El VAR fue la vedette futbolística de la semana que pasó y se transformó en un monotema de la prensa deportiva. Los partidos decisivos de la Copa Libertadores siempre alimentan las suspicacias de todos, pero con el Sistema de Asistencia Arbitral por Video (VAR por sus siglas en inglés) las sospechas de enjuagues referiles y favoritismos tuvieron alto voltaje mediático. 

No sorprende la miopía de los especialistas, acostumbrados como están a analizar el remedio, aunque casi nunca la enfermedad. Pierden de vista que el juego es considerado una mercancía por la FIFA, la Conmebol y sus corporaciones asociadas y, además, que este tipo de tecnología sirve para poner el producto a la venta en un paquete mejor. 

Pero la declamada intención de que venía a poner orden en esa zona gris a la que no llegan los ojos de una terna arbitral, hoy esta cuestionada. “Trae más problemas de los que iba a solucionar”, dice una fuente confiable a la que no se le escapa el negocio que hay detrás de lo que en estas mismas páginas llamamos VAR (Video Ausente y Relativo) cuando se disputó la Copa América de Brasil 2019, con la Selección Argentina como damnificada.

La FIFA sigue experimentando con el nuevo juguete audiovisual, como lo anunció en su sitio oficial el 27 de noviembre pasado. Ahora instaló el concepto de VAR “simplificado” cuyo objetivo es “crear sistemas más asequibles y económicos para abaratar y facilitar su utilización en todas las categorías del fútbol”. Algo tan improbable de conseguir como que San Marino se consagre campeón de Europa. La casa matriz del fútbol, por ahora con sede en Suiza, estudia variables más económicas de VAR, incluso consciente de que podría mermar la calidad del sistema.

Hay un grupo de trabajo que analiza factibilidades con el aporte de la UEFA, la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) y la Federación Francesa de Fútbol (FFF) que compartieron “resultados de pruebas ‘sin conexión’ realizadas con una tecnología de VAR más rentable” como señaló la propia FIFA.

Detrás de la organización que lidera Gianni Infantino -el amigo de Mauricio Macri al que nombró presidente de la Fundación FIFA- se disciplina la Conmebol con un sistema descentralizado de VAR en cada uno de los estadios. Aunque en 2019 distintas publicaciones periodísticas reflejaron que el costo por partido ascendía a entre 38 y 40 mil dólares, esas sumas son una exorbitancia. 

Una fuente del mercado que comercializa este servicio comenta que “hoy tiene un precio estimativo de 15 mil dólares por partido en la Copa Libertadores”. La empresa que les vende el sistema a los clubes es Hawk-Eye, una subsidiaria de la japonesa Sony. La española Mediapro-Imagina es su competidora y tiene los derechos de las selecciones nacionales en Sudámerica. Ambas ganaron los contratos de la Confederación que preside el paraguayo Alejandro Domínguez.

En la Argentina todo es más fatto in casa. La AFA decidió hacer una compulsa de precios a la que se presentaron Hawk-Eye y Mediapro-Imagina, pero perdieron con la empresa nacional Reftel SRL asociada a la compañía tecnológica belga Simply Live. La ganadora pertenece a Ramiro González Palazzo, un emprendedor que ya tenía contratos vigentes con la AFA para la provisión de los aerosoles que utilizan los árbitros y los intercomunicadores con que dialogan el juez principal con sus colaboradores. 

El dueño de Reftel es hijo de Mariano González Palazzo, el camarista que falleció en octubre pasado de Covid-19. El magistrado siempre mantuvo una relación muy cercana con el ex presidente Macri. Cuando el líder de la oposición cambiemita gobernaba en Boca, colocó a su juez amigo en el estratégico cargo de vocal titular del Colegio de Arbitros de la AFA.

En los días previos a que la asociación conducida por Tapia se decidiera por el acreedor del contrato de cuatro años -a cambio de algunos millones de pesos mensuales-, en los medios se reflejó una disputa evidente por el negocio que estaba en juego. Se replicaron noticias sobre los sobornos que una filial de Mediapro pagó en el marco del escándalo FIFA, y que a Hawk-Eye nunca le había funcionado el VAR en una final de la Champions Africana -equivalente a la Libertadores- entre los clubes Esperance de Túnez y el Wydad Casablanca de Marruecos en 2019. A Reftel se le cuestionó que tenía nulos antecedentes en la tecnología del VAR, y contratos por insumos de naturaleza diferente.

En un curioso y argumentado artículo que escribieron el entrenador Angel Cappa y su hija María en 2018 se preguntaban: “El VAR es una ayuda, ¿para quién?”. Ambos se respondieron con una reflexión sobre el sistema que tantas polémicas desparrama entre los enfervorizados panelistas de TV. “Cuando el negocio puso sus ojos y sus manos en el fútbol, poco a poco se fue apoderando del juego a través de transmitirle sus valores empresariales”. Para la mirada de los buscadores de oportunidades, “el fútbol siempre será un gran negocio para ser un deporte”.

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