Desde Lima.Un día después de asumir, el tercer presidente del Perú en una semana nombró a su gabinete ministerial. El equipo de gobierno ultraconservador del anterior mandatario ha dado paso a uno de personalidades de prestigio académico, ligadas al trabajo de investigación, sin vínculos con los partidos políticos y algunos con experiencia previa en el Estado. Un perfil similar al del centrista presidente Francisco Sagasti. Hay una importante presencia de mujeres, incluyendo en la jefatura del gabinete y en el Ministerio de Defensa, un hecho inédito en el país. Regresan tres ministros del gobierno de Martín Vizcarra, destituido hace poco más de una semana por el Congreso. Los nombramientos ministeriales han sido bien recibidos y refuerzan la sensación de un retorno a una estabilidad perdida con la destitución de Vizcarra por el Parlamento y su reemplazo por Manuel Merino, quien antes de cumplir una semana en la presidencia debió renunciar por las masivas protestas en su contra y fue reemplazado por Sagasti.

De los diecinueve ministerios, ocho serán dirigidos por mujeres. El Consejo de Ministros será encabezado por la abogada, feminista y docente universitaria Violeta Bermúdez, especializada en temas de género, poblaciones vulnerables y políticas públicas. La abogada de 59 años fue viceministra de la Mujer y Desarrollo Humano en la primera etapa del gobierno de Alejandro Toledo (2001 – 2006). Profesional reconocida, pero sin experiencia política, como jefa del gabinete ministerial asume el cargo más importante en el Ejecutivo después del presidente.

En sus primeras declaraciones como primera ministra, Bermúdez señaló que el primer objetivo del gobierno es “garantizar elecciones libres y transparentes” en abril. Destacó la voluntad del presidente Sagasti de tener un gabinete paritario.

Por primera vez en su historia el país tendrá a una mujer al frente de las Fuerzas Armadas, como ministra de Defensa. Ese cargo lo asume la abogada Nuria Esparch, quien ha sido viceministra de Asuntos Administrativos y Económicos del Ministerio de Defensa entre 2006 y 2008. También ha ocupado cargos en otros ministerios. Su nombramiento ha generado expectativas por ser la primera mujer en dirigir el Ministerio de Defensa.

Después de la brutal represión contra las protestas ciudadanas de los últimos días que dejaron dos muertos y más de doscientos heridos y se tumbaron al gobierno ultraconservador de Merino, el presidente Sagasti ha roto con el predominio en el último tiempo de generales de la policía al frente del Ministerio de Interior y ha nombrado a un civil en el cargo, Rubén Vargas. De esta forma, saca del control policial la dirección de las investigaciones de este ministerio sobre la actuación policial en las protestas. Investigación que corre en paralelo a la que ya abrió la Fiscalía y que con un civil en Interior debe encontrar una mayor cooperación de ese despacho. Es un gesto importante, que se suma a la promesa del nuevo presidente de que no habrá impunida. Ahora el gobierno debe pasar de los gestos a los hechos concretos.

La primera medida que se espera del ministro Vargas es que cambie la cúpula policial, comprometida en la violenta represión. Vargas dirigió el organismo encargado de la política antidrogas durante el gobierno de Vizcarra y fue viceministro del Interior en la primera parte del régimen de Toledo, cuando se intentó una reforma policial que quedó trunca.

El nuevo gabinete asegura la continuidad de la política económica neoliberal -vigente en el país desde hace treinta años-, con el nombramiento como titular de Economía y Finanzas del economista y catedrático universitario Waldo Mendoza, un defensor del modelo neoliberal. Fue viceministro de Hacienda en el gobierno de Toledo y tiene fama de ser un rígido guardián de las arcas fiscales. El nuevo ministro se enfrentará a una grave crisis como consecuencia de la pandemia, con un importante crecimiento del desempleo y una caída de entre 12 y 14 por ciento del PIB para este año.

Entre los tres ministros del gobierno de Vizcarra que regresan al gabinete está la titular de Salud, Pilar Mazzetti, lo que asegura retomar la continuidad de la política contra la pandemia del coronavirus, que hasta la fecha ha dejado más de 940 mil contagiados y más de 35 mil muertes. Los casos de coronavirus, que saturaron los precarios servicios de la salud pública, están a la baja, pero hay preocupación por la llegada de una posible segunda ola. Los otros ministros de Vizcarra que vuelven son los de Trabajo y de Cultura.

En esta coyuntura, una designación clave estaba en el Ministerio de Educación. Entre los sectores parlamentarios que pusieron en la presidencia a Merino había interés en terminar con una reforma de la educación que ha cerrado universidades de mala calidad convertidas en millonarios negocios privados, dinero que ha entrado a la política y ha ganado importante influencia. En ese camino de acabar con la reforma educativa iba el gobierno de Merino en los pocos días que estuvo en el poder. Sagasti ha nombrado como ministro de Educación al reconocido educador e investigador Ricardo Cuenca, director de investigaciones del Instituto de Estudios Peruanos, un defensor de la reforma universitaria, lo que garantiza su defensa y su continuidad, una de las principales demandas de los miles de jóvenes que salieron a protestar a las calles contra el gobierno de Merino y la clase política que lo puso en el poder.

En Relaciones Exteriores se ha nombrado a una diplomática de carrera con 45 años en actividad, Elizabeth Astete. Las otras mujeres del gabinete ocupan los ministerios de Comercio Exterior y Turismo, Mujer y Poblaciones Vulnerables, Desarrollo e Inclusión Social, y Vivienda y Construcción.

“Es un gabinete técnico, como eran los de Vizcarra, pero con un mayor nivel, que responde a una serie de inquietudes que hay. Tiene un perfil centrista, donde hay ministros de centroderecha en las áreas productivas, estando más a la derecha el ministro de Economía, y ministros de centroizquierda en las áreas sociales. Su principal déficit es que tiene poco de político, algo que no es novedad en el Perú, pero en esta coyuntura, con las aguas movidas como están, se requiere hacer bastante política y no se ve en el gabinete a personas con experiencias política. El Congreso ahora está muy debilitado, pero dentro de un par de meses pueden comenzar algunos problemas entre el Congreso y el Ejecutivo, y la relación con la calle no siempre va a ser amigable, en ese momento le puede faltar al gobierno un gabinete con mayor manejo político”, le señaló a Página/12 Eduardo Dargent, politólogo de la Universidad Católica y columnista del diario El Comercio.

El gabinete ministerial deberá ir al Congreso para pedir el voto de confianza. Un Congreso muy debilitado luego del mayoritario rechazo -entre 88 y 91 por ciento, según dos encestas, de Ipsos y del Instituto de Estudios Peruanos, respetivamente- que ha originado su decisión de destituir a Vizcarra para reemplazarlo por Merino y su gobierno ultraconservador, no parece estar en este momento en condiciones de enfrentarse a un Ejecutivo que ha sido bien recibido por la población.

“Para el Congreso sería muy costoso iniciar en este momento una pelea con un gobierno que ha sido bien recibido por la gente”, indica Dargent.

Mientras el nuevo presidente se instalaba en Palacio de Gobierno, armaba su equipo ministerial y daba sus primeras medidas, el renunciante Manuel Merino seguía desaparecido. Nada se ha sabido de él desde que el domingo pasado apareció unos minutos en televisión para anunciar su renuncia a la presidencia, acorralado por las masivas protestas en su contra.