No hay transparencia en los actos; no hay un proyecto serio a largo plazo; se demoran las medidas imprescindibles en la coyuntura; se les falta respeto a las personas contratadas; se toman decisiones incomprensibles; se apoya en un periodismo frívolo, mentiroso, corrupto; se maltrata a los representantes de segunda y tercera línea cuando no responden a los lineamientos que bajan desde lo más alto. En pocas palabras, la dirigencia del fútbol se mira en el espejo del Gobierno y así camina, como los patos criollos.

La situación planteada con el técnico de la selección nacional, Edgardo Bauza, es de algún modo la síntesis de estos desatinos que no parecen tener freno. Se sabía, tras la derrota con Bolivia (porque los miembros de la conducción de la AFA lo habían hecho trascender por todas las vías posibles) que Bauza iba a dejar de ser el responsable técnico y que su reemplazante va a ser Jorge Sampaoli, actualmente en el Sevilla. Si había alguna duda el audio en el que Claudio Tapia dice de Bauza que es “un boludo”, tuvo el valor de una confirmación. Y ayer se supo, además de todo, que hoy se reunirán el representante de Bauza y el titular de la AFA para arreglar los términos de la desvinculación, porque ayer lo llamaron al entrenador para anunciarle la mala nueva.

La AFA había bajado el pulgar, pero no lo comunicaba y manoseaba al técnico  a la espera de que renunciara al cargo y a cobrar la plata correspondiente.  Bauza tiene firmado un contrato de 900 mil dólares y un premio extra si el equipo logra la clasificación para el Mundial de Rusia. La AFA dispone de la plata del adelanto de la televisión, pero no quiere pagar nada y aspiraba al desgaste. Bauza no hizo ninguna declaración publica sobre el tema, pero aseguraba en la intimidad y con toda razón: “Si me rajan, que pongan toda la guita, hasta el último centavo”.

La gestión de Bauza como DT de la Selección está lejos de ser exitosa. El equipo jugó en general muy mal, logró menos del 50 por ciento de los puntos o dicho de otro modo consiguió la misma cantidad de puntos que Gerardo Martino (11) con dos partidos más (8 contra 6). Tampoco lo ayudan sus dichos exitistas: “Vamos a ganar el Mundial” pronosticó con la clasificación en zona de riesgo o directamente absurdos: “fue brillante, jugamos 10 puntos”, declaró después de una horrible actuación contra la selección de Chile a la que se le ganó con un penal inventado. Bauza condujo en esos tiempos un bote a la deriva: con un brazo remaba con sus convicciones y con el otro, con las imposiciones de un plantel que parece funcionar como un club de amigos. Hizo poco para salir de esa cuerda floja sobre la que fue obligado a caminar, pero la verdad es que si Argentina hubiera alcanzado un empate contra Bolivia (que bien pudo darse); si Chile no le hubiera ganado a Venezuela, nadie estaría dudando a esta altura de su continuidad, al menos hasta las próxima doble jornada de eliminatorias.

Es difícil de digerir que importe tanto un circunstancial resultado propio o de otros en la evaluación del trabajo de un director técnico. Pero así es. Y como Argentina perdió con Bolivia y quedó en zona de repechaje y corre peligro de no ir al Mundial, medio mundo del fútbol salió a buscar a los bomberos. 

La elección de Bauza, que corrió por cuenta de Fernando Niembro, como asesor de Macri y de los normalizadores, no es lo mejor que podía pasar futbolísticamente. Pero Bauza –guste o no–, tenía un contrato que debió ser respetado. Se trata, por otra parte, de un buen tipo que no se merece ese manoseo a que se lo sometió La gota que rebasó el vaso fue ese audio filtrado. El periodista de ESPN Hernán Sisto, asegura que se trata de un whatsapp que le mandó Chiqui Tapia a él, pero que no se refería a Bauza (nadie le cree). Sisto hizo circular el audio hasta que se hizo público. Es probable que el mismo Tapia haya sido el principal interesado en la difusión (“al lado de Tapia, Grondona es Heidi”, dijo hace poco un dirigente de un club de la B que lo conoce a fondo). Marcelo Tinelli parecía ser el único que respaldaba al entrenador (los hinchas de San Lorenzo lo veneran porque fue el DT con el que lograron la Copa Libertadores), pero su palabra no tuvo el peso suficiente en las reuniones de la “famiglia” de la AFA.

Mientras tanto, más de uno se prueba las pilchas que Bauza va a dejar. Bilardo critica a Sampaoli y se postula, Sampaoli dice que no hablaron con él (nadie le cree), y los representantes de otros entrenadores revolotean por la calle Viamonte.

Se va a dar el cambio de entrenador, pero no se producen cambios en lo sustancial: ningún dirigente habla de un plan serio, integral, ambicioso, (más allá de la clasificación para Rusia) que le asigne el valor que se merecen las selecciones juveniles y los seleccionados locales que podrían funcionar como alternativa de recambio. 

Nadie habla de un proyecto que rescate al fútbol argentino de la ciénaga en la que se hunde cada vez más día a día. Lo demás es anécdota.