Con apenas un mes de gestión, los trabajadores municipales de Aguaray ya están en pie de guerra contra el interventor designado por el Ejecutivo provincial, Adrián Zigarán, quien tras el primer paro por falta de pago de un retroactivo de marzo y el pedido de aumento paritario acordado, los acusó de haber vivido de las dádivas del ex intendente Enrique Prado y estar atravesando un “síndrome de abstinencia”. Y aseguró que las medidas son ilegales y que se descontarán los días no trabajados.

Desde el lunes los empleados del convulsionado Aguaray, liderados por los principales sindicatos, se encuentran realizando un paro de actividades y cortando el ingreso al edificio en reclamo por un 20% de retroactivo adeudado desde marzo y un pedido de aumento del 15% en sus básicos correspondientes a paritarias también acordadas, según los trabajadores, con el ex jefe comunal.

Desde el principio Zigarán sostuvo que se trataba de un paro ilegal por no haber sido notificado en tiempo y forma y denunció el accionar de los trabajadores a la Justicia. A su vez, se negó a reconocer el acuerdo paritario comprometido por la anterior gestión. “Si acepto eso, no puedo pagar los aguinaldos”, había dicho. Argumentaba que ese municipio recauda unos $17 millones, de los cuales “16 y medio se destinan al pago de salarios”. Aunque sí decía que estaban estudiando cómo saldar la deuda que ya lleva más de 7 meses.

Y un día más tarde, en conversación con un programa de radio local, el interventor descalificó a los trabajadores que estaban realizando las medidas de fuerza en las puertas del edificio municipal al tratarlos de “personas mal acostumbradas” a recibir dádivas del ex intendente y de haber actuado en connivencia con él, por lo que consideró que “ahora están viviendo un síndrome de abstinencia”.

Ante estos dichos, el delegado departamental de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Fermín Hoyos, redobló la apuesta y lo desafió a que los desalojara, “voy a ir preso por defender el salario de los trabajadores, no por delincuente ni gato”, manifestó y aseguró que no se moverían del lugar hasta no recibir una respuesta favorable.

Pero el miércoles en la audiencia de conciliación convocada por la secretaría de Trabajo en su delegación de Tartagal, pasaron de los agravios a los golpes, cuando en medio de la reunión, Adrián Zigarán, indignado porque el referente de ATE no se quiso retractar por haberlo tratado de mentiroso e incompetente, intentó golpearlo varias veces.

“Se me vino encima de manera traicionera, porque yo estaba de espaldas”, contó Hoyos a Salta/12. “Me pegó de atrás y después me tiró varias trompadas que yo logré esquivar”, describió.

El sindicalista expresó que Zigarán negaba sistemáticamente todos los acuerdos a los que había arribado el municipio con los trabajadores en materia salarial “y yo tenía en mano las actas firmadas por el anterior intendente y por él mismo”, y que lo mismo hacía en cuanto a desconocer el paro “cuando el jueves anterior ya lo habíamos notificado, y le habíamos adelantado, que si no había novedades, el lunes estaríamos realizando un paro de actividades con movilizaciones”.

En cuanto a considerarlo incompetente para el cargo que está ocupando, Hoyos sostuvo que se remite a los hechos, por la forma en que actuó contra él y los trabajadores. "No puedo creer que el gobernador haya mandando de interventor a este señor que no sabe manejarse ante un problema y que quiera arreglar todo a las piñas”, sostuvo.

Por su lado, el interventor negó lo sucedido y se jactó de que “si le quería pegar, estaría internado el señor Hoyos”.

Tras los hechos, el delegado de ATE realizó la denuncia ante el fiscal penal de Salvador Mazza, Armando Cazón. Durante la mañana de ayer los trabajadores en huelga junto a vecinos de la localidad se movilizaron pidiendo la destitución de Zigarán, “porque la idea no era enviar alguien para echarle nafta al fuego”, dijo Hoyos.

El referente sindical destacó que debido a sus actitudes “patoteras”, Zigarán fue declarado persona no grata por los vecinos y añadió que no levantarán la medida de fuerza “hasta que no se saque esta persona de acá y manden otro interventor con el que se pueda dialogar”.

Ante la masividad de la marcha y su pedido, los concejales convocaron a una sesión especial para el día de hoy, donde tratarán la crisis municipal y los reclamos de los empleados.

Desde Metán a Salta exigiendo trabajo

Otro municipio con problemas de reclamos laborales es Metán, donde alrededor de 100 trabajadores desocupados que desde el martes cortan la ruta nacional 9/34 pidiendo que el gobierno provincial apruebe nuevos proyectos de obra, informaron que se movilizarán caminando hasta la casa de gobierno de Salta para hacer oír su voz en la capital salteña y exigir ser atendidos en persona por los funcionarios.

El conflicto comenzó el lunes al mediodía, cuando representantes de las agrupaciones de trabajadores precarizados que ya llevan más de 10 años cumpliendo tareas de manera temporaria por proyectos específicos decidieron apostarse en el despacho del intendente hasta ser atendidos y recibir una respuesta.

Esa misma tarde, José María Issa, junto al senador departamental Héctor D'Auría, se comprometieron a mantener una reunión en el Grand Bourg junto a tres delegados del los trabajadores. Pero al otro día, los únicos que pudieron ingresar a la reunión con el ministro de Infraestructura, Sergio Camacho, el secretario del Interior, Mario Cuenca, y el coordinador de Enlace y Relaciones Políticas, Pablo Outes, fueron el intendente y el legislador, por lo que los representantes debieron esperar las novedades afuera.

Según comunicaron, volvieron con las manos vacías, “no obtuvieron nada en concreto, todo recién sería para el 2021 y nosotros no sabemos cómo vamos a pasar las fiestas”, declararon los delegados que viajaron hasta la Casa de Gobierno.

Con esas novedades, en una asamblea realizada a la vera de la ruta, entre corte y corte, tomaron la decisión de emular a las comunidades originarias y marchar a pie hasta el despacho mismo de Gustavo Sáenz, a quien le reclamarán trabajo digno para los metanenses.