Los empresarios tienen malas expectativas sobre la situación económica del país. En la actualidad, el 89 por ciento considera que el semestre que pasó fue peor a lo previsto, mientras que, de cara al corto plazo, el 68 por ciento considera que en el próximo semestre estará peor. De cara a fin de año, el 80 por ciento de los ejecutivos cree que aumentará el dólar. 

Así se desprende de la Encuesta de Expectativa de Ejecutivos que se presenta todos los años en el Coloquio de IDEA. Fue realizada por la consultora D'Alessio IROL entre fines de septiembre y los primeros días de octubre con 250 ejecutivos de IDEA. En una videoconferencia realizada con empresarios y periodistas, Eduardo D'Alessio aseguró que cuatro de cada diez entrevistados espera una evolución positiva de sus ventas, lo que marca un piso y un “primer indicio de recuperación”.

Los ejecutivos consideraron que para mejorar la competitividad, la inversión y el empleo, hace falta una reforma impositiva y laboral y estabilidad institucional. “Siempre aparecen estos temas, lo que llama la atención es lo que no aparece: la construcción de consenso, la articulación público-privada, o el diálogo con sectores gremiales recién aparece en séptimo u octavo lugar entre los pedidos”, aseguró el economista Luis Secco, quien participó de la presentación. “Hay una excepctativa muy baja sobre lo que se puede construir con el sector público”, agregó. Las expectativas plasmadas en la encuesta chocan con lo que en los discursos resalta el establishment, sobre construir puentes entre el Estado, los trabajadores y las organizaciones sociales.

Expectativas

Entre los aspectos positivos que marcan una mejora de las expectativas de cara al próximo trimestre se destaca el acuerdo con los acreedores, la reapertura de industrias y comercio  y la asistencia social a la población. El 78 por ciento considera que el semestre que pasó, entre mayo y octubre fue “mucho peor” a lo esperado.

De cara al semestre noviembre/abril 2021, la cifra de los que creen que estarán “mucho peor” cae al 44 por ciento. Los ejecutivos consideran que sigue siendo alto debido la pandemia y sus consecuencias, el contexto internacional, la ausencia de un plan económico, la falta de dólares, la pérdida del poder adquisitivo, el déficit fiscal y la falta de confianza para traer inversiones.

La decadencia en las expectativas se agudizó desde la corrida cambiaria que comenzó hace más de dos años. “Desde 2015 en adelante, las expectativas iban parecidas a la realidad. Hasta 2018. Con el cambio de Gobierno hubo una recuperación, pero entró la pandemia y el nivel de expectativas bajó”, explicó D'Alessio, quien realiza el informe desde hace 25 años. Consultado sobre las comparaciones con el 2001, recordó: “Ese año cayeron más las expectativas, pero hubo un rebote más rápido en tres semestres, acá ya vamos cuatro semestres negativos”.

Dólar

La encuesta se realiza todos el años en el mismo período, y este 2020 coincidió con la semana en la que el Gobierno anunció nuevas medidas de restricciones a la compra de dólares. Sobre el dólar, el 80 por ciento considera que aumentará, pero sólo un 11 por ciento cree que lo hará con “grandes oscilaciones”, mientras que apenas un 2 por ciento cree que se mantendrá igual. “La tendencia es creciente en la medida que siga habiendo inflación”, explicó Secco.

En cuanto a las ventas, que cuatro de cada diez espere alguna evolución positiva, marca una "suavización" de las caídas en las demás variables, explicó D'Alessio. “Esto es la madre de todos los temas, porque cuando aumentan las ventas aumenta el resto”, afirmó. De todos modos, le llamó la atención que este dato no se condice con la disminución de expectativas de empleo, donde se espera "destrucción". "El sector servicio estira todo lo posible y no contrata un nuevo vendedor hasta que la fila no de la vuelta la manzana. Y en el sector industrial hay capacidad ociosa", explicó el consultor.

Otro cambio de tendencia se observó en la cadena de pagos. Desde julio de 2018, entre el 70 y el 85 por ciento percibía una extensión en la cadena de pagos, mientras que esa cifra cayó al 67 por ciento. “Estaría tendiendo a aflojarse y coincide con el aumento de ventas”, dijo D'Alessio.

En cuanto a la inversión, si bien sigue siendo negativa, D'Alessio habló de un posible “punto de inflexión”, debido a que cae la proporción de quienes creen que dismunirá, y aumenta la cantidad de los que piensan que aumentará. Secco aseguró que este punto es clave, dado que “la inversión es la más baja de la historia”, en un 9,8 por ciento del PBI, según las cuentas nacionales.