El papa Francisco hizo un llamado a los dirigentes políticos y sociales de todo el mundo para “firmar un pacto educativo global para y con las generaciones más jóvenes, que involucre a familias, comunidades, escuelas y universidades, instituciones, religiones, gobernantes, toda la humanidad, en formar personas maduras”. Subrayó además que “no debemos esperar todo de aquellos que nos gobiernan” porque sería "infantil” y porque “disfrutamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y nuevas transformaciones”, insistiendo en que “debemos ser parte activa en la rehabilitación y el apoyo de las sociedades heridas”.

El pedido fue formulado a través de video difundido hoy desde la Pontificia Universidad Lateranense, en Roma. En la misma oportunidad Jorge Bergoglio sostuvo que “los sistemas educativos de todo el mundo han sufrido la pandemia tanto a nivel escolar como académico”.

Frente a la crisis generada por la covid 19 y refiriéndose en particular a la educación Francisco advirtió que “no son suficientes las recetas simplistas o los vanos optimismos” y que “las medidas sanitarias necesarias serán insuficientes si no van acompañadas de un nuevo modelo cultural”.

En continuidad con las líneas centrales de su reciente encíclica Fratelli tutti, el Papa sostiene ahora que la situación particular de la crisis “ha hecho incrementar la conciencia de que se debe realizar un cambio en el modelo de desarrollo” que “respete y proteja la dignidad de la persona humana”. Para ello -dijo- “debe partir de las oportunidades que la interdependencia mundial ofrece a la comunidad y a los pueblos, cuidando nuestra casa común y protegiendo la paz”. Porque, agregó el Papa, la covid 19 “ha hecho posible reconocer de forma global que lo que está en crisis es nuestro modo de entender la realidad y de relacionarnos”.

En su diagnóstico Bergoglio habla de una “catástrofe educativa” ante “los aproximadamente diez millones de niños que podrían verse obligados a abandonar la escuela debido a la crisis económica generada por el coronavirus, aumentando una brecha educativa ya alarmante, con más de 250 millones de niños en edad escolar excluidos de cualquier actividad educativa”.

Francisco también pide, como parte del “pacto educativo global”, que se escuche “la voz de los niños, adolescentes y jóvenes a quienes transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y de paz, una vida digna para cada persona”, que se fomente la plena participación de las niñas y de las jóvenes en la educación”, teniendo “a la familia como primera e indispensable educadora”. Pide además “educar y educarnos para acoger, abriéndonos a los más vulnerables y marginados” y “comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso, para que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la familia humana en la perspectiva de una ecología integral”.

El Papa terminó su apelación recordando “que las grandes transformaciones no se construyen en el escritorio” y reclamó una “arquitectura” de la paz en la que intervienen las diversas instituciones y personas de una sociedad, cada una según su propia competencia, pero sin excluir a nadie. Es la manera, dice, de seguir “todos juntos, cada uno como es, pero siempre mirando juntos hacia adelante, hacia esta construcción de una civilización de la armonía, de la unidad, donde no haya lugar para esta virulenta pandemia de la cultura del descarte”.

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