El presidente Jair Bolsonaro protagonizó este martes un nuevo escándalo al afirmar que Brasil "tiene que dejar de ser un país de maricones", en relación a los cuidados que asume la población para protegerse del coronavirus. Además, el mandatario fustigó a quienes le piden que gobierne "sin odio" y comparó su pérdida de popularidad con la derrota electoral del expresidente Mauricio Macri.

"Todo ahora es pandemia, hay que terminar con eso. Lamento por los muertos. Todos vamos a morir algún día, aquí todo el mundo morirá. No sirve escaparle a la realidad. Hay que dejar de ser un país de maricones. Tenemos que enfrentar a la pandemia de pecho abierto, luchar", afirmó el mandatario, quien no asume ningún tipo de responsabilidad por los 163 mil brasileños muertos por la Covid-19.

El mandatario formuló estas polémicas declaraciones en el Palacio del Planalto durante un acto para el relanzamiento de políticas de turismo frente a la temporada de verano. "Ustedes se fueron a la lona en esta pandemia que fue superdimensionada", les señaló a los empresarios del sector turístico.

"Mañana los diarios dirán 'ah, no tiene cariño, no tiene sentimiento con quien murió'. Siento mucho por los que murieron pero fue superdimensionada (la pandemia)", enfatizó el presidente, quien había afirmado en marzo que se trataba de una "gripecita" o un "resfriadito" que podía matar a máximo 800 personas.

El excapitán del Ejército y ultraderechista también criticó las alianzas políticas de centroderecha que buscan competirle en 2022 y comparó su situación con la estrepitosa derrota electoral del expresidente argentino.

"Macri no logró implementar sus políticas. Comenzó a recibir zancadillas de sus seguidores, como me pasa a mi ahora. Y lo que ocurrió es el regreso del grupo de Cristina Kirchner, Dilma Rousseff, (Nicolás) Maduro y Evo (Morales)".

En ese marco, apuntó que si sus seguidores lo abandonan no podrá ejecutar las políticas por las cuales fue elegido en 2018. "Ahora vienen queriendo un centro, sin odio para allá, sin odio para allá. Odio es cosa de maricón. En mi época, el bullying en la escuela terminaba en pelea. Ahora, decirle gordo a alguien es bullying. Tenemos cómo cambiar el destino del país", subrayó con su característico tono homofóbico.