Luego de una agenda frondosa en su paso por la Argentina, el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo un diagnóstico de la situación económica, cambiaria, política y social en el que reflejo cierto cambio en su manera de encarar las negociaciones con países deudores. En paralelo, confirmó que en noviembre regresará la misión para iniciar las discusiones para refinanciar los vencimientos de deuda por 44 mil millones de dólares.

El organismo manifestó tener "una comprensión más profunda de los planes políticos de las autoridades para estabilizar la economía y ponerla en una senda de crecimiento más sostenible e inclusiva". Por medio de un comunicado, la misión técnica del organismo que conduce Kristalina Georgieva consideró que la Argentina enfrenta una serie de desafíos excepcionalmente complejos "en materia de dificultades económicas y sociales", y que "no encuentran soluciones fáciles", en el contexto de una emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.

Esta posición pone de manifiesto lo que el Gobierno y los interlocutores empresarios, sindicales y de movimientos sociales observaron en sus reuniones con los enviados del organismo: que a diferencia de las giras anteriores, la más cercana en los años de Mauricio Macri presidente, hay un viraje que se aleja de los pedidos de ajuste y condicionamiento respecto a los modelos y políticas económicas de los gobiernos. Además de existir una autocrítica sobre el funcionamiento del organismo en los años de Cambiemos y la característica política del préstamo millonario e inédito para sostener al Ejecutivo de Mauricio Macri. 

En esta línea, el FMI expresó su agrado por el compromiso de las autoridades con las políticas para "asegurar una consolidación fiscal favorable al crecimiento, y al mismo tiempo proteger a los más vulnerables, permitir una reducción gradual de la inflación e impulsar la creación de empleo, la inversión y las exportaciones". La conclusión se obtuvo como resultado de la misión que visitó el país la semana pasada, encabezada por Julie Kozack, subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, y el jefe de la misión, Luis Cubeddu, "para conocer y evaluar más sobre los planes y políticas económicas de las autoridades argentinas".

Preocupaciones y reuniones

Entre las preocupaciones que marcó el Fondo en la previa a la negociación, expresaron que “la profunda recesión ha provocado un aumento de los ya elevados niveles de pobreza y desempleo, cuyos efectos se ven agravados por importantes presiones en el mercado cambiario". Y que "un conjunto completo de políticas podría respaldar el restablecimiento de la confianza, pero deberá calibrarse con mucho cuidado para promover la recuperación y asegurar la estabilidad macroeconómica".

En cuanto a las reuniones mantenidas durante la estadía en el país se precisó que incluyeron a autoridades argentinas, representantes del Congreso, del sector privado, los sindicatos y la sociedad civil "para discutir los desafíos multifacéticos que enfrenta el país e intercambiar opiniones sobre la mejor manera de abordarlos". 

En diferentes locaciones, Cubeddu y Kozak charlaron con dirigentes de la Unión Industrial (UIA), la Confederación General del Trabajo (CGT), empresarios exportadores, y de otros rubros. La conversación más relevante, según publicó hace unos días Página I12, fue con la central obrera que conduce Héctor Daer. Allí, los funcionarios del Fondo hicieron autocrítica sobre el préstamo leonino que la gestión de Christine Lagarde le hizo al gobierno de Cambiemos, y aseguraron que no llegan hoy a la Argentina para pedir un ajuste. 

Por último, el comunicado del organismo concluyó que "el personal del FMI seguirá colaborando estrechamente con las autoridades" y se confirmó que "el personal técnico planea regresar a Buenos Aires a mediados de noviembre" para iniciar discusiones sobre un nuevo programa respaldado por el Fondo Monetario.