El 9 de noviembre armenios y azerbaiyanos amanecieron a las 3 AM. Los despertó un anuncio “con mucho dolor” del primer ministro armenio Nikol Pashinyan y un video del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, burlándose de su par armenio. Entre risas dignas de Borat, Aliyev se preguntaba: “¿Dónde están las demandas de Armenia? Solicitaban la independencia de Nagorno Karabaj. Cuando les ofrecí autonomía, se negaron. Entonces ¿qué pasó Pashinyan? ¿Qué pasó Pashinyan? No hay Estado...no hay Estado y no habrá”.

Azerbaiyán ganó este capítulo de la guerra. Buena parte del Nagorno Karabaj vuelve a coincidir con lo que siempre mostró Google Maps. Tras la conquista de la ciudad de Shushi por parte de Azerbaiyán, un mal acuerdo fue mejor que una buena guerra para los armenios, después de resistir 32 años.

Lo que sigue, lo que queda

En el acuerdo de nueve puntos que se hizo oficial en la página del Kremlin se forma una especie de protectorado ruso por 5 años renovables. Una parte predominante del territorio queda para Azerbaiyán y una porción de tierra, que incluye la capital Stepanakert, para los armenios. Según el investigador argentino especializado en la región, Paulo Botta, “Rusia es uno de los grandes ganadores, un país especialista en aprovechar oportunidades con pocos recursos”.

Azerbaiyán era el único país del Cáucaso sin presencia militar rusa. Vladimir Putin anunció que sólo serían de su país las fuerzas de paz pero el presidente turco Recep Erdogan lo desmintió: “el monitoreo será en conjunto”. Dmitri Peskov, quien además de portavoz de Putin, es turcólogo y fue diplomático en Ankara, insistió en que si hay colaboración con los turcos será fuera de Nagorno Karabaj. Mientras Rusia se arroga la exclusividad, los turcos buscan el hueco para llevarse la tajada.

Leo Moum es un periodista argentino de la comunidad armenia que cubrió el conflicto desde el territorio. En una transmisión en vivo por Facebook buscó la parte llena del vaso: “No nos eliminaron, no se salieron con la suya, la vida sigue, con cara de culo, pero ahora no hay que mandar a los pibes a la trinchera”. El jueves pasado la comunidad armenia de Buenos Aires se movilizó con velas a la Plaza de Mayo para una misa que presidió el cardenal Mario Poli.

Desplazados

“Ahora lo más urgente es el tema humanitario”, dice Paulo Botta. Sucede que hay al menos 40 mil desplazados. Entre ellos la familia de Gayane Hayrapetyan, una traductora que trabaja para el Ministerio de Cultura de Nagorno Karabaj. Tiene 29 años y en la foto de WhatsApp aparece sonriendo, con los ojos grandes y los rasgos acentuados. Atiende su teléfono en Ereván pero hasta septiembre iba a trabajar todos los días a Shushi: “Ahora no sé cómo vamos a vivir con este dolor. Perdimos nuestro país. Nuestras casas”.

El fin de semana pasado, cientos de autos armenios con los portaequipajes cargados bajaron en caravana por las montañas en dirección a Erevan.

— El acuerdo habla del “intercambio de cadáveres” pero también del desembarco del ACNUR para ayudar a los desplazados. ¿Ustedes, Gayane, están al tanto de eso?

— No nos dijeron nada. Para ser honesta, perdí la confianza en las organizaciones internacionales. Durante 44 días estuvimos alertando al mundo sobre los crímenes de guerra que cometían Turquía y Azerbaiyán y no se escuchó nada más que posicionamientos vacíos.

— También se dijo que serán reasentados en la capital Stepanakert¿Es segura ahora que terminó el conflicto?

Nadie se puede sentir seguro en Stepanakert si en Shushi están los azerbaiyanos. Es un enclave rodeado por ellos.

— ¿Cuál se supone que es el estatus de Nagorno Karabaj ¿Van a seguir buscando ser un país independiente?

En el documento no se dice nada sobre el estatus. Simplemente regalaron mi país o buena parte de él. Ahora estamos llamando a la Asamblea Nacional para decretar la ilegitimidad del tratado. Pashinyan tiene que retirar su firma. Se firmó sin ninguna consulta popular. Harutyunyan (presidente del Nagorno Karabaj) lo firmó porque Pashinyan lo obligó.

