Los relatos de los campesinos desde el año pasado hasta ahora quedaron plasmados en el informe de emergencia agropecuaria que fue la base con la que la Comisión Provincial de Emergencia y/o Desastre Agropecuario solicitó al gobernador Gustavo Sáenz declarar la emergencia agropecuaria desde este jueves hasta el 30 de septiembre de 2021 en la parte este del departamento General San Martín (delimitada por la ruta nacional 34) y todo el departamento Rivadavia.

Según los relevamientos recogidos en el informe de la Comisión, en los departamentos Rivadavia y parte del departamento San Martín los emprendimientos agropecuarios de distintas escalas “se encuentran atravesando una considerable sequía, como resultado de 2 campañas de lluvias (2018-2019 y 2019-2020) por debajo del promedio anual, intensificándose durante la última campaña con lluvias escasas, sectorizadas, dispersas y discontinuas, y acompañadas con temperaturas superiores a los 40°C durante gran parte de la temporada estival”. En general se estimó que desde octubre de 2019 hasta la fecha “llovió el 50 por ciento de lo que se registra en un año normal”.

La falta de lluvias afectó “pasturas naturales e implantadas como así también a los cultivos de verano”, reseña el informe. Con esto sobrevino una menor oferta de forraje total (aproximadamente el 50 por ciento de lo que hay en un año normal). También fueron afectados en la parte este del departamento San Martín y todo Rivadavia los cultivos de soja, maíz y poroto, que rindieron mucho menos por hectárea que en años anteriores, y que en la zona oeste.

Asimismo, las bajas precipitaciones no contribuyeron a obtener “una buena cosecha de agua en represas y madrejones. Esto se evidenció aún más temprano que en la campaña anterior ya que, a la fecha, casi no hay aguadas disponibles y muchos de los pozos someros empezaron a mostrar complicaciones en cuanto a caudales y presencia de arena, característico de años secos”, dice el informe oficial.

Con la vivencia cotidiana de la sequía (que algunos estiman es la peor en los últimos 40 años), los campesinos vienen relatando los pesares atravesados por la falta de agua. Y a ello agregaron las consecuencias en la pérdida de los animales que crían. 

El informe oficial, en tanto, sostuvo que “teniendo en cuenta que las pasturas fueron prácticamente consumidas en un 90-100 por ciento por la hacienda y que muchos animales se encuentran en estado de preñez avanzada y en parición, los daños producidos debido al mal estado nutricional en esta época del año se describen como: la pérdida de peso y pariciones en los animales, debido a la falta de pasturas y por las largas distancias que los mismos deben recorrer para tomar agua a los ríos de la zona (Pilcomayo, Teuco y Bermejo); agravado por la baja productividad o pérdida de pozos someros ya que las represas se encuentran vacías casi en su totalidad”. 

También se incorporó en el documento la situación del “empantanamiento” y “caída” de animales cuando van a beber agua. Si los animales se empantanan mueren si no tienen ayuda para salir. La “caída” es por la debilidad de los animales debido a la desnutrición, en los hechos suele implicar también la antesala de la muerte.

En el informe se indica que esta situación “está llevando a los productores a tomar decisiones drásticas (destetes anticipados, ventas de animales, reducción de rodeos, no retención de vientres, etc.), además de la pérdida económica directa por estas medidas. La pérdida de peso acarreada del año pasado impactó fuertemente en la producción de cría, afectando los índices de preñez y destete (…) por el mal estado corporal de los vientres. El deficiente estado corporal de los animales acrecentado por la falta de alimentos en los campos podría acrecentar la mortandad de animales por desnutrición que desde el año pasado se viene sucediendo en los distintos establecimientos”. 

 Según las estimaciones de las agencias locales del INTA, la mortandad sería de alrededor del 25 por ciento en bovinos y del 40 por ciento en caprinos, ovinos y porcinos.

Afectación a los cultivos

Según la cantidad de caída de agua, se dividió al departamento General San Martín en zona este y oeste, tomando la este aquella parte que va desde la ruta 34 hasta el departamento Rivadavia, y la totalidad de este último departamento.

En la zona este, según el informe, llovió menos que en el oeste y esto afectó al desarrollo de los cultivos en esta campaña. En la soja, por ejemplo (que por las características de la zona suele ser cultivada por medianos a grandes productores), el rendimiento fue de 1.200 a 1.700 kilogramos por hectárea. En la zona oeste los rendimientos, por el contrario, estuvieron alrededor de 3.200 kilogramos por hectárea. En el peor de los casos, el rinde de la zona oeste estuvo por encima de los 2.200 kilogramos por hectárea, dice el informe.

En el caso del maíz, el rendimiento en la zona este fue de 3.000 kilogramos por hectárea, “lo cual no fue suficiente para alcanzar los rendimientos promedios de la zona, incluso muchas hectáreas quedaron sin cosechar. Mientras, los rendimientos en la zona oeste fueron de 5000 kilogramos por hectárea.

En cuanto a los rendimientos de poroto blanco y negro, fue de entre 300 y 500 kilos por hectárea, mientras que la zona oeste fue de entre 1.200 y 1.400 kilos, respectivamente.

Soluciones estructurales

Según el acta de la reunión que mantuvieron los distintos miembros de la Comisión de Emergencia, y en la cual se deja asentado el pedido de la declaración de emergencia, fue el intendente de Santa Victoria Este (uno de los municipios del departamento Rivadavia), Rogelio Nerón, quien solicitó no solamente ayuda con forraje, sino la construcción de pozos someros y el acondicionamiento de las aguadas en los distintos parajes de su municipio. Ello implica, por ejemplo, sacar el barro sobrante que quedó en esas represas. Desde el Senasa también se ofreció ayudar con todo lo necesario para agilizar trámites de venta de animales y traslado de los mismos a diferentes localidades.