Por Tierras argentinas es un documental de Federico Valle de 1929, redactado con imágenes imponentes que hoy son referencia histórica de un proyecto de modernidad que la modernidad terminó devorando. En el documental, sin sonido original, el pionero del cine nacional recorre la geografía argentina para reflejar la voluptuosidad de los paisajes naturales de aquel país que se insinúa organizado para esperar el futuro con optimismo. Sobre esa especie de manual de instrucciones para suponer una Nación pujante, noventa y un años después, Sol Rezza, Agustina Wetzel y Cecilia Castro, tres compositoras actuales, intervienen con obras sonoras, desde sus propias visiones del presente. De cerca nadie es normal, se llama este nuevo proyecto audiovisual producido en el marco de Cantera, el espacio de cine experimental del Centro Cultural Kirchner, en colaboración con el Archivo General de la Nación y el Centro de Arte Sonoro. El resultado del trabajo curado por Amparo Aguilar y Florencia Curci, se puede ver en la página del CCK (cck.gob.ar).

Lejos de complacer a la imagen, las compositoras afinan sus estrategias, en las que además de sonidos se articulan textos, para interpelar la experiencia original del documental. Las obras puestas contra la obra disparan nuevos sentidos y habilitan otras lecturas desde el presente. Desde una mirada feminista, la pieza de Rezza indaga sobre el lugar común de la tecnología, los algoritmos y la colonización; la de Wetzel se fragua en la catástrofe ambiental, mientras Castro, en un relato casi futurista, plantea “El Núcleo de la Tierra contra el Imperio del Sol”, la revolución tectónica partir de textos del filósofo iraní Reza Negarestani.

“Me interesó el paralelismo entre las visiones sobre la tecnología de cada época, cómo construyen su idea de modernidad y cómo los cambios tecnológicos generan cambios sociales. En definitiva, qué significa ser modernos, en 1929 y ahora. A partir de ahí aparecieron los sonidos y los textos con los que fui realizando la obra”, comenta Rezza a Página/12. Yo robot, de Isaac Asimov, y correspondencia entre Victoria Ocampo y Virginia Wolff son los disparadores de un libreto que incluye además noticias de la actualidad. “Me pareció que se podía crear un contrapunto interesante entre la mirada de Woolf, que desde una Inglaterra distante no comprende las descripciones de Argentina que hace Victoria Ocampo, que a su vez desde Buenos Aires posiblemente no comprenda ese país que muestra el documental”, explica Rezza. Para Wetzel trabajar sobre imágenes de Valle, en la que las promesas del pasado noventa y un años después devinieron en calamidad, implicó una tarea casi arqueológica. “El film da cuenta de muchas operaciones extractivistas y colonialistas que me pareció importante poner en tensión. El trabajo fue la extracción de sentidos sonoros, a la luz de este particular presente de catástrofes ambientales a nivel mundial. Así, la pieza compuesta parte de distintas geologías globales que van dando cuenta de un malestar común y los idiomas que aparecen operan como constelaciones de un mundo en ruina”, Explica Wetzel.

Castro, por su parte partió de la idea del contra-documental, un guión sonoro para reinterpretar el relato original. “Trabajé con Ciclonopedia, una novela de teoría-ficción del filósofo iraní Reza Negarestani que propone al petróleo y otras materialidades como entidades inteligentes dentro de contextos geopolíticos actuales. Eso me llevó a pensar en estrategias sonoras para lograr estéticas que mezclaran película de ciencia ficción y documental medio retro. La combinación entre imágenes de texturas antiguas y un relato casi futurista me pareció fascinante”, cuenta la compositora cordobesa, que sonorizó el comienzo del documental. “El territorio argentino se presenta claramente feminizado -fértil, frígido, apacible- y consecuentemente como un sujeto pasivo clave para un modelo económico que necesita de la explotación de sus recursos naturales. Pero fui más allá de la cuestión de género y propuse esta historia donde el ser humano pasa a un segundo plano dando lugar a acciones planetarias y de otras figuras no humanas. Una ficción que en un contexto de urgencias sociales, ecológicas y medioambientales es más bien una realidad”, continua Castro.

Cada compositora apeló a distintas estrategias para equilibrar y organizar los elementos que articularon en la intervención sonora. “Para mí el desafío fue crear un juego de sonido y palabra con la imagen. Y también con las placas de texto del documental, desde donde se expanden otras capas de sentidos”, reflexiona Rezza. Castro destaca el empleo de samplers en su obra. “Hay un gospel, un momento del colectivo techno Underground Resistance y un canto mapuche hacia el final, que funcionan como coloraciones espirituales, de resistencia y lucha”, explica. A su vez, Wetzel explica que por sobre la música, la inclusión de textos le dio mayor fuerza a las obras. “Quise dar una sonoridad a contrapelo de las imágenes y placas del film”, concluye Wetzel, que entre otras cosas apeló a un corto de Chris Marker, a Orson Wells leyendo fragmentos de Pier Paolo Pasolini y, sobre imágenes de la Patagonia, a la pregunta en mapudungún ¿dónde está, a dónde se lo llevaron? en una clara referencia a la desaparición de Santiago Maldonado.

Envejecida con fracturas y continuidades respecto al presente, Por Tierras argentinas se resignifica en estos tres trabajos y encuentra nuevas posibilidades de lectura.