El primer ministro Pashinyan se mostró arrepentido de la guerra: “si hubiéramos acordado esto hace un año estaríamos en una mejor situación que hoy”. Pero no había consenso para entregar tierras sin probar suerte en una guerra que finalmente dejó al menos 6000 muertos. Tampoco había consenso para terminarla, por eso ahora una parte de la población pide la renuncia del primer ministro: grupos de manifestantes entraron a saquear su domicilio personal y tomaron el parlamento por unas horas. Hubo una fuerte represión policial a algunas de las protestas. Tanto el primer ministro como su esposa, quien hasta la semana pasada subía fotos desde el frente, enfrentan una crisis política: el presidente de Armenia, Armen Sarkissian, dijo que la decisión del alto al fuego se tomó sin consultarle.

— ¿Cómo es el clima que se vive ahora en el Nagorno Karabaj?

Nuestros soldados pelearon hasta el final. Todavía están firmes en el frente y se rehúsan a abandonar sus posiciones. Si las cosas estaban tan mal, lo deberían haber dicho antes y no haber esperado 44 días durante los que miles de personas fueron asesinadas. Todos en Artsaj están furiosos, enojados, devastados y desilusionados. Y en Armenia también, porque saben lo que significa: una amenaza para todo el país. La mayor parte de la gente no tiene un lugar donde vivir. Están en hoteles, en casa de familiares o amigos. No puedo creer que esto nos esté pasando. Perdimos nuestro hogar. No lo puedo creer y nunca lo voy a aceptar. Nadie lo va a aceptar. Artsaj es una tierra ancestral armenia. Que Stalin se la haya dado a Azerbaiyan no cambia eso. Trascendimos a la Unión Soviética basándonos en la autodeterminación de los pueblos.

— ¿Vos y tu esposo estaban combatiendo? ¿Volvieron al trabajo ahora?

Todos los hombres de mi familia están allí. Yo trabajaba en Shushi, de modo que estoy desempleada.

— ¿Emigrar es una posibilidad para ustedes?

¿Cómo se supone que viva? Estoy devastada de solo pensar en las personas que perdieron a sus seres queridos. El primo de mi esposo, junto con sus 16 amigos, están desaparecidos. No los encontramos en ningún lado, nadie sabe si los mataron, sí los hirieron o son prisioneros de guerra.

Cálculos

En el sur del mundo, cuando pensamos en un país, imaginamos un gran continuo de tierra hecho de ciudades que tienden a tocarse en sus periferias. Hasta hace un mes, Armenia tenía un enclave llamado Nagorno Karabaj. A su vez, al oeste, Azerbaiyán controlaba un territorio encapsulado principalmente por Armenia e Irán llamado Najicheván. A diferencia de los armenios, los azerbaiyanos no tenían ninguna frontera común con su exclave. Con el nuevo acuerdo, los rusos controlarán una ruta que comunicará los dos territorios azeríes pasando por Armenia. Los azeríes, acostumbrados a vivir aislados, seguramente celebrarán. Más aún los turcos que, compartiendo una pequeña frontera con Najicheván, huelen cada vez más cerca el petróleo de Azerbaiyán. Según Paulo Botta “es pronto para pensar en un corredor permanente, es algo que no se había incluido en ningún acuerdo previo”.

Página/12 intentó consultar sobre este tema al embajador de Azerbaiyan en Argentina, Rashad Aslanov. Una colaboradora freelance del área de prensa de la Embajada de Azerbaiyán se había contactado para ofrecerlo. Tras aceptar, hubo un reparo: “antes de la nota Wizenberg debe pedir disculpas por haber ido al Nagorno Karabaj”. Es uno de los 1020 apellidos en una lista negra de periodistas y académicos que anualmente publica el gobierno azerbaiyano. Según Amnistía Internacional en Azerbaiyán “son reprimidos los derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica”.

El problema no lo tienen solo los extranjeros, los periodistas y los activistas. Todo parece indicar que ahora también son personas no gratas en Shusha quienes vivían allí hasta la semana pasada, como la familia Hayrapetyan:

— ¿Hay manera de volver, recuperar la casa, las cosas?

—Ninguna manera. Ni siquiera sabemos si nuestro edificio está allí. Lo único que espero es que alguien haya quemado mi casa. Para que los azeríes no vivan ahí

— ¿Quedaron armenios ahí o se fueron todos?

— No creo que haya armenios ahora que está en manos de Azerbaiyán. Armenios vivos, seguro que no.