Dirigentes sindicales y de los movimientos populares se reunieron el jueves por la tarde en la sede de la Unión Ferroviaria para ratificar su "alianza estratégica" de cara a la reactivación económica en la post pandemia. Durante este encuentro, en el que participaron también legisladores y representantes de la Iglesia, los líderes sociales y gremiales aprovecharon para relanzar públicamente el "Plan de Desarrollo Humano Integral", una suerte de Plan Marshall Criollo inspirado en la consigna "Tierra Techo y Trabajo" del Papa Francisco. Este programa -que propone, entre otras cosas, la creación de 4 millones de puestos de trabajo en la economía popular- ya había sido presentado en agosto pasado, y fue relanzado con nuevos aportes de las organizaciones. 

El encuentro se desarrolló en la sede de la Unión Ferroviaria y participaron el secretario general de ese gremio, Sergio Sasia, el secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, el secretario general de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid, la referenta del Frente Popular Darío Santillán, Dina Sánchez, el dirigentes del MTE Juan Grabois y la referenta de la CTEP Jacqueline Flores, entre otros. Una de las novedades de la reunión de ayer fue la incorporación de dirigentes como Andrés Rodríguez (UPCN), Guillermo Mangone (Gas), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Víctor Santa María (SUTERH), y Guillermo Moser (Luz y Fuerza). 

"Nuestro horizonte es generar trabajo, poblar la Argentina, integrar las ciudades y conectar el territorio. Queremos aportar a la reconstrucción de la Argentina. Y, cuando hay responsabilidad y compromiso, no hay que tener en cuenta de dónde venimos, porque todos, de alguna manera, representamos lo popular", sostuvo Sergio Sasia, luego de darle la bienvenida a los nuevos referentes sindicales. 

"Estamos frente a una utopía posible y, aunque sea difícil, nuestras ideas nos van guiando y nos van marcando el rumbo. Y tener un rumbo es no resignarse a administrar la miseria para garantizar una estabilidad estéril que produce la degradación cotidiana del tejido social. Nuestro plan tiene un principio clave y es el de la contracultura frente a la cultura del descarte", explicó Juan Grabois durante el encuentro.

Esta "mesa de consensos" de organizaciones sociales y sindicatos tradicionales parte de la premisa de que los movimientos de base pueden ofrecer un aporte en el diseño de una estrategia nacional post pandemia "que surja desde el pueblo trabajador y sus necesidades, distinta a la del pensamiento de escritorio". "Los sindicatos y los dirigentes sociales tenemos algo para decir, sobre todo cuando en las sobreestructuras políticas falta una visión integral de lo que queremos para nuestro país", destacó Grabois.

En este sentido, el Plan de Desarrollo Humano Integral plantea siete ejes centrales: la promoción del trabajo como ordenador social; el poblamiento del país; la integración de las ciudades mediante el acceso al suelo; la conectividad del territorio a través de una propuesta de transporte multimodal; la reactivación de la producción; la recuperación del ahorro en moneda nacional; y el cuidado de la “casa común” con propuestas que contemplen la ecología integral. 

Con estos ejes como guía -que podrían resumirse en "gobernar es poblar, gobernar es dar trabajo"-, una de las principales (y más originales) propuestas es la creación de 4 millones de puestos de trabajo en la economía popular y de 240 mil empleos registrados regulados por convenio colectivo. El documento plantea, como parte del financiamiento, una una inversión inicial anual de 750 mil millones de pesos, el equivalente al 2 por ciento del Producto Bruto Interno. Y agrega que esta medida podría generar un impacto en la actividad económica de 865 mil millones de pesos, lo cual redundaría en mayor recaudación fiscal.

La iniciativa fue presentada como un consenso entre gremios y movimientos sociales sobre los asuntos estratégicos para el desarrollo, de manera que se contemplase tanto las realidades de quienes tienen un empleo registrado como de quienes trabajan en la economía popular. 

Junto a estos referentes sindicales, el encuentro del jueves contó con la presencia de varios diputados nacionales, como Federico Fagioli, Itaí Hagman y Cristina Álvarez Rodríguez. La participación de estos legisladores tiene que ver con la idea de que, para poder ser llevado efectivamente a la práctica, el Plan de Desarrollo Humano Integral necesita pasar, en última instancia, por el Congreso. 

Según se desarrolló en la reunión, el plan consta de tres "pasos": el primero, la organización de una mesa de diálogo entre movimientos sociales y sindicatos que señale las pautas y directrices principales. El segundo paso apunta a la participación de un equipo técnico y académico que le de cuerpo y materialidad a las directrices de las organizaciones sociales. Por último, estas propuestas se deben traducir en políticas públicas a través de la Cámara de Diputados. 

"No sería bueno que nosotros vayamos por una celda y el debate parlamentario fuera por otra. La mejor manera de tener un trazado pragmático y continuo es tener esta sincronización. Hay mucha expectativa", afirmó Gerardo Martínez.