especial para ella, filmada después de un viaje revelador por India, a esa edad importante para una mujer que piensa ser madre, que tuvo la voluntad de hacer pareja (estuvo casada brevemente dos veces en el ‘94 y 2001), y que disfrutaba sin cuestionarse de una vida de trabajo y soltería. Entonces reapareció en escena Will Kopelman, un chico de familia bien al que ya conocía. Se casaron en 2012 en la casa de ella de Montecito, Santa Barbara.

Drew Barrymore acaba de cumplir 42 años y además de la productora dirige una línea de cosméticos y una de vinos. Ya había nacido Olive cuando filmó Vacaciones en familia (2014) –el tercer encuentro con Adam Sandler, que tiene momentos muy divertidos–, y durante ese rodaje supo que estaba embarazada de Frankie. Dos hijas preciosas que son su vida, tanto se propuso hacer lo opuesto a sus padres: darles contención y estabilidad, una rutina, buenos hábitos y el almuerzo para la escuela. Por eso le quedó la costumbre de mirar platos ajenos, dice, aunque ella pasó poco tiempo en la escuela; su educación es de calle y discoteca y no niega que se divirtió. Su última película antes de la serie de Netflix donde come gente como churrascos fue Ya te extraño (2015), sobre dos amigas de toda la vida enfrentadas a un tratamiento de fertilidad y un cáncer. Otra historia de mujeres fuertes unidas en las malas. Por poco la rechaza porque no quería separarse de las hijas; fue Will Kopelman el que insistió para que la hiciera. El divorcio se anunció en medios y durante la promoción de Santa Clarita Diet la conductora Ellen DeGeneres –compañera en la producción de un reality de primeras citas que estrena ahora– sacó el tema en la entrevista. “A veces las cosas salen distinto de cómo lo intentaste o esperabas que fueran”, dijo Drew. “Y simplemente lo resolvés, lo resolvés con gracia”.