La cadena de hipermercados La Anónima, de la familia del secretario de Comercio, Miguel Braun, no sólo genera indignación entre los chubutenses por los abusos de precios en medio de la tragedia. Además, la empresa está denunciada ante la Justicia por la importación de carne de cerdo envasada al vacío y refrigerada, proveniente de Dinamarca, con la cual desplazó del mercado a un grupo de 1300 a 1400 productores locales que habían iniciado la actividad en la provincia como nuevo emprendimiento. El gobernador de Chubut, Mario Das Neves, promovió la acción contra La Anónima entendiendo que, con su actitud, estaba perjudicando “a más de mil familias productoras que habían iniciado una actividad sin ayuda del Estado, y en el marco de una política de diversificación productiva que es tan necesaria”. 

Ayer, en diálogo con el programa Mañana es Hoy, que conduce Daniel Tognetti (Radio del Plata), el gobernador patagónico señaló que habían presentado el recurso ante la Justicia a fines del año pasado, tratando de evitar el perjuicio para el grupo de productores que habían comenzado en los últimos años la actividad de cría de cerdos y pollos en la provincia, promoviendo fuentes de trabajo para unas 1400 familias, “un número que para esta provincia no es menor”, destacó. 

La Anónima es una de las empresas que lideró la importación de carne congelada, beneficiándose de la política de apertura indiscriminada del gobierno nacional, del cual Miguel Braun (sobrino de Federico Braun, titular de la cadena comercial) es secretario de Comercio. La carne de cerdo envasada al vacío proviene, fundamentalmente, de Brasil y Dinamarca. Los cortes más vendidos con el carré, solomillo y bondiola. La oferta brasileña es creciente como reflejo de la crisis en ese país, lo cual genera saldos excedentes que se colocan aquí para no paralizar sus plantas. En el caso de los frigoríficos dinamarqueses, la llegada de sus productos a estas costas está relacionada a las sanciones comerciales que la Unión Europea le aplicó a Rusia provocando, como consecuencia, la pérdida de ese mercado para los vendedores daneses. 

La producción de carne de cerdo en Argentina venía en vertiginoso ascenso hasta 2015, por efecto de un cambio cultural en el consumo que pasó a valorar ese producto como un sustituto válido de la carne vacuna. Muchos productores medianos invirtieron en esos años en instalaciones de crianza y engorde, en un mercado que crecía en oferta y demanda a la vez. El desarrollo de nuevas unidades de producción en Chubut fue parte de ese proceso. 

Pero a partir de 2016, la política del actual gobierno facilitó las importaciones, sobre todo con origen en países que, en medio de su propia crisis, salían a liquidar sus excedentes a precio de remate. En vez de cuidar a los productores locales, la nueva política elevó el precio del maíz, principal insumo del productor, en más de un 100 por ciento (permitiendo que en el mercado interno se cobrara el equivalente al precio internacional post devaluación), y de la electricidad, factor central del costo de los frigoríficos, en más de un 400 por ciento. Los grandes beneficiarios fueron las cadenas de hipermercados, que accedieron a un producto importado más barato para venderlo al mismo valor que la producción local. En el reparto de beneficios, La Anónima picó en punta.