La Cámara de Senadores de la provincia no hizo lugar al pedido de desafuero del senador Armando Traferri solicitado por los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra que quieren imputarlo como organizador de una asociación ilícita destinada a la protección del juego clandestino. Para quitarle la inmunidad parlamentaria consagrada en la Constitución provincial, deberían haber votado a favor al menos 13 senadores. Sólo los cuatro del flamante bloque peronista Lealtad (alineados con el gobernador) apoyaron el desafuero, hubo tres abstenciones (el propio Traferri y los radicales Enrico y Borla) y el resto lo hizo en contra: cuatro radicales, el de Juntos por el Cambio y ocho peronistas.

Con ese resultado, los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra no podrán avanzar en la imputación y eventual detención del senador como se proponían. Sí podrán seguir adelante con la investigación sobre el resto de los acusados y detenidos (es la misma causa donde están presos los ex fiscales Ponce Asahad y Patricio Serjal). 

La sesión de ayer a la mañana tuvo como eje central la defensa que el propio Traferri hizo de sí mismo, que se extendió por más de dos horas. En trazos generales repitió gran parte de los argumentos esbozados en la conferencia de prensa del lunes pasado en la que se presentó con su abogado defensor.

La autodefensa que hizo Traferri tuvo cuatro momentos. La primera en la que habló de su trayectoria y aporte al peronismo, en la que pareció hablarle al PJ santafesino; una segunda, la más extensa, en la que describió una larga serie de hechos y denuncias suyas y de sus allegados desde hace más de un lustro sobre la convivencia policial con el narcotráfico ("se lo llevé al entonces ministro Corti, hoy asesor del ministro de Seguridad y jefe de inteligencia Sain”), con atentados incluidos, como demostración de que durante años fue –él, su familia y compañeros de militancia– víctima de hostigamiento y amedrentamiento de sectores del delito y que ahora eso tendría continuidad desde el Ministerio de Seguridad; una tercera donde buscó rebatir las pruebas en su contra que los fiscales le presentaron a la Cámara alta; y el cierre lo dedicó a hablar de Marcelo Sain, al que calificó como "el peor ministro de Seguridad de la historia", jefe de inteligencia y reiteró que tiene "la certeza" de que es quien motoriza "la operación" en su contra y gran parte de la Cámara de Senadores.

El senador argumentó que si lo llaman a declarar irá, pero que no iba a pisar el palito como quería el ministro Marcelo Sain, al que acusó de pretender sacarlo esposado delante de las cámaras. Insistió en que no estaban dadas las garantías para someterse a la Justicia.

También hizo reproducir el video de la audiencia a la que concurrió el viernes de la semana anterior ante la convocatoria de los fiscales en el Centro de Justicia Penal. 

El senador arrancó diciendo: “No es mi fuerte la oratoria. Sí son muy fuertes mis principios y mis verdades, ojalá los medios reflejen con exactitud lo que voy a exponer a mis pares. Los primeros a los que me debo y a mi familia, por supuesto, que viene pasando horas muy difíciles”.

Entre otros pasajes relevantes facturó al gobierno: “Los senadores justicialistas nos hicimos cargo de todo y nos cargamos la fórmula al hombro. Nos hicimos cargo de la campaña y en mi caso particular, San Lorenzo fue el mejor departamento que ganaron Perotti y Rodenas, gracias al compromiso que tomaron los intendentes y los presidentes comunales, muchísimos dirigentes y este senador. No es que me creo que gané yo… Lo hicimos entre todos”. 

También lanzó un mensaje hacia los fiscales en general: “Somos concientes que hay que mejorar el sistema de justicia, los fiscales se han resistido y no es casualidad que tengamos más de 200 denuncias y están nerviosos porque no quieren que se los controle, cuando eso no sucede en ningún lugar del mundo”, aseguró el legislador, en lo que claramente pareció una contraofensiva y una advertencia a futuro.