Joe Biden afirmó esta madrugada que ganará las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, mientras avanza el lento escrutinio que, de momento, está cerca de ubicarlo como el 46º ocupante de la Casa Blanca. "Es hora de que nos unamos como nación", afirmó el candidato demócrata desde Delaware, su estado natal, junto a su compañera de fórmula, Kamala Harris. 

"Desde el primer día vamos a poner en marcha nuestro plan para controlar este virus", aseguró sobre la lucha contra la Covid-19, al tiempo que definió la situación como "muy preocupante", tras haber hablado con un grupo de expertos. De hecho, Mark Meadows, jefe de gabinete de Trump, acaba de dar positivo. Durante la campaña, el exvicepresidente de Barack Obama centró sus críticas a Trump en el desmanejo de una crisis sanitaria que ya causó 20 millones de contagiados y 236 muertos en los Estados Unidos.  

Biden sigue arriba en cuatro de los seis estados que aún no terminaron de contar votos: Pensilvania, Georgia, Arizona y Nevada, cuyos votos en el Colegio Electoral le darían la presidencia; mientras que Trump se impone en Alaska y Carolina del Norte y no le alcanza para la reelección. El candidato demócrata vaticinó que se impondrá en los cuatro estados donde sigue ganando. Le faltan 17 votos en el Colegio Electoral (tiene 253 contra 214 de Trump y se precisan 270) y podría sumar 53 electores si gana los cuatro estados en disputa.

Horas antes, el mandatario, quien se declaró prematuramente ganador horas después de que se cerraran las urnas el 3 de noviembre, dijo que su rival no debería atribuirse una victoria "erróneamente", señalando que él también podría reivindicarla. "¡Los procedimientos judiciales no han hecho más que empezar!", tuiteó.

Este mediodía, el magnate republicano volvió a usar uno de los símbolos de sus cuatro años de gobierno: Twitter. Así como en la red social pidió el cese del conteo de votos, Trump ahora excalmó: "¡Gané esta elección, por mucho!". Twitter, que ya señaló los ultimos tuiteos de Trump como "engañosos", permitió la publicación de este tuit, pero aclarando que al momento de publicarse no hay información oficial que tenga correlato con lo que dice el presidente norteamericano.

La campaña de Trump inició múltiples acciones legales en varios estados alegando fraude, pero sin pruebas de incidentes importantes. Estos reclamos, que según los demócratas son infundados, podrían retrasar la aprobación oficial de los resultados por días o semanas.

La misión electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) dijo no haber observado "ninguna irregularidad grave" y pidió evitar "especulaciones perjudiciales". En su informe preliminar, consideró "crítico" que "los candidatos actúen de forma responsable presentando y argumentando demandas legítimas ante los tribunales y no especulaciones infundadas en los medios".

Pedido fallido a la Corte Suprema

En Pensilvania, donde los votos llegados por correo favorecían en general a Biden, los republicanos pidieron a la Corte Suprema que detuviera el escrutinio. El juez Samuel Alito, uno de los seis jueces conservadores de los nueve que integran el máximo  tribunal, se negó a ordenar un cese inmediato, pero dijo que el pleno de los magistrados consideraría la impugnación el sábado.

De momento, ordenó a Pensilvania separar estos votos, confirmando una decisión de las autoridades estatales. Aún si las boletas fueran invalidadas, se estima que esto no haría mella en el resultado final, ya que su número es mucho menor que la ventaja de Biden sobre Trump.

La campaña de Trump dijo temprano que la elección "no ha terminado". Denunció boletas "irregulares" en Georgia y en Nevada, y problemas de acceso a sus observadores en Pensilvania. Además, aseguró que Trump iba a ganar en Arizona, criticando, una vez más, a la cadena Fox News y a la agencia AP por adjudicar ese estado a Biden, lo cual le otorgaría 264 votos electorales.

La voz de los republicanos

Mientras, partidarios de Trump se manifestaron frente a oficinas electorales de varias ciudades. Las protestas fueron en gran parte pacíficas, pero en Filadelfia, los fiscales anunciaron cargos contra dos hombres que fueron armados al centro de convenciones donde se tabulan los votos. En Atlanta, un trabajador electoral recibió amenazas de muerte.

El líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, así como los senadores Lindsay Graham y Ted Cruz, entre otras influyentes figuras partidarias, apoyaron al presidente, pero en el partido hubo voces críticas.

"No hemos escuchado hablar de ninguna prueba", señaló Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey y aliado de Trump, advirtiendo del riesgo de avivar las tensiones. Para el senador Mitt Romney, Trump "se equivoca al decir que la elección fue amañada, corrupta y robada".

Por su parte, el estratega republicano Karl Rove, quien trabajó para la victoria de George W. Bush en 2000, que finalmente se dirimió en la Corte Suprema, estimó que no se puede hablar de fraude. "Robar cientos de miles de votos requeriría una conspiración de la escala de una película de James Bond. Eso no va a suceder", declaró.