A días de las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre y luego de una semana de cifras récords de contagios por coronavirus, el jefe de Gabinete del Gobierno de Donald Trump dijo que "no va a controlar la pandemia". Este lunes, ante el impacto que generó esa expresión, Trump intentó poner paños fríos y desmintió a su mano derecha.

El domingo, el jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, declaró a CNN que el enfoque del gobierno era ahora mitigar la pandemia, no erradicar el virus. "No vamos a controlar la pandemia. Vamos a controlar el hecho de recibir vacunas, tratamientos y otras mitigaciones", dijo Meadows.

El anuncio llegó en uno de los momentos más complicados de la pandemia en el país. Según los datos publicados este lunes, Estados Unidos tuvo una media de más de 68.767 casos diarios de coronavirus la semana pasada, la mayor desde el inicio de la pandemia, con dos días de récords absolutos de más de 83.000 y los contagios en alza en por lo menos unos 35 de los 50 estados del país.

Joe Biden, el principal oponente de Trump en estas elecciones, recogió las declaraciones de Mark Meadows para señalar, como hizo durante toda la campaña, el mal manejo de la pandemia que llevó adelante el presidente estadounidense: "Fue una constatación honesta de la estrategia del presidente Trump desde el inicio de la crisis: agitar la bandera blanca de la derrota y esperar que, si se lo ignora, el virus se irá. No lo ha hecho y no lo hará", dijo Biden.

Los comentarios tampoco pasaron desapercibidos en Wall Street, donde las pérdidas se aceleraron y el Dow Jones caía 800 puntos, o un 2,8%, a media rueda en Nueva York.

Este lunes, en una recorrida por Pensilvania, un estado clave para ganar las elecciones del 3 de noviembre, Trump respondió a las acusaciones de Biden --a quien caracterizó como un "candidato patético"-- y negó estar abandonando los intentos para controlar la pandemia.  

Pese a lo crítico del momento, Trump tiene previsto visitar casi una docena de estados en su última semana de campaña, con actos multitudinarios en los que no se suele respetar el distanciamiento ni el uso de barbijo. Biden, por su parte, visitará seis estados, manteniendo la costumbre de realizar actos virtuales o con pocas personas.

Contagios en alza

De acuerdo a las cifras relevadas este domingo, Estados Unidos registró su mayor promedio de casos diarios por semana, con 68.767, superando el de 67.293 reportado el 22 de julio, según la base de datos de la Universidad Johns Hopkins (JHU).

Los días con más casos fueron el viernes y sábado pasados, con más de 83.000, un récord absoluto desde el inicio del brote nacional. Los casos registrados este domingo fueron menos, 60.789, pero se trata de la mayor cifra para un domingo --cuando suelen hacerse menos test-- desde el 22 de julio, en pleno segundo pico de infecciones.

Texas es uno de los estados más golpeados por el tercer gran incremento de casos de coronavirus que sufre Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia en todo el mundo.

En un contexto de creciente deterioro sanitario, la sureña ciudad texana de El Paso adoptó las restricciones más severas en todo Estados Unidos, al decretar desde este lunes una cuarentena casi total, con toque de queda incluido (entre las 22 y las 5), luego de que sus hospitales llegaran al máximo de su capacidad.

Según informaron autoridades locales, este domingo ya no quedaba ninguna cama libre en los hospitales, ni en los pabellones comunes ni en las unidades de terapia intensiva. En los próximos días, según anunció el gobernador de Texas, Greg Abbott,  se pondrán 50 camas en el centro de convenciones de El Paso. En caso de ser necesario, informó, se sumarán otras 50 camas. 

Los casi 700.000 residentes de El Paso no podrán salir de sus casas durante el día salvo para hacer compras o acceder a servicios esenciales, y sólo podrá hacerlo una persona por familia. Habrá multas de hasta 500 dólares para quienes incumplan. La ciudad acumula ya 40.887 casos, la mitad de ellos detectados desde el 30 de agosto, y 576 muertes por coronavirus.