“La idea era presentar Los dopados en marzo, en La Usina del Arte, pero ya sabemos lo que pasó en el mundo”, comenta el contrabajista y compositor Juan Pablo Navarro, uno de los músicos más profundos de quienes trabajan con un pie en el jazz y otro en el tango. Al frente de su septeto (que se completa con Nicolás Enrich en bandoneón, Guillermo Rubino en violín, Sebastián Tozzola en clarinete y clarinete bajo, Esteban Falabella en guitarra, Emiliano Greco en piano y Sergio Verdinelli en batería), ofrecerá este viernes a las 22 un concierto en que finalmente presentarán ese disco dedicado a Cobián y Tangos de la posverdad, su producción anterior. El streaming será por All Star Arena y contará con la dirección de Luis Santos, conocido por su trabajo junto a Gustavo Cerati (Ahí vamos), Soda Stereo (Me verás volver) y Charly García (el Concierto subacuático y 60x60).

Navarro pone el horizonte del recital en las figuras de Gardel, Charly García y Cobián. De los primeros, versionados en Tangos de la posverdad, los señala como “los dos grandes compositores de nuestra época” y destacada de García que “su riqueza lírica y armónica lo hacen un referente ineludible”. Sobre Cobián y sus clásicos, en tanto, opina que “tiene la estatura de un Gershwin, un Cole Porter, pero pasa que es argentino y entonces no se lo dimensiona”. Anticipa, por lo pronto, versiones de “Nostalgias”, “Rubí” y “Shusheta”, “pero con nuestra impronta y manera de verlos”.

-¿Por qué volver sobre estos trabajos? ¿Era el plan para 2020?

-Creo que ya es momento de seguir adelante y esto es un resumen de lo que hicimos. Otro proyecto de este año era tocar con sinfónicas el concierto Avalancha, que estrenamos con la Filiberto y dirección de Javier Más. Para lo que viene vamos a tratar de reprogramar los conciertos que nos quedaron pendientes de Avalancha y también estamos convocados para la Experiencia Piazzolla del año que viene en el Konex, que justo son los 100 años del maestro. Nos convocaron para hacer nuestras versiones.

-Muchos planes truncos por la pandemia.

- Creo que la pandemia, como a todos, nos agarró mal parados. Todavía estamos entendiendo de qué se trata. Nosotros no podíamos ensayar, que es lo que hacemos hace cinco años muy intensamente, así que cada uno se refugió en sus cosas. En mi caso, terminar de componer un concierto para bandoneón y orquesta para Lautaro Greco, y dar clases por internet. Otra de las cosas que aprovechamos fue para organizar nuestros contenidos educativos. Por ejemplo, hice una publicación en My Music Masterclass, que es de jazz y donde creo que por primera vez se vuelcan contenidos de tango. Para algo fue productiva la pandemia, pero falta el contacto con la gente, que es lo que se está extrañando.

-En Tangos de la posverdad buscaban señalar desde la música la situación actual con este tema. ¿Cómo ves que evolucionó la cosa?

-Los tangos de la posverdad fueron detonados por una época de nuestro país, la actualidad de hace cuatro años, bastante tenebrosa, con el gobierno que nos rigió. Aparecieron en 2016 y fueron una forma de protesta ante esa situación que se veía venir. Creo que la posverdad continúa en muchos lugares. Uno tiene que escaparle a eso y la forma de rebeldía que encontramos fue en la música, expresando nuestro desacuerdo. “Cínico”, por ejemplo, lo compuse dedicado a Mauricio Macri y todo su gobierno. Hay que seguir dando la batalla cultural, porque se trata de expresarnos y llegar a la mayor cantidad de gente.

-¿Cambiaron esas versiones originales?

-Son diferentes a las grabadas porque pasaron dos años y se fueron acomodando a nuestra forma de tocar, con distintas versiones. En una gira de Europa se tocó bastante el material, así que tomó otra forma y otra flexibilidad, y puedo decir que ahora los tocamos con bastante frescura, que es lo que tiene que ocurrir con las músicas. Es un material bastante complejo de abordar y montar, y ese es uno de los motivos para no presentar ahora algo totalmente nuevo. Nos requiere tiempo para ensayar y fue justamente lo que no pudimos hacer. Estas versiones buscan expresar la frescura que fuimos ganando.

-¿Cómo fue el trabajo con Luis Santos?

-Tener un realizador como Santos fue súper importante. Tuvimos ensayos con él diagramando la coordinación de la dirección de cámaras y ver cómo jugaba su rol visual dentro de nuestra música. Había que ensayar porque es una música en la que hay cambios repentinos y como es música nueva, que ningún realizador tiene por qué saberla de memoria. ¡Pero él tiene un talento! Qué te voy a hablar de alguien que hizo trabajos como Me verás volver, de Soda Stereo, o que trabajó con Charly García.

-¿Para vos fue distinto pensar el espectáculo para el streaming, respecto de como sería un show tradicional?

-No hay diferencia entre una tocada en vivo y un espectáculo en streaming. Tratamos de hacer un orden balanceado de los dos discos, donde se manejen energías diferentes de los temas. Como un vaivén que te pueda cautivar sin aburrirte. Está logrado eso.