Quien todavía no haya escuchado hablar de Melanie Martinez puede tener la certeza de que lo hará pronto. La joven neoyorquina tiene todo para convertirse en el próximo fenómeno del pop. Se dio a conocer en la tercera temporada de The Voice, cuando todavía era una adolescente, y aunque no fue la ganadora sí se llevó el corazón de todos con su versión acústica y jazzera, con guitarra y pandereta en los pies, de Toxic de Britney Spears. Fue una de las protegidas de Adam Levine en el show, y lo personal de su voz y su propuesta artística se ganó elogios y reconocimiento no solamente de todxs lxs coachs sino también del público.

Pero su recorrido post reality fue –afortunadamente– muy diferente al de la mayoría de artistas pop que se dan a conocer de esa manera: lejos de las estrellas prefabricadas, Martinez es una joyita indie auténtica, muy prolífica e inquieta. Además de música es productora, fotógrafa y realizadora audiovisual. Con solo 25 años, compuso y tuvo el total control creativo de sus tres álbumes: Cry Baby, K-12 y el reciente EP After School. Además, dirigió y estuvo detrás del concepto de todos los videoclips y la identidad visual, y también dirigió una película.

Melanie Martinez es una artista integral y crea desde las tripas. "Hacer música siempre fue sanador. Siempre pasé mucho tiempo sola componiendo, escribiendo poesía o sacando fotos. Sigo a mi intuición, que siempre me llevó a crear. Y aprendí a escribir, a dirigir y a componer a través de mi interés por el arte; con ambición y determinación", describe quien acudió a escuelas de arte pero siempre fue, sobre todo, autodidacta.

Casi todo su universo artístico –sean álbumes, filmes o fotos– está atravesado por una cohesión estética y conceptual. Y suele orbitar alrededor de una temática: el cruel universo de la adolescencia. Los años del colegio, particularmente, parecen ser una fuente inagotable de inspiración para la autora.

"Son los años más formativos en la vida de todas las personas. Es el momento donde comenzás a estar condicionada por lo que te rodea. Me gusta revisarlos y contar historias que reflejen todos esos condicionamientos que absorbimos y que continuamos experimentando en la adultez, solo que rodeados por diferentes personas y ambientes", explica.

Cabeza, corazón y muchos flashes

Su primer disco es un relato sobre los traumas e inseguridades que atraviesa este personaje principal llamado precisamente Cry Baby. Por su parte, el filme K-12, que acompaña su segundo álbum, es un catálogo de grandes cuestiones de la adolescencia, como los trastornos alimenticios, el acoso escolar, los cambios que sufren las chicas durante esta etapa, el primer amor y los estereotipos de género.

El film está protagonizado por ella, y narrado en pequeñas escenas que combinan lo literal con lo metafórico, amalgamadas bajo su tan característica estética entre vintage, infantil y onírica. Y todo enmarcado en la vida de colegio. El filme oscila entre lo cute y lo visceral. "Quería mostrar la correlación entre cualquier sistema en la tierra y la escuela. Quise ser extraña y surrealista, y así mostrar los grandes desafíos de la vida. Como directora, creo que para hablar de cuestiones incómodas hay que, precisamente, incomodar", describe.

After School, el EP que sacó este año, sigue con esta línea, como una continuación del universo K-12: son canciones de amor, desamor y soledad para ese período de la vida en el que todo está en carne viva. Las letras pueden parecer simples, pero son muy personales, y continúan con esta marca autoral que es tomar detalles de la vida cotidiana y pasarlos por el prisma del extrañamiento. Sobre el EP, la autora le cuenta a El NO: "Escribirlas me llevó tres años. Cada canción remite a un ciclo concluido o una lección que tuve que aprender".

Brain & Heart, de ese álbum, tiene un guiño a quienes se enamoraron de ella con Toxic: un sample y también una cita explícita a la melodía vocal de If You Had My Love, de Jeniffer Lopez. "Amo a todas las divas del pop y del R&B", asegura la neoyorkina. "Britney, Mary J. Blige, Brandy, Keyshia Cole, Gaga, Selena, Christina, Beyoncé , J.Lo... siempre amé las melodías cálidas, hipnóticas y pegadizas".

¿Una centennial fan del pop que gusta de los álbumes conceptuales en plena era del single? Otro gesto atípico por parte de Martinez. Pero ella no escuchó demasiados álbumes conceptuales en su vida, y no tiene un favorito. "No haber sido expuesta a muchos de ellos en mi vida solo hizo que me entusiasme más crear los míos", afirma Melanie, quien evidentemente tiene mucho para decir y muchas herramientas para hacerlo. Bienvenidxs a su universo color pastel, donde crecer duele pero es hermoso.