Hace 75 años nacía un movimiento de masas que amplió derechos como nunca en la historia y que despertó el odio de sectores que vieron una amenaza a sus privilegios. Este aniversario encontró al peronismo en el poder, ocupado en la severa crisis económica y sanitaria, pero aún así se permitió una celebración masiva que puede leerse como una demostración de fuerza y de apoyo. Durante los días previos se generó ansiedad por ver las repercusiones de una convocatoria virtual por el Día de la Lealtad.

Mientras el antiperonismo se actualiza marchando en el espacio público con grupos minúsculos unidos por el espanto, en un contexto de pandemia y aislamiento, los peronistas no salieron a demostrar la potencia de la manifestación pública hasta este histórico sábado 17 de octubre, cuando lo hicieron en caravanas de automóviles.

La novedad comunicacional se ubica en la conjugación de este espacio público presencial de emergencia y la implementación hacia el mundo virtual. Desde el Partido Justicialista y sectores sindicales se impulsó una movilización digital denominada #75Octubres, inédita para un movimiento que disfruta de la liturgia de la manifestación de masas en las calles. La invitación mediante Facebook, Twitter e Instagram, con usuarios propios del evento, se realizó con un video donde el propio Perón le habló a los seguidores. La comunicación política digital tan usual en las huestes adversarias, era finalmente incorporada con planificación, estética y despliegue por el movimiento de la calle, el bombo y el choripán.

Todo estaba dispuesto para consagrar una dinámica de cibermilitancia mediante una plataforma que ya había sido usada por movimientos LGBTIQ y ambientalistas del mundo. La participación en la web 75octubres.ar consistía en elegir un avatar e ingresar a la plaza. Pasadas las 13 horas los organizadores informaron el colapso de la página por un ataque masivo, algo previsible sabiendo que la batalla cultural se da con todas las armas y en todos los escenarios.

Finalmente, el acto pudo verse por Facebook, Twitch y YouTube. Una desterritorialización y reterritorialización de un peronismo que renueva sus prácticas de comunicación en emergencia, pero con conciencia de época, donde las narrativas del meme, el emoji, el hashtag y el video selfie, fueron signos de la celebración. Formas poco solemnes pero válidas cuando se quiere evocar en el espacio público su lugar en la historia. Una apelación a la super imagen que concluyó con el Presidente como único orador en múltiples pantallas, donde los picos de audiencias tocaron las decenas de miles de usuarios conectados.

Asistimos a una renovación de la disputa por los diferentes espacios públicos, comprendiendo el peso específico y el carácter histórico de cada uno, donde al parecer tanto el peronismo como sus adversarios están dispuestos a alfabetizarse en las respectivas gramáticas presenciales y virtuales para desplegar sus estrategias de comunicación militante.

Políticos reconocidos y militantes ignotos inundaron las redes con mensajes donde la simbología peronista abundó en selfies con los dedos en V. Una máquina de coser, el voto femenino, una libreta de matrimonio igualitario, una computadora de Conectar Igualdad, entre tantos significantes aunaron su dimensión simbólica para representar las banderas de la lealtad, la ampliación de derechos, la soberanía política, la independencia económica y la justicia social.

*Doctor en Comunicación. Director de la Licenciatura en Comunicación Social UNQ,