Ayer por la tarde, organizaciones feministas, partidos políticos, organizaciones sindicales y gremios docentes se dieron cita en Plaza de Mayo bajo la consigna de #NiUnaMenos para repudiar el femicidio de Micaela García y exigir justicia. Además, el Colectivo Ni Una Menos llevó adelante una asamblea a cielo abierto, donde reprobaron la cultura machista  imperante, reafirmaron su lucha y plantearon nuevas estrategias  para evitar que una mujer por día sea asesinada. Rechazaron la respuesta punitiva del Estado, frente a la crueldad de los femicidios decidieron oponer más feminismo y organización, que se verá reflejada en una nueva movilización el 3 de junio próximo (fecha de la primera marcha de NiUnaMenos, 2015).

A las cinco de la tarde, diversas organizaciones comenzaron a ingresar a la plaza y a mezclarse con los docentes universitarios que estaban de paro y  dando clases abiertas alrededor de la Pirámide de Mayo.

La convocatoria a la marcha lanzada a través de las redes sociales no tenía un centro, no había un escenario ni un documento conjunto a leer, era la demostración de un estado deliberativo que circulaba y donde cada grupo, organización o partido expresó su bronca, dolor y exigencias.

Mientras los partidos políticos ocupaban el centro de la plaza, las organizaciones feministas eligieron las márgenes para hacerse visibles. Delante del Cabildo, MuMaLa (Mujeres de la Matria Latinoamericana), plantó su bandera y Raquel Vivanco, referente del movimiento, sintetizó: “Estamos con una enorme tristeza y bronca porque no sabemos hasta cuándo va a seguir pasando esto, sentimos que tenemos que estar de nuevo en la calle una y otra vez. Aunque instalamos el tema en la agenda pública, los gobiernos siguen sin escuchar el reclamo. No es solo un problema de la justicia, que es un actor más del Estado. En este caso entendemos que fue responsable la actitud del juez Rossi, principalmente porque no incorpora la perspectiva de género en su análisis, pero ningún sector del Estado lo hace porque carecen de esa formación y eso es lo que hay que resolver”, y remarcó que “la principal reacción del gobierno es que hay que destituir a Rossi y a los jueces garantistas y corre el eje, estamos debatiendo el garantismo y no el machismo la sociedad”.

Unos metros más adelante, con su bandera negra y rosa, Defensorías de género, con los tambores detrás coreaba “a Micaela justicia ya/ al femicida y al juez Rossi cárcel ya/si no hay justicia el escrache popular”.

Las pancartas y carteles se multiplicaron con el correr de la tarde: “Todos somos Micaela”; “Nos falta Mica”; “Disculpen las molestias, nos están matando” ;”Yo marcho hoy para que mañana no marchen por mí”.

Dominando el centro de la plaza estaban las banderas de Nuevo Encuentro, Izquierda Socialista, Movimiento Evita, Pan y Rosas, Patria Grande, Nueva Izquierda, y una larga lista de cartulinas de aquellos que, aun en solitario, decidieron hacerse presentes, como el de una mujer que sentada en el pasto tenía escrito “no estoy sola/ miles de mujeres me acompañan/ igual que a Micaela”.

“A Micaela la mató esta justicia/ justicia machista y patriarcal/ por eso cuidate machista femicida/ que las mujeres no te quieren perdonar”, cantaban al ritmo de la percusión otro grupo de mujeres, que instantes después replicaban “por cada mujer golpeada/ por cada chica violada/ no hay olvido ni perdón/ femicidas a prisión”.

Pasadas las seis y media, al costado del Cabildo y de frente a la avenida de Mayo, NiUnaMenos dio inicio una asamblea abierta. Antes, sobre la bandera de la organización que recuerda a víctimas de femicidios que ocurrieron en los últimos 20 años, integrantes del colectivo se recostaron sobra la larga pancarta y acomodaron sus cuerpos a las formas de las siluetas dibujadas, y dieron vida a esos nombres que se fueron haciendo presentes con la evocación coreada de sus nombres. 

Minutos después, Nina Brugo, abogada laboralista especialista en derechos de las mujeres abrió el encuentro en una noche que empezaba a cerrarse: “A Micaela, como a tantas otras Micaelas que hay, la vamos a vengar con la organización de las mujeres”, dijo antes de que el micrófono comenzara a hacer circular las palabras de todas aquellas que estaban ahí, listas para  hacerse escuchar